31/10/07

Fuerza Mayor

Estimados lectores, la actualización de informaciones en mi blog se ha visto paralizada a causa de un prolongado apagón originado por averías provocadas por la furia de los vientos y lluvias de la tormenta tropical Noel, que hasta este momento, como pueden apreciar en el parte oficial del gobierno dominicano, ha cobrado más de un centenar de vidas. La tromba fue subestimada por una población desinformada, o mal informada y a destiempo por los medios de comunicación locales, que no supieron aquilatar la potencialidad destructiva de un siniestro con lentísima traslación en una geografía con precaria infraestructura de vida. Ahora trabaja duro la defensa civil, heroica, pero todavía con un deficiente nivel de organización contra desatres naturales, mientras se hace patente el desamparo de numerosas familias que en este instante viven agarradas de Dios, de las lanchas y de los helicópteros.
SANTO DOMINGO.- El noveno boletín de la Comisión Nacional de Emergencia, mantiene la alerta roja para 29 provincias del país, aumentó a 56 el número de personas fallecidas; a 27 los desaparecidos y los evacuados ya alcanzan 58 mil 328, de los cuales 17 mil 895 están en refugios oficiales y 40 mil 433 en casas de familiares y amigos. Asimismo, hay 13 mil 921 viviendas afectadas, 621 de ellas destruidas totalmente, 52 comunidades incomunicadas, 21 puentes y carreteras afectados y 682 personas rescatadas.
Unas 17 mil 895 personas evacuadas se encuentran en 89 albergues ubicados en diferentes puntos del país.
El general Manuel Antonio Luna Paulino dijo que ya han desalojando el 85% de las poblaciones que estaban “aguas debajo de las diferentes presas”.

28/10/07

El misterio de la guayabera (final)

Por: Ciro Bianchi Ross
Se dice que fue el presidente Carlos Mendieta (enero 1934-diciembre 1935) quien concedió a la guayabera la condición de prenda nacional. No se conoce, sin embargo, el documento que lo acredita. Nadie declaró baile nacional al danzón, pues el proyecto de ley que así lo proclamaría de manera oficial, me dice el musicógrafo Gaspar Marrero, por una razón o por otra, nunca llegó al Parlamento. Eso no fue obstáculo para que el danzón retuviera un título que ya, con justeza, le habían otorgado los bailadores. Con la guayabera debe haber sucedido lo mismo. A falta de documento público que la respaldara, tal vez fueron los mismos que la vestían los que se empeñaron en reconocer la cubanía de aquella camisa fresca, decorosa, elegante y transparente.

Entra en Palacio
Ya en los años 40 de la pasada centuria la guayabera empieza a generalizarse e imponerse en La Habana. Se usa mucho para asistir a las academias de baile y se complementa con un lazo de mariposa. Cobra fuerza gracias al Partido Auténtico. La política nacionalista de esa organización pone de relieve todo lo genuinamente cubano. Con el doctor Ramón Grau San Martín la guayabera entra en Palacio.

En junio de 1947, el escritor guatemalteco Manuel Galich, entonces magistrado de la Junta Electoral de su país, viene a La Habana con la misión secreta del presidente Juan José Arévalo de entregar un mensaje y una gruesa suma de dinero al movimiento que aquí se preparaba para derrocar al sátrapa dominicano Rafael Leónidas Trujillo mediante la famosa y frustrada expedición de cayo Confites. Como el brazo de Trujillo era largo y muy hábil su aparato de espionaje, Arévalo advierte a Galich que extreme las precauciones y no haga pública su presencia en la capital cubana hasta no haber cumplido su tarea. Se instalaría en un hotel discreto, no abordaría vehículo alguno, evitaría conversar con desconocidos y, memorizando el mapa de la ciudad, llegaría a pie a la casa de Malecón cerca de Prado, donde vivía el parlamentario Enrique Cotubanana Henríquez, dominicano de nacimiento y uno de los jefes del movimiento antitrujillista. «Para que mi ropa no me singularizara entre los peatones comunes y corrientes —escribe Galich—, incluso fui provisto de una guayabera».

El senador Eduardo Chibás la usó muchísimo. Cuando en la sala de armas del Capitolio se bate a sable, el 13 de junio de 1947, con el también senador y ministro Carlos Prío, Chibás se presenta al lance con guayabera y pantalones blancos, mientras que su rival lo hace con pantalón gris y chaqueta azul. Chibás viste también de guayabera el 4 de junio de 1949 cuando, indultado, sale a las doce de la noche del Castillo del Príncipe, donde guardó prisión por denunciar el alza de las tarifas eléctricas. Por cierto, mientras se prepara en su celda para la salida, pide a su secretaria, Conchita Fernández, que vaya a su casa y le traiga un par de calcetines que le combinen con la corbata de lazo que piensa ponerse. Una multitud fervorosa y entusiasta de militantes ortodoxos aguardaba por Chibás en la esquina de Carlos III y Zapata y fue tan efusiva la acogida que le dispensó que aquella guayabera quedó hecha jirones.

También usó guayabera el joven abogado Fidel Castro. En la galería de las figuras más destacadas del año 53 que publicó la revista Bohemia a comienzos del año siguiente, el caricaturista Juan David presenta a Fidel en guayabera. Volvería a usarla el Comandante en Jefe en ocasión de la Cumbre Iberoamericana de Cartagena de Indias, Colombia. Fue una sorpresa para los que seguían a través de la TV la apertura de aquella cita. Pero no lo fue menos para los que acompañaban a la delegación de alto nivel. El fotógrafo Liborio Noval contó a este escribidor que cuando por los altavoces anunciaron la llegada del Presidente cubano, buscó con el teleobjetivo su figura enfundada en el mítico uniforme verde olivo de siempre y vio en la distancia un punto blanco en quien identificó a Fidel. Después de tantos años de uniforme, el Comandante escogía la cubanísima guayabera para su primera aparición pública en traje de paisano.

Uso y abuso
Si Grau hace de la guayabera una especie de traje de corte, Prío, su sucesor y discípulo, no siente por esta el mismo aprecio. Le parece poco apropiada para ciertos actos protocolares, la saca del tercer piso de Palacio, donde radicaban las habitaciones privadas del presidente, y la destierra de los eventos oficiales. Pero ya la guayabera se había apoderado de las vitrinas de las mejores tiendas y conquistaba espacio en los anuncios comerciales. A esas alturas, la capital era un inmenso almacén de guayaberas que amenazaba desplazar a cualquier otro estilo de traje varonil, algo que no tenía antecedentes históricos ni tradición, y tan serio y grave que alteraba hasta nuestros modos de vivir, decía en 1948 Isabel Fernández de Amado Blanco.

Eso motivó que las señoras del Lyceum Lawn Tennis Club, del Vedado, convocaran a un ciclo de conferencias sobre el uso y abuso de la guayabera, tema que en cuatro jueves sucesivos abordaron Rafael Suárez Solís, Herminia del Portal, Francisco Ichaso y la misma Isabel de Amado Blanco. Todos le hicieron reparos a la guayabera, pero ninguno se le opuso de frente. Para don Rafael, era correcto que el ministro de Obras Públicas inspeccionase en guayabera los proyectos que ejecutaba su departamento, pero le causaba horror ver a un enguayaberado ministro de Educación someter a los estudiantes al sol de junio y al fango de una oratoria sudada como la camiseta de un estibador. Para ese infatigable periodista, la guayabera tenía sus momentos y sus horas. A su juicio podía usarse sin reserva como uniforme de trabajo y siempre hasta las seis de la tarde, hora en que podía disponerse su envío al «tren» de lavado.

Para Ichaso, la guayabera no pasaba de un traje regional, que tenía por tanto carácter de disfraz fuera del ámbito en que se creó. Precisaba: «Cuando la persona quiere estar vestida, en el sentido pleno de esta palabra, acude al ropero universal, no a la guardarropía local. El hombre de la ciudad, cuando se viste a la moda de su región, sabe que se aparta de los usos urbanos y que ese apartamiento solo puede ser transitorio. Si se convierte en definitivo, es que el hombre ha desertado de la ciudad». Añadía que entre la guayabera y el traje media la misma distancia que entre la sabrosura y la civilización, y concluía que en ocasiones no queda otro remedio que sudar el privilegio de no ser salvajes.

El clima, aseveraron los disertantes del Lyceum, no justificaba el abuso que se hacía de la guayabera. Ni tampoco su precio, porque era una prenda cara. Tenía que ser de hilo del mejor y su confección exigía de costureras experimentadas. Durante años se confeccionaron a la medida, y la necesidad de confiar su cuidado a buenas planchadoras encarecía su costo. A fines de los años 40, y después, una buena guayabera valía tanto como un traje barato. En 1953, en la sastrería El Gallo, de La Habana, el precio de una guayabera de bramante de hilo puro era de doce pesos, en tanto que un traje cruzado o natural de celanese, en blanco o en colores, con dos pantalones, importaba 38; un traje de frescolana 35, también con dos pantalones, y casi diez pesos un pantalón de ese tejido. Seis años antes, esto es, en 1947, en la tienda El Arte, de Reina 61, en la capital, se podía comprar por 35 pesos un traje de dril 100, y por 30 uno de crash de lino.

Hoy, esas cifras parecerán ridículas. No se olvide, sin embargo, que hasta 1952 el salario mínimo en Cuba era de 46 pesos mensuales. Y que todavía a fines de esa década el salario de una maestra normalista en una escuela privada, por solo poner un ejemplo, no pasaba de 40.

Se abarata
Parecía que la guayabera había ganado ya terreno suficiente cuando, en 1955, una disposición de la Sala de Gobierno del Tribunal Supremo la sacó de los juzgados. Magistrados, jueces, fiscales ni abogados defensores podían concurrir a sus tareas si no lo hacían con cuello y corbata.

Es por esa época —fines de los 50— que la guayabera se abarata. No es ya solo de hilo; podía ser de algodón. Su hechura se simplifica. Deja de ser blanca, la manga no siempre es larga y los habituales botones de nácar pasan a ser corrientes.

Triunfa la Revolución y la guayabera se repliega hasta desaparecer. Para algunos era símbolo de una época superada de politiqueros y manengues. El país sufre agresiones económicas, sabotajes, invasiones y actos terroristas y padece carencias de todo tipo. Hay movilizaciones constantes. Lo mismo se convoca a un trabajo productivo que a un entrenamiento militar. El uniforme de las Milicias Nacionales parece resultar válido no solo para cumplir con las exigencias de ese cuerpo popular armado, sino para todas las tareas cotidianas, e incluso para asistir a ceremonias tan solemnes como una boda o un velorio. Algunos utilizaban para el paseo y la diversión la ropa de trabajo, por basta que fuera, hasta que en tiendas de la cadena Amistad aparecieron las muy demandadas entonces camisas Yumurí.

Es por esa época —finales de los 70— que la guayabera reaparece tímidamente. De manga larga. Con pliegues y alforzas, pero no ya de hilo, sino de poliéster, y no siempre blanca. Era un lujo llegar a poseer una de estas. No demoró en volver a abaratarse. Cuando se inauguró el Palacio de Convenciones de La Habana, en 1979, en ocasión de la Sexta Cumbre de los Países No Alineados, los que asistieron a ese evento y a los que le seguirían, encontraron que porteros, gastronómicos y oficiales de sala —hombres y mujeres— de la instalación, lucían las mismas guayaberas que delegados e invitados. Y a partir de ahí fue, y sigue siéndolo en algunos establecimientos, prenda de uso corriente en la gastronomía de la Isla. Los jóvenes, por su parte, la rechazan por verla como símbolo del burócrata en funciones oficiales.

Diseñadores cubanos de prestigio cambiaron su estructura, materiales y colores y tienen en sus colecciones variantes de la prenda, tanto para hombres como para mujeres. Muy famosas son las camisolas habaneras de Mercy Nodarse, merecedoras de un importante galardón internacional, y las de Nancy Pelegrín, así como las de Emiliano Nelson, que les incorporó el deshilachado. Hoy una buena guayabera en el exterior puede llegar a los 700 dólares. Como afirma el narrador Lisandro Otero, sigue siendo una camisa que dignifica la informalidad y simplifica las galas. Símbolo de la despreocupación vestimentaria. Del espíritu festivo. De la sencillez y el relajamiento reposado.

Razones sobradas
Expresión y símbolo de cubanía, y espirituana por más señas, es la guayabera. Razones sobradas tiene Sancti Spíritus entonces para tomarla como centro de un proyecto de reanimación cultural que varios intelectuales, encabezados por el periodista y conductor de la radio Carlos Figueroa y la promotora Helena Farfán, presentaron a la Dirección Provincial de Cultura, que lo aprobó y calorizó en conjunto con otras entidades de la vida cultural y social de la provincia y el gobierno local. En su primera convocatoria, Los días de la guayabera fueron un éxito. Reafirmó la existencia de un público receptivo y entusiasta que llenó todos los espacios y que empieza a asumir esa prenda típica también como un nexo de su ciudad con el resto de Cuba, el Caribe y el mundo.

El chiste de los domingos

Un día Fidel manda a fabricar una careta de goma, se disfraza de civil y va para una parada de guaguas. Se le aproxima a uno y, para tantear la opinión, le dice: “Este problema del transporte ya no se soporta más, ¿verdad? El hombre a quien le preguntó le respondió: “Bueno, usted no tiene idea del esfuerzo que hay que hacer para garantizar el transporte, a causa del bloqueo, etc.” Y Fidel insiste: “Sí, pero el asunto de la comida está duro también, ¿verdad? Y el tipo le responde: “Pero por lo menos se le garantiza un mínimo a todos por igual, que es una política justa de distribución…”. Y Fidel le pregunta: ¿Usted es funcionario, o dirigente del partido, o del Poder Popular?
- No –responde el tipo.
- ¿En dónde trabaja entonces? – le pregunta Fidel.
- En la fábrica de caretas…

26/10/07

El misterio de la guayabera



Por: Ciro Bianchi Ross
Esta semana me fui a Sancti Spíritus. A trabajar, que es para lo único que me invitan. Sucede que la Dirección Provincial de Cultura de ese territorio comenzó a organizar a partir de este mes Los días de la guayabera, proyecto de reanimación cultural que pretende revitalizar esa prenda típica como nexo indiscutible de la ciudad con el resto de Cuba y el Caribe. Quieren sus organizadores que esas jornadas desemboquen en la Fiesta de la Guayabera, celebración que identificará a la provincia, potenciará nuevas formas de expresión para sus artistas, escritores y procurará la sistematicidad de su vida cultural al proponer acciones también en áreas y grupos desfavorecidos socialmente. Excelente idea que debe contar con el concurso de instituciones y personalidades, tanto locales como de la nación.
La leyenda

¿Y por qué ese interés de los espirituanos en la guayabera? ¿Nació la guayabera en Sancti Spíritus? En verdad, no hay documentación que avale su nacimiento en tierras del Yayabo. Pero justo es decir enseguida que no existe tampoco documentación en sentido contrario y que ninguna otra región cubana ha discutido a Sancti Spíritus la paternidad de la prenda. La primitiva guayabera se extendió por las provincias vecinas, y fue trochana en Ciego de Ávila y camagüeyana en Camagüey, sin perder el cuño que le imprimieron los espirituanos.

Se dice que en 1709 arribó a la villa del Yayabo un matrimonio conformado por los andaluces José Pérez Rodríguez y Encarnación Núñez García. José era alfarero y a los tres meses de su llegada había construido ya una nave de madera para su taller. Se dice asimismo que un buen día el matrimonio recibió una pieza de tela de lino o hilo que mandaron a buscar o les remitieron sus familiares desde España, y que José pidió a Encarnación que con esta le confeccionase camisas sueltas, de mangas largas, para usar por fuera del pantalón y con bolsillos grandes a fin de llevar en ellos la fuma y otros efectos personales. La mujer acometió el encargo y a los pocos meses aquellas camisas se popularizaron en la comarca.

Este suceso tiene varios detractores. Aseguran que en dicha fecha las disposiciones de la Real Compañía de Comercio que regían entre la metrópoli y la colonia, prohibían tales envíos y que, por otra parte, tampoco había comunicación entre España y Sancti Spíritus. Esa prohibición resulta a la larga poco significativa, a mi juicio, pues los andaluces pudieron haber obtenido su paquete de tela por la vía del contrabando o comercio de rescate, tan en boga entonces.

Es inconcebible que un hecho meramente doméstico como la confección de una o varias camisas quedara registrado en la historia, y con tanto lujo de detalles: fecha, nombre de los protagonistas, diseño de la ropa... como para que los historiadores del futuro pudieran proclamar, sin sombra de duda, que ahí nació la guayabera. La historia de José y Encarnación es tan perfecta que no deja más alternativa que la de dudar de su veracidad. Pero marca el inicio de la leyenda de la guayabera o fija la entrada de la guayabera en la leyenda.

Nuestros guajiros del siglo XIX no la usaron. La literatura de la época los describe cubiertos con camisas azules o «de listado», que usaban generalmente por fuera del pantalón. Constantes de su ajuar cotidiano eran el sombrero de yarey, el machete al cinto, los zapatos de vaqueta y un pañuelito atado al cuello para enjugar el sudor, mientras que reservaban el mejor atuendo para las salidas al pueblo y a la valla de gallos. Esteban Pichardo no recoge la palabra guayabera en su Diccionario provincial casi razonado de voces cubanas, que alcanzó, en vida del autor, su cuarta edición en 1875, y hasta donde sé tampoco lo hace Manuel Martínez Moles en su vocabulario del espirituano. Aparecerá, sí, en Leonela, novela de Nicolás Heredia publicada en 1893, pero que cuenta una historia anterior al estallido, en 1868, de la Guerra de los Diez Años. En esta, don Cosme, un hacendado ganadero y maderero, llega a su casa de la ciudad procedente de la finca, donde pasa la mayor parte del tiempo, y se quita la guayabera, dice el narrador, como si se quitara el pellejo, para someterse por unos días a la vida ciudadana. Desconozco si hay en la literatura menciones a la guayabera anteriores a esta de Heredia, pero es la más antigua que logré localizar, y que nos dice que no era en ese tiempo camisa de ciudad, pero tampoco de campesino pobre.

A la guerra

Para este, lo usual en ese entonces era la chamarreta, que era asimismo una prenda con faldillas y mangas estrechas. Y es la chamarreta y no la guayabera la que se fue a la manigua. En la Guerra Grande, el Ejército Libertador careció de uniforme. El mambí se vestía como podía, con las ropas de la ciudad o del campo a su alcance. A Honorato del Castillo lo representan en combate con la camisa hecha jirones, y se habla de Serafín Sánchez y Carlos Roloff con la camisa dentro del pantalón. Ya en el 95, Martí alude a la chamarreta en su Diario. Charito Bolaños cosió para los libertadores durante toda la Guerra de Independencia. Los generales Alberto Nodarse, Mayía Rodríguez y García Menocal se vestían con lo que salía de sus manos. Jamás remitió una guayabera a la manigua, solo chamarretas. María Elena Molinet, hija de un general de la Independencia , investigó este asunto desde dentro, pues fue la directora de vestuario de películas como Baraguá y La primera carga al machete, y acopió más de 120 fotos de mambises en la manigua. Ninguno viste de guayabera. Manuel Serafín Pichardo escribió a comienzos de la República el soneto Soy cubano, que gozó de una popularidad enorme y que todavía en los años 50 se incluía en los libros de Lectura de nuestra enseñanza primaria. Dice en su estrofa inicial: Visto calzón de dril y chamarreta / que con el cinto del machete entallo. / En la guerra volaba mi caballo / al sentir mi zapato de vaqueta.

A partir de la camisa

Desciende de la camisa, la prenda de vestir más antigua que se conoce. Un tubo más o menos ancho con cuatro aberturas: una, para la cabeza; otra, para la parte baja del torso, y dos para los brazos. La camisa evolucionó desde la Edad Media. Se confeccionó de algodón, de hilo y de seda. Fue más ancha o más estrecha. Con adornos. Sin adornos. Una prenda interior. Unisex. Con los años perdió los puños y el escote y se hizo prenda exterior, protegida o no por levitas, sacos y chaquetas. En Cuba, los más humildes usaron la camisa hecha de algodón basto.

«¿Cuándo esa camisa se transformó en guayabera? ¿Cuándo y quién empezó a coser pliegues en las camisas hasta convertirlos en alforzas, reforzó el borde y las aberturas inferiores, hizo los primeros picos al canesú del frente y al de la espalda? El nacimiento de la guayabera no es obra de una sola persona y todavía falta por determinar a partir de qué momento se convirtió en prenda elegante, fresca, blanca, muy bien almidonada y planchada, que se podía llevar sin corbata», escribía, en la revista Sol y Son, María Elena Molinet.

Resulta muy difícil enmarcar el surgimiento y evolución de la ropa popular tradicional. Tanto, que en 1948, Herminia del Portal de Novás Calvo, al consumir su turno en un ciclo de conferencias sobre el uso y el abuso de la guayabera, convocado por la sociedad Lyceum, del Vedado, aseguró que buena parte de la historia de esa prenda había transcurrido ante sus ojos y los de los otros disertantes y que ninguno tenía memoria ni podía dar fe de ella.

El testimonio gráfico más remoto que de la guayabera llega a nosotros data de 1906. Pero la palabra guayabera, como cubanismo, no se legitima hasta 1921, cuando Constantino Suárez la incluye en su Vocabulario cubano. El autor, a quien apodaban El Españolito, la describe como una «especie de camisa de hombre, con bolsillos en la pechera y en los costados, muy adornada con pliegues y lorzas de la misma tela, que se usa sin chaqueta y con las faldas por fuera, por encima del pantalón, al exterior». Añade Constantino Suárez: «Es una prenda de vestir, muy generalizada y típica, del campesino cubano».

Prenda nacional

Ya para esa fecha la guayabera no era la misma que lucía don Cosme en Leonela. De la chamarreta y la camisa campesina surge, en la década del 1920, la guayabera clásica, que terminaría imponiéndose, después de 1940, como prenda nacional. Habrá que precisar cuánto debe esa guayabera a sastres, camiseros y costureras de Sancti Spíritus y Zaza del Medio.

La guayabera, en su nueva versión, ganó pronto las ciudades del interior, pero no le fue fácil conquistar La Habana. Referencias a ella en la capital aparecen a cuentagotas, y no siempre son de fácil comprobación. Se dice que fue el mayor general José Miguel Gómez, espirituano por añadidura, quien la trajo. Otros aseguran que, más que traerla, lo que hizo fue enseñar a otros políticos a usarla, en sus giras por el interior. El presidente Zayas, cuando los Veteranos y Patriotas se alzaron en Cienfuegos, en 1924, se despojó del saco y la corbata, se cubrió con una fresca guayabera y salió a discutir con los amotinados. Le bastó una libreta de cheques para convencerlos de que depusieran su beligerancia. En 1926, Jorge Mañach publica sus Estampas de San Cristóbal; en una de sus páginas tres campesinos se estiran las mangas de sus estrujadas guayaberas antes de fotografiarse.

Machado, en guayabera y con un fusil en la mano, se aprestó a la defensa del Palacio Presidencial cuando supo de la insubordinación del batallón número 1 de Artillería, el 11 de agosto de 1933. En esa época, se dice, la guayabera fue el uniforme de la Policía Judicial y de la Porra. No hemos podido comprobar esa afirmación. De todas formas, su uso era tan limitado que puede casi calificarse de nulo. No se ve a nadie vistiéndola en el cine ni en las fotos de prensa de la época y Abela no vistió al Bobo de guayabera, sino de traje.

Escribe el poeta Nicolás Guillén: «Después de la caída de Machado las costumbres cubanas experimentaron cierta modificación, al menos en sus signos exteriores. A los generales de la Guerra de Independencia, muchos con barbas, todos con bigotes, sucedió una generación lampiña y expeditiva que se corrompió rápidamente [...] y que hizo tabla rasa de muchos hábitos populares heredados del siglo XIX. Los sargentos ascendieron a coroneles, los soldados se paseaban por las calles vestidos de oficiales, el pueblo colgó el saco, tiró el sombrero, desanudó la corbata, se alivió, en fin, de aquella vestimenta traída de un clima que no es nuestro, y la cual era considerada hasta entonces sine qua non».

Todavía en 1941 se exigía el saco o la chaqueta para acceder a la platea de un cine de barrio; no así a la llamada tertulia. Una noche de ese año un juez de apellido Alfonso, que era amigo o conocido de mi padre y a quien yo también conocí de niño, sacó su entrada para la platea del cine San Francisco, en Lawton. El portero le impidió la entrada porque el juez vestía una elegante guayabera de manga larga. Alfonso reclamó su derecho porque esa camisa, enfatizó, era la prenda nacional. De momento, perdió la batalla, pero ganó la guerra y a partir de ahí pudo entrarse a los cines también en guayabera. Con eso de prenda nacional tocamos un extremo que nadie ha esclarecido con la fundamentación necesaria. ¿En qué momento recibe la guayabera dicho título? ¿Quién se lo otorga? Eso lo sabremos en la próxima entrega.

24/10/07

Pronóstico imposible

Fernando García, corresponsal de LaVanguardia.es en La Habana, publicó hace unos instantes el siguiente artículo, con el cual ese órgano de prensa inicia una serie sobre este tema de las probables transformaciones en Cuba. Como de costumbre, siempre al día con notas frescas.

El texto que sigue abre una serie de artículos con el propósito de informar con detalle de lo que se va cociendo en la realidad y la política cubanas en momentos tan cruciales para el país. El término "transición" no se refiere a una hipotética renuncia al sistema actual por parte del gobierno, hipótesis de la que aquí apenas se habla por ahora, sino al proceso de cambios sin retorno o de difícil vuelta atrás que la isla afronta y en parte ha emprendido ya. De eso sí que habla todo el país.

La situación en Cuba está pidiendo una revolución de la revolución; en esto parece haber amplio consenso en la mayor de las Antillas. El sistema presenta averías, fugas y atascos que necesitan urgente reparación. El relevo en el timón, ahora provisional, tiene que definirse pronto. Pero ¿cuál es el es rumbo de las reformas? Nadie lo sabe aún.
Los factores son tan complejos que ni siquiera los que proyectan los cambios pueden poner la mano en el fuego del futuro cubano, aunque las reformas que barajan respetan en todo caso lo esencial del sistema. Los modelos de China y Vietnam son espejos que siempre salen a relucir cuando se habla de Cuba. Pero en este país cualquier pronóstico y toda extrapolación de experiencias ajenas es pura astrología política: la realidad cubana es demasiado singular. Aquí nos conformaremos con los hechos, las informaciones que vayamos recibiendo y las impresiones que nos formemos con lo uno y lo otro.
El 26 de julio de 2006, día en que Fidel Castro cayó enfermo, un proceso de cambio irreversible se abrió en Cuba. Ahora lo sabemos. Para empezar, es improbable que el comandante en jefe retome el mando directo del país. Si por milagro volviera a enfundarse el uniforme verde oliva, solamente lo haría para tratar de orquestar su propia sucesión. Esta circunstancia representa por si sola el fin de un ciclo. Aunque la cesión de poderes a Raúl sigue rigiéndose por la proclama de sustitución "provisional" que Fidel firmó el 31 de julio de 2006, a estas alturas es ya muy claro que Raúl Castro ha consolidado su función como máximo responsable en el día a día el gobierno; que es él quien marca las directrices de la política interna y de las imprescindibles reformas económicas; el que firma acuerdos con Chávez o cualquier otro líder. Fidel sigue en la estratosfera de los graves asuntos mundiales, por mucho que el equipo de gobierno le consulte y respete sus indicaciones sobre temas domésticos. Por otra parte, los dos hermanos están ya mayores (81 y 76 años) y ambos se han comprometido a pasar pronto el relevo a una nueva generación. Atención sobre todo a Carlos Lage, vicepresidente y máximo responsable económico. Pero vamos por orden.
Raúl acaba de abrir un debate nacional en torno a su discurso del pasado 26 de julio que ha levantado ciertas expectativas. Su invitación a expresar "con sinceridad y valentía" todo tipo de problemas, y no sólo los sujetos a los "cambios estructurales y de conceptos" que él anunció el 26-J, se lleva al pie de la letra en muchos centros de trabajo, barrios, células del PC y organizaciones afines y núcleos intelectuales.
Hay tela para cortar. La pesadilla del transporte, los bajísimos salarios, los problemas de calidad de productos y servicios, el deterioro de la sanidad tras la partida en misión internacional de un tercio de los médicos cubanos, las carencias en el abastecimiento de alimentos, el problemón de la doble moneda y la carestía de cada vez más artículos básicos, la discriminación de los nacionales a la hora de alojarse en un hotel o dar de alta un móvil, la restrictiva política migratoria, el mal estado de las infraestructuras, las deficiencias en la vivienda… Material no falta en las discusiones públicas. Y los jefes del partido y del gobierno no pueden hacerse los suecos sobre sus responsabilidades. Como lo decía un ama de casa de mi barrio, "¡Mira, chico, tú ya no puedes culpar de todo al bloqueo!".
En los debates más populares, la gente "entra en candela" y son muchos los que se desfogan sin cortapisas: no hemos podido verlo porque las autoridades no nos han dejado bajo el argumento de que se trata de un proceso interno, pero vecinos y trabajadores de distintos barrios y centros laborales nos lo han contado. Con todo, no son pocos los que se muestran escépticos, sobre todo fuera de La Habana. "Aquí no es como en la capital. Muchos se callan", me comentó un joven de Candelaria, en la provincia de Pinar del Río.
Las discusiones entre los intelectuales de los "centros de estudios" o instituciones científicas apuntan a temas de fondo: ¿No habría que replantearse las formas de propiedad socialista, teniendo en cuenta que todo es aquí "estatal" cuando podría ser "social" pero privado? ¿A qué espera el Gobierno para descentralizar las decisiones y simplificar los procedimientos de gestión? ¿No es hora ya de contar más con el capital y las inversiones extranjeras¿ ¿Es justo y acertado seguir limitando el ejercicio de algunos oficios o la creación de pequeños negocios "cuentapropistas" o autónomos?
Raúl Castro ha emprendido ya algunas medidas interesantes y abierto el camino para ciertos cambios económicos y sociales. Desde un discurso pragmático y para algunos esperanzador, el hermano menor de Fidel ha suavizado las restricciones para traer a Cuba unos cuantos artículos, como ordenadores, DVD o recambios de automóvil; ha facilitado los viajes de los familiares directos de extranjeros; ha ordenado el pago de deudas a los agricultores y dispuesto cambios para mejorar la distribución de alimentos. La ministra de Inversiones Extranjeras, Marta Lomas, ha confirmado la disposición del ejecutivo a reabrir las puertas a proyectos y capital extranjeros. Distintas fuentes aseguran que el Gobierno prepara una reestructuración total en la política agraria y ganadera que se espera para después de las elecciones a la Asamblea Nacional, el parlamento cubano, allá por febrero o marzo del año que viene.
El proceso electoral ya se abrió con las municipales del 21 de octubre, pero serán los parlamentarios electos en 2008 los que determinen la composición del consejo de Estado y el consejo de ministros, hasta ahora presididos por Fidel Castro. Así, las próximas elecciones abren la vía a una amplia remodelación en el gobierno. Habrá que ver qué papel y cargo se reserva para Fidel y Raúl; a qué puesto preeminente asciende ese hombre fuerte del ejecutivo que es Carlos Lage; en qué lugar queda el ministro de Exteriores, Felipe Pérez Roque, al que suele situarse en la línea más estrictamente fidelista y cuyo papel en el gobierno y el partido es también muy relevante. Pérez Roque está mostrándose como un canciller duro de roer, en la más pura tradición de la rocosa diplomacia de la Cuba revolucionaria.
Algunos factores externos tendrán enorme importancia en la transición cubana, empezando, claro, por la actitud de Washington. Las presidenciales de EE.UU. serán decisivas. Los cambios políticos hacia Cuba son en principio más probables si gana un o una demócrata… Aunque parece difícil que no haya alguna mínima variación venga quien venga a sustituir a Bush, cuyo trato a Cuba merece fuerte críticas desde todos los bandos incluido el suyo. Cualquier medida de alivio del embargo, de las restricciones en los viajes o de los límites al envío de remesas familiares puede ser más importante que ninguna voluntariosa decisión política en La Habana. Es cuestión de números: en turismo, en comercio o en transacciones financieras. El levantamiento de cualquiera de esas compuertas hará salir a chorro millones de dólares en dirección a la isla.
Y están el exilio, la oposición y los emigrados. Entre 1,5 y dos millones de cubanos viven fuera. De ellos, alrededor de 1,3 millones residen en Estados Unidos. La colonia de Miami es cada día más heterogénea social, económica e ideológicamente. Sólo una exigua minoría defiende el embargo contra la isla en su integridad, según recientes encuestas, aunque se trata de una minoría influyente y adinerada. Pero las generaciones van pasando y lógicamente las posturas revanchistas van quedando atrás. Ahora se habla menos de recuperar tierras o casas y más de reconciliación.
La disidencia de uno y otro lado sigue muy atomizada pese a determinados ensayos de reagrupación y unidad. Habrá que prestar atención a unos cuantos grupos y dirigentes de la oposición. Pero también conviene leer y escuchar a algunos de los periodistas, escritores y analistas que, cada vez en mayor cantidad, ofrecen información y crítica a través de la blogosfera de Internet. Un mundo en el que todo cabe y hay de todo. Entre unos y otros inconformes destacan por su valía y escasez los que tratan de superar sectarismos y prejuicios: los dos grandes pecados que contaminan discursos y opiniones sobre Cuba. El procastrismo y el anticastrismo a muerte empiezan a quedar desfasados.

22/10/07

El debate se refleja en las artes plásticas


CUC mi Habana.
Bajo ese sugestivo título expone Roberto Crispín Sarrá una muestra pictórica naif, casi fotográfica, de las huellas de la doble moneda y su CUC* en la sociedad habanera de hoy. Eso lo informa Pedro Campos en un artículo publicado en kaosenlared. Fresca, como de costumbre.
Una visión desde la crítica política.
Mujeres y hombres, viejos, jóvenes y niños, bien y mal vestidos, negros, blancos, y mestizos, cubanos y extranjeros, de todo eso vi entrar y salir en el mezanine de la galería Diago en la Plaza Vieja de La Habana, donde son expuestos, desde el 14 de Septiembre y hasta fines de Octubre, unos cincuenta y tantos cuadros y objetos disímiles decorados, del pintor naif cubano Roberto Crispín Sarrá,bajo el sugestivo título “CUC mi Habana”.
No queda defraudado el visitante. Utilizando mezclas de distintas técnicas, incluida la fotografía, el artista derrama abundantes lecturas sobre las muchas huellas, implicaciones y relaciones de la dolarización y la subsiguiente doble moneda y su CUC* para con la ciudad de La Habana y sus pobladores.
A la entrada, dos ejemplares de bidet y un viejo extintor de incendios ilustrados anuncian lo que unos interpretan como la necesidad de extinguir ya algo que no sirve más que como muestra de la vieja sociedad. En Cuba, en casi todos los hogares que los tenían, los muebles sanitarios que se utilizaban en la primera mitad del siglo pasado para la higiene íntima con agua a presión, fueron desmontados y muchos son usados ahora como objetos decorativos y canteros para plantas ornamentales.
En la exposición, que contiene algunas pinturas de otros temas y seriesque habitualmentetrabaja el autor, como la medicina y la obra martiana y algunas muestras de sus aprendices, destacan seis cuadros: “Parte de la Historia de Cuba”, “Mi niño sin zapatos”, “Nostalgia”, “Si yo pudiera”, “Crispín contra el Dragón”, y “Agonía”.
Como narrando la realidad, el maestro nos recorre por la controvertida Habana dividida y desgarrada por la doble moneda: los bellos y restaurados edificios del Casco Histórico al lado de otros de vivienda, apuntalados y con fachadas y techos semidestruidos; las tiendas en CUC, abundantes en productos inaccesibles para los carentes de tal moneda, la mayoría del pueblo y toda la pobresía; los niños necesitados de juguetes y zapatos inalcanzables y el padre que sufre, vacíos los bolsillos por su incapacidad para afrontar las necesidades de los hijos y del hogar; la prostitución diversa ligada al desbalance económico y social provocado por la existencia de dos dineros de valores distintos y dispar acceso; expresiones a favor y en contra de la Revolución; el sustrato enigmático de los “balseros” que buscan alcanzar un mundo de ilusionescorriendo el riesgo de enfrentar las mandíbulas de los escualos; las familias divididas y anhelantes de reencuentro, la vida igualmente infeliz de los de allá y de los de acá, separados por el mar, unos con dólares y otros con palmeras; y la religiosidad aumentada en el pueblo cubano en busca de la fe perdida y bien aprovechada por los mercaderes de sentimientos.
Las pinceladas muestran también la desabastecida, pero mantenida y subsidiada libreta de abastecimientos, la comercialización callada pero ofensiva de valores y símbolos patrios; los problemas en el transporte popular; el televisor que hay que arreglar para optar por otro; el mercado negro, el gris y el sucio; las antenas anatemas de portocarreros techos; el demandado bombo; la permanente arenga revolucionaria que intenta teñir la realidad con palabras, las bondades agrícolas de latierra cubana olvidadas por un sistema burocrático que niega ala propia Revolución y a su campesina historia; y siempre y en todas partes nuestro Martí recurrente en la obra de Crispín, todo, con el esplendor y colorido del trópico salpicado de la inevitable y por suerte relajante picaresca criolla.
Otras muchas más incidencias, en las que cadavisitante se identificará, podrán ser observadas en ésta que pudiera ser –también- llamada “La guerra del dinero contra el pueblo cubano”.
El dinero…ese dinero, ese tan maldito “bien” para esta sociedad y tan bendito mal para la otra.
La extensa obra de este talentoso artista, de profundas raíces populares, expuesta en muchos países de Europa y América, nunca ha tenido la suerte de ser acompañapor su autor que, en su estrecha morada -no propia- brinda talleres comunales sistemáticos y gratis a niños de su barrio. Su arte revolucionario y comprometido con los intereses del pueblo, que no se queda en lo descriptivo, lo lleva a identificar las “causas de las cosas” y a buscarle soluciones, aunque sean complicadas -¿alguna no lo es?- y por ello corra riesgosde ser malinterpretado por los inquisidores que aparecen y desaparecen entodos los quinquenios.
“Crispin contra el Dragón”, nos muestra lo que parece ser el pueblo cubano con sus organizaciones revolucionarias en la figura de un guajiro montado a caballo blanco como Martí, machete mambí al aire, enfrentadocontra un gigante dragón detres cabezas, botas y una hoz al cinto: el marasmo burocrático doble monetarista que en nombre del socialismo acrecienta las diferencias de clases y amenaza con devorar nuestra Revolución y nuestra propia nación.
Al final, en “Agonía”, un cuajo triste pero a la vez hermoso y futurista: el guajiro cubano, algo cansado, rodeado de flores y el verde de nuestros campos, cercado por los bloqueos se apresta a reanimar, exhausta pero viva, alave que por sus colores simboliza la cubanía y que ha logrado rescatar de las fauces del dragón.
Sin dudas, Crispín hace honor al papel revolucionario del artista crítico de su tiempo, mostrando su “partie bonteuse”, como citaba Marx en francés, su parte vergonzosa. Con su obra está ayudado al pueblo habanero a reconocer su realidad, para que “se asuste de sí mismo y se arme del coraje” que se necesita para salvar al tocororo.
Gracias Crispín por haber concentrado en tan poco espacio tanto moderno realismo socialista del Siglo XXI…perdón por las malas palabras.
La Habana, Octubre de 2007 * CUC. Cubano Convertible. Nombre de la “divisa” cubana que circula paralelamentea la Moneda Nacional, con el equivalente de 1X25. 1 CUC=1.2 dólar.

21/10/07

El chiste de los domingos

1- Un gallego a otro:
- Al fin conseguí empleo en Santiago.
- De qué?
- De Compostela

2- Anuncio gallego:
"Pinto casas a domicilio"

19/10/07

Propiedades del alcohol

1.. Quita la angustia
2.. Extingue la culpa
3.. Hace olvidar
4.. Suelta la lengua
5.. Afloja Ropa
6.. Te aleja de la oficina
7.. Lima asperezas
8.. Arregla corazones rotos
9.. Acerca amigos
10.. Sirve de aperitivo
11.. Se te olvida el hambre
12.. Apresura desenlaces
13.. Causa rubores
14.. Elimina la timidez
15.. Afina tu voz16.. Levanta tu animo
17.. Fomenta relaciones románticas
18.. Te da calor
19.. Infla el tino
20.. Hace compadres
21.. Liga comadres
22.. Cierra tratos
23.. Abre las piernas
24.. Aligera los caminos
25.. Acorta las esperas
26.. Festeja la compañía
27.. Cura la tristeza
28.. Aumenta la alegría
29.. Mejora la digestión
30.. Mata las lombrices
Por eso y más..............!SALUD!

después de las 12 p.m.:
1.. Saca la belleza escondida
2.. Paga de mas en el bar
3.. Mueve calles, postes, chapas de puertas y escaleras
4.. Abre cinturones,baja cierres, y arranca botones
5.. Baja pantis y boxers
6.. Disminuye el tino
7.. Provoca ronquidos y sobresaltos...

y a las 8 de la mañana:
1.. Causa dolor decabeza y sed...y a veces, ardor
2.. Genera amnesia
Al final de todo, las desventajas son menos que las ventajas......Conclusión???
!!! A BEBER !!!

17/10/07

Cuba en el epicentro del volcán ideológico

Me acaba de llegar este resumen de Félix Sautié sobre la agenda de discusión política en Cuba. Fresca e ilustrativa de lo que está ocurriendo en estos momentos.

El discurso y la agenda del cambio en Cuba (I)
A partir del llamamiento de Raúl Castro a la rectificación de errores, así como el abandono de esquemas ya obsoletos y el perfeccionamiento del modelo socialista instaurado por la Revolución, pronunciado el pasado 26 de julio en Camagüey, se han producido otras dos intervenciones sucesivas y públicas de altos funcionarios, exponentes también de la generación histórica que comenzó el proceso insurreccional revolucionario que triunfó en 1959; las que conjuntamente con la de Raúl el 26 de julio pasado, continúan expresando la diferencia respecto al discurso que hasta el presente ha sido habitual en la dirigencia cubana. Machado Ventura, ejecutivo del Buró Político para el trabajo del Partido, el 5 de septiembre en la ciudad de Cienfuegos y el Comandante de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez, en la actualidad Ministro de Comunicaciones, durante el acto de tributo y recordación a Ernesto Che Guevara en la ciudad de Santa Clara, el pasado 8 de octubre. Estas dos últimas y significativas intervenciones de dirigentes muy característicos en sí mismos de lo que constituye el Poder Revolucionario establecido, aportan importantes pistas sobre un determinado consenso en torno a la necesidad de promover cambios de concepciones, métodos y estructuras tanto en la esfera económica como en la gestión de los órganos del Poder Popular y en el propio funcionamiento del Partido único. El escenario en las tres ocasiones, siguiendo una costumbre establecida por el propio Fidel Castro, ha sido la conmemoración de algún acontecimiento destacado en la historia nacional de los últimos decenios: el Asalto al Cuartel Moncada en julio de 1953, con el que se dio inicio a la lucha insurreccional uno de cuyos episodios más heroicos fue la sublevación de marinos y civiles en la ciudad de Cienfuegos en 1957 y la conmemoración del 40 aniversario de la caída del Che en Bolivia en 1967. El lector no avisado del proceso que tiene lugar a lo interno de la sociedad cubana de hoy –y del cual, salvo los discursos, no hay ni rastro en la prensa oficial- podría pasar por alto la trascendencia de los enunciados mediante los cuales Raúl, - actualmente al frente del Gobierno Cubano por la enfermedad de Fidel- convocó a los debates. Machado insufló el estímulo de algunas precisiones y Ramiro Valdés ya describe como un “hervidero de ideas”, al tiempo que aporta elementos sobre el alcance de los propósitos renovadores anticipados por Raúl Castro.
Estos textos fueron redactados para ser leídos en esas tribunas con una extensión inferior a una hora, deudores de un mismo estilo directo, sintético, carentes de ociosos giros literarios, son en su conjunto reiterativos de las posiciones cubanas en materia de memoria histórica, voluntad de resistencia y combate contra la guerra económica más prolongada a la que los Estados Unidos ha sometido a un país, que se acentúa además por el derrumbe del modelo soviético de socialismo en Europa y la desaparición de la propia URSS; retoman, en consecuencia, la defensa a ultranza de los avances científicos y las conquistas sociales emblemáticas de la Revolución, y, por supuesto, reafirman la militancia socialista, la necesidad de robustecer la capacidad defensiva del país en el plano militar, el internacionalismo tal y como lo aplican y lo entienden los dirigentes cubanos y el liderazgo histórico del proceso.. Al propio tiempo, los discursos, aportan una dimensión autocrítica desusadamente abarcadora del proyecto cubano de equidad y justicia social que tiende a completar el cuadro de la realidad nacional y esbozan una agenda de cambios en el lenguaje elíptico y en ciertos momentos hasta críptico, pero a todas luces dictados por una comprensión de la necesidad de superar el inmovilismo y abrirse a alternativas de renovación y perfeccionamiento. Con este espíritu Ramiro Valdés vuelve sobre las prioridades en Cienfuegos reiteradas por Machado y amplía el diapasón y las tensiones del tema agroalimentario, permitiendo intuir la virtualidad de una nueva legislación agraria.
Raúl Castro resumía en julio: “Nunca creernos que lo que hacemos es perfecto y no volverlo a revisar (…) cuestionarnos cuanta cosa hacemos en busca de realizarla cada vez mejor, de transformar concepciones y métodos que fueron los apropiados en su momento, pero que han sido superados por la propia vida”. Con estas coordenadas el discurso político cubano – que ha conocido otras coyunturas de agudas críticas, entre ellas lo que se denominó “errores y tendencia negativas” en la singular praxis que en ocasiones ha puesto en práctica Fidel de guardar distancia y proyectarse como opositor de su propio gobierno- se constituye en el primer testimonio de una voluntad política cuya clave se resume en una palabra: cambio.
La primera evidencia de esa voluntad es la virtual consulta que mediante una discusión abierta ha tenido lugar con todos los sectores de la sociedad cubana, desde los cuadros y militantes hasta los jubilados y las amas de casa, con un protagonismo fundamental en los colectivos laborales, arrostrando el riesgo y favoreciendo incluso a una catarsis que más bien puede despejar el camino, en la búsqueda de una percepción colectiva de la situación y de puntualizar una agenda que sin ambages se proclama, en el discurso de Ramiro Valdés, para : “…hacer cuanto resulte sensato y posible, eliminar lo que sea absurdo, consolidar cada logro , asegurar cada día la plena soberanía del país, el socialismo como fundamento de la independencia, y el desarrollo material y moral que sirva de base al bienestar, la justicia y la dignidad que es acreedor nuestro pueblo (…)”, objetivos que Ramiro Valdés subraya inconcebibles con las reglas de juego del neoliberalismo y del sometimiento a la hegemonía de Estado Unidos, así como descarta las que denominó como teorías peregrinas para la solución de complejos problemas económicos y advierte contra la ilusión de resolver el conflicto histórico con ese país mediante concesiones unilaterales.
Es de suponer que en este balance preliminar de los debates que se realizan, se hayan sopesado de igual manera los intentos de mediatizar y empobrecer la discusión por parte de los estamentos burocráticos en algunas entidades, empresas y organismos partidistas, reduciéndola a los micro problemas concretos de un taller, de una oficina, de un barrio o zona de residencia, desaprovechando la excepcional oportunidad para, al menos, intentar establecer el nexo orgánico de los problemas puntuales locales con la situación general, las políticas ya extemporáneas y los no pocos “absurdos” para utilizar un vocablo que de modo hasta ahora ambiguo se utiliza en estos discursos. Por otra parte, si para que en un centro de producción y servicios, en una institución o dependencia administrativa, se debatan sin cortapisas sus problemas se requiriere de un proceso como el que se ha desatado, entonces ponerle fin a esa especie de “autorización desde arriba” debería figurar también en la agenda de renovación como uno de los más aberrantes esquemas a desterrar, para que en las nuevas condiciones cotidianamente se desenvuelvan los debates como algo natural e inherente del sistema socio político.
Ya Raúl tempranamente criticaba el comportamiento de quienes usan las dificultades como escudo, y es de comprender que a estos no les interese profundizar en las causas y sinrazones de la situación económica del país porque ello sacaría a flote su incompetencia y falta de sensibilidad. No parece en modo alguno ocioso por eso el llamado de Ramiro Valdés ahora, inspirado en una conocida definición de Che “a (…) devolver a la condición de cuadro la jerarquía moral, la autoridad política y administrativa, la capacidad de decisión técnica y las condiciones humanas que lo conviertan en la espina dorsal de la Revolución”. Sin embargo, coincidiendo con lo atinado y actual de esta observación, cabe recordar que para lograr una ruptura de la inercia y hacer que prevalezca un enfoque creador, ajeno a cualquier sacralización , a los desatinos, los sectarismos, las mediocridades y deshumanización que caracterizan los estilos burocráticos de dirección, para la liberación de las fuerzas productivas allí donde estén frenadas mediante soluciones, como subrayó Ramiro Valdés , socialistas o compatibles con el socialismo, basadas en el trabajo y en la capacidad de la economía nacional para generar recursos, dentro de las limitaciones , costos y márgenes de gestión impuestos por el Bloqueo, es imprescindible abrirle el más ancho y permanente cauce al protagonismo cotidiano, no eventual ni circunstancial, de los colectivos laborales, de la población en su conjunto. Entre los dogmas que lastraron la práctica política y burocratizaron la dirección económica en la experiencia soviética, estaba la sentencia estalinista de que “los cuadros lo resuelven todo”, filosofía en su esencia opuesta al proceso de democratización de la toma y control de las decisiones, así como a la participación más amplia posible en los momentos claves de la planificación y evaluación de la gestión económica, fundamentado en normas y principios así como verificado a través de un sistema de instituciones que en lo fundamental ya existen en Cuba. Experiencia que bien pudiérase aportar a los presupuestos teóricos del Socialismo del Siglo XXI, como una de las alternativas auténticamente socialistas a las leyes ciegas del mercado neoliberal y a la dictadura de las corporaciones en el capitalismo.
Ajena a cualquier democratismo preciosista, la evidencia de múltiples cuestionamientos a política vigentes –entre ellas algunas a mi juicio justas y otras sencillamente inevitables-revela la necesidad de sistematizar procedimientos de consulta que propicien un consenso nacional que no puede hacerse a través de monólogos desde tribunas o espacios televisivos, con frecuencia poco convincentes. Al propio tiempo, la democratización concierne a las gestiones económicas sociales a escala de los territorios, comunidades, colectivos laborales como solo en una verdadera sociedad socialista podría pretenderse y lograrse. Hoy en día las reuniones de los comités municipales del Partido y de las Asambleas del Poder Popular a ese nivel suelen pasar, como se dice “sin pena ni gloria”, aún cuando en ellas se aborden e intenten solucionarse los problemas vitales de la población porque en muchas ocasiones transcurren al margen de la opinión pública.
La comprensión de las realidades y la búsqueda colectiva de soluciones para vencer las dificultades y avanzar hacia un nivel de bienestar que excluya desigualdades ilegítimas, son aspiraciones que rigen este ejercicio democrático del que incluso comienzan a hacerse eco algunos otros corresponsales extranjeros acreditados en La Habana; la seriedad, madurez, patriotismo y conciencia del socialismo como fundamento del destino histórico del pueblo cubano, que han justificado con creces el acierto y la oportunidad del llamado de Raúl Castro, prueba con creces la justicia, la urgencia y la sabiduría de incluir la ulterior profundización del proceso de democratización socialista en el discurso y en la agenda del cambio.
Próximamente se publicará la Segunda Parte de este tema.

16/10/07

La Doctrina de la Ecuanimidad: freno o balance?

Por Eric Green
Redactor del Servicio Noticioso desde Washington
Washington - Un tema candente que abordan los programas de radio en Estados Unidos es el de la Doctrina de la Ecuanimidad, que en 1987 dejó de ser unaregla y que podría ser restaurada. La Doctrina de la Ecuanimidad implica, en esencia, que los medios de comunicación en Estados Unidos deben difundir públicamente todos los criterios cuando se trate de temas controvertidos. La Doctrina de la Ecuanimidad fue obligatoria, impuesta por la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC), de 1949 a 1987. En esta fecha la administración de Ronald Reagan la rescindió.
El asunto se hizo noticia cuando el presentador radial Rush Limbaugh, de tendencia conservadora, fue acusado de cuestionar el patriotismo de los soldados estadounidenses que critican la guerra de Iraq. Limbaugh, que negó la acusación, ridiculiza los intentos de reactivar la doctrina de la ecuanimidad, llamándola la "ley del silencio rápido".
Sin embargo, el senador demócrata y líder de la mayoría, Richard Durbin, dice que a los presentadores como Limbaugh se les debiera exigir que ofrezcan a los radioyentes opiniones encontradas sobre los temas que trata, como indica la doctrina de la ecuanimidad, para que los votantes cuenten con información completa a la hora de tomar decisiones.
Durbin dijo: "pienso, a la antigua, que cuando los estadounidenses escuchan dos opiniones sobre un tema, quedan en una posición ventajosa para tomar una decisión". Steve Rendall, analista de alto nivel para la organización Fairness and Accuracy in Reporting (FAIR), con sede en Nueva York, que aboga por reportajes ecuánimes y acertados, dijo al Servicio Noticioso desde Washington que "la mayoría de los conocimientos que la gente posee sobre la Doctrina de la Ecuanimidad son incorrectos, porque los comentaristas incompetentes o corruptos han desacreditado" la regla.
Rendall, también presentador del programa nacional de radio CounterSpin(Antidistorsión) de FAIR, indicó que la doctrina no dice que "uno no pueda ser locutor de radio conservador. Sólo dice que cuando se tratan temas públicamente controvertidos, tiene que ofrecer puntos de vista diferentes"otorgándoles el mismo tiempo para equilibrar las opiniones del presentador del programa. Añadió que la doctrina es para "ampliar el discurso" y ofrecer una mayor variedad de opiniones que aquellas expresadas por el presentador de radio o televisión habitual.
Rendall comentó que las redes principales de televisión y radio son todavía una "fuerza mayor" en la difusión de las noticias que llegan a la mayoría de los estadounidenses, a pesar de la proliferación de Internet y de las noticias de televisión por cable y satélite. Expresó desdén por los presentadores que dicen tener "esa posición única en el diálogo nacional y excluir puntos de vista que no les gustan y mostrar los que les gustan 24 horas al día cuando, de hecho, no son los dueños de las ondas".
Rendall dijo que el Tribunal Supremo de Estados Unidos ha encontrado que el interés del vidente y del oyente es más importante que el de los presentadores. Rendall indicó que el Partido Republicano casi se opone a la regla por unanimidad, como también lo hace la industria de la comunicación masiva "ya que ello exigiría más programas de interés público" sobre noticias y temas controvertidos, así como que los programas presentaran puntos de vista opuestos sobre los temas.
Muchos demócratas están en contra de la regla también, dijo Rendall,"puesto que están relacionados con la industria de los medios de comunicación masiva" o porque la consideran "demasiado polémica, un tema muy candente" y "algo que es preferible evitar".

OPOSICIÓN A LA DOCTRINA DE LA ECUANIMIDAD
David Silverman, abogado especializado en asuntos de comunicación de masas y de medios, declaró al Servicio Noticioso que la restauración de la doctrina de la ecuanimidad es una "posibilidad" si el Partido Demócrata gana las elecciones presidenciales en el año 2008 y retiene el control del Congreso de Estados Unidos. Silverman, que trabaja para la firma de Washington Davis Wright Tremaine LLP, comentó que un argumento principal contra la restauración de la Doctrina de la Ecuanimidad es que el público estadounidense cuenta hoy con una "plétora de opciones de medios de comunicación". Explicó que incluso si el Congreso, controlado por los demócratas, reviviera la Doctrina de la Ecuanimidad, "creo que habría una cuestión constitucional al respecto y parte de este cuestionamiento sería que de hecho no hay lógica" en la medida que existen otros y abundantes medios informativos.
Daniel Polsby, decano de la Facultad de Derecho en la Universidad de George Mason en Virginia, dijo al Servicio Noticiosos que la Doctrina de la Ecuanimidad no retornará porque la medida es "demasiado anticuada". Polsby comentó que el apoyo político para la medida "no existe, y su constitucionalidad" es "tan débil que legisladores que pudieran en otro caso tener cierta simpatía" por la Doctrina de la Ecuanimidad "en muchos casos se desanimarían". Polsby indicó que la FCC podría votar por la restauración de la regla, pero añadió que el planteamiento de una cuestión sobre la doctrina en un tribunal resultaría inevitablemente en la conclusión de que la regla violala constitución de Estados Unidos.
Craig Crawford, editor contribuyente de la empresa de Washington que publica el Congressional Quarterly declaró al Servicio Noticioso que legisladores activistas del Partido Demócrata quieren que se restaure la Doctrina de la Ecuanimidad, pero que los líderes demócratas en el Congresono comparten la idea. Crawford, también comentarista político en televisión, comentó que es un"purista de la primera enmienda al que le incomodan los reglamentos establecidos por el gobierno" para los medios. La primera enmienda de la Constitución de Estados Unidos garantiza el derecho a la libertad de expresión y protege los medios de la censura.
"Pienso que cualquier conversación sobre el retorno de la Doctrina de la Ecuanimidad como ley tiene la intención de ejercer presión sobre los dueños de los medios masivos de comunicación para incluir ambas partes" en cuanto a un tema, dijo Crawford, pero añadió que tal presión es sólo "de palabra"y no se traduce en acciones.

14/10/07

Una señora desagradable, fea, ácida, re mala onda con cara rencorosa entra en una tienda con sus dos niños. Les grita, insulta, regaña, estruja y tironea sin parar. El encargado de la recepción se dirige amablemente a ella y le dice:
-¡Buenos días señora, bienvenida a nuestra tienda! Tiene usted dos hermosos niños, ¿son gemelos?
La malvada señora deja un momento de gritar y con una mirada torva entre agria y burlona responde al encargado:
- Por supuesto que no. El mayor tiene 9 años y el otro 7. De donde diablos saca usted que podrían ser gemelos? Es usted ciego o estúpido?
Responde el encargado:
-No señora, no soy ciego, ni estúpido... simplemente no puedo creer que a usted se lo hayan metido dos veces!

13/10/07

ARTISTA NORTEAMERICANO PINTA CON CUCARACHAS

Steven Krutcher, un ecologista estadounidense de 63 años, dio a conocer su nueva forma de arte que consiste en usar cucarachas, arañas y moscas, entre otros insectos vivos, para permitir que éstos creen libremente sus obras.
Krutcher podría ser considerado un "pintor parásito", no sólo por el uso de invertebrados en sus obras, sino además porque su arte prescinde de la intencionalidad del autor, ya que son los movimientos de estos bichos los encargados de darle vida al "arte animal".Y es que el arte cada vez encuentra nuevas formas para alejarse de la tradicional imagen del individuo armado de un pincel dispuesto a retratar. El artista acude a todas las herramientas que la naturaleza le pone a su disposición, ya sea un insecto o el propio miembro.
Krutcher, consultado por el diario inglés Daily Mail, aseguró que cada obra varía según las huellas que dejan las patas de los animales, por lo cual no se trata sólo de una forma de arte sino además de un conocimiento entomológico.Añadió que su pintura es "sostenible" y desmiente cualquier intento de crueldad hacia los animales, ya que los mismos resultan ilesos de la performance artística, según dice.

11/10/07

Se reúnen en México empresarios petroleros de USA y Cuba

Actualización: Informa el académico y vicepresidente del Lexington Institute, Phil Peters, que esta reunión se produjo en el 2006 y al parecer, por error de AP y del periódico dominicano Hoy, la noticia se lanzó como nueva. Pero al menos sirve para evaluar posibilidades. Gracias por la atención prestada.

Empresarios estadounidenses del sector energético se reúnen por primera vez con funcionarios cubanos para analizar el potencial petrolero de la isla y hacer contactos ante un eventual cambio de la ley en Estados Unidos que hasta hoy les impide invertir en esa área por el bloqueo económico.
``Este es el primer sector en que Cuba tiene algo que Estados Unidos necesita’’, comentó el jueves Kirby Jones, presidente de la Asociación Comercial Estados Unidos-Cuba, patrocinador del encuentro que se extenderá hasta el sábado.
``Queremos nuevas fuentes de petróleo, y el petróleo está ahí, entonces ese debería ser el punto a seguir y no si Fidel Castro es un buen o mal muchacho’’, señaló en una plática preparatoria al arranque oficial del encuentro el viernes.
Jones comentó que la idea de la reunión es que los empresarios estadounidenses reciban información específica y sustancial sobre lo que ocurre en el sector energético cubano y su potencial en materia de negocios.
Consideró que si los empresarios de su país conocen de primera mano la situación del sector petrolero y ven que existen posibilidades de hacer negocio podrían apoyar el cambio de la ley en Estados Unidos para que les permitan invertir.
Dijo que previo a que Estados Unidos permitiera vender alimentos a Cuba en 2001, los empresarios del sector tuvieron también reuniones preparatorias con funcionarios cubanos y una vez que vieron el potencial en esa área respaldaron modificaciones a la legislación.
La exploración petrolera estadounidense en aguas cubanas _ así como la mayor parte del comercio de Estados Unidos con la isla _ está prohibido conforme al embargo impuesto hace 45 años contra el régimen comunista del presidente Fidel Castro.
Jones señaló que mientras Estados Unidos no puede involucrarse en el sector petrolero de Cuba, otros países como España, China, India y Canadá han comenzado han comenzado a hacer negocios con La Habana para explorar y perforar yacimientos en aguas profundas de Cuba en el Golfo de México.
Cuba era dependiente de la importación de crudo que obtenía de la Unión Soviética.
Sin embargo, a la caída del bloque soviético, la isla comenzó a producir su propio petróleo y gas.
Cuba produce actualmente unos 75.000 barriles de crudo diario, la mitad de su necesidad, y el resto lo importa casi en su totalidad de Venezuela, su aliado político.
Jones comentó que recientemente leyó en la prensa estadounidense declaraciones del senador republicano por Idaho y miembro del Comité de Energía, Larry Craig, quien dijo que presentaría una iniciativa este año para que el sector energético estuviera exento del embargo, de la misma manera que los alimentos.
``¨Por qué no (permitirlo)? Es algo que necesitamos’’, señaló.

9/10/07

Del Estado omnipresente al socialismo simpático

Por: Enrique Soldevilla
Los contenidos de la discusión que tiene lugar en Cuba, convocada a todos los niveles de la sociedad por el partido comunista, plantean un reto a la dirección del gobierno: asumir un desprejuiciado sentido de la autocrítica capaz de acometer el desafío de una profunda reorganización del modo de relación Estado – sociedad que ha caracterizado al proceso revolucionario cubano por casi 50 años y cuya funcionalidad resulta inadecuada para el momento histórico actual, en el que la generación líder debe enfrentar la realidad de su desaparición biológica y del cambio generacional, en lo interno, y las transformaciones del método y del pensamiento revolucionarios, como se aprecia en China, Vietnam o en los diversos gobiernos de izquierda suramericanos.
Para usar un símil con la planificación militar pudiera decirse que esta vez el teatro de operaciones se circunscribe a los muros perimetrales de la mentalidad política. Así, frente al espejo de conciencia, el liderazgo cubano no debiera declinar asaltarse a sí mismo, como en un nuevo Moncada, en una acción impostergable, esencialmente revolucionaria, para ganarle la batalla a esa quinta columna natural engendrada por los mariscales Tiempo, Rutina y Apatía.
Planteado de esa manera el asunto, el objetivo es repensar el modo de relación y el papel del Estado socialista en esta etapa en que serán reforzadas las bases de la continuidad de un proceso sociopolítico que marcó un hito en la historia latinoamericana desde 1959. De lo contrario, se reducirán las probabilidades de una genuina continuidad renovada del modelo.
Pero en todo este contexto surge una pregunta indispensable: ¿Qué tipo de sistema socioeconómico desearían entonces los cubanos de a pie? ¿ Se trataría estrictamente de una transición?
Una transición – cambiar un modo de ser o estar a otro distinto – significa un cambio cualitativo en términos de desarrollo. Y para que se produzca ese cambio de calidad deben confluir tres aspectos que lo motoricen: una mayoritaria voluntad popular de inconformidad con el estado de cosas presente, un sentido claro acerca del punto de destino y el surgimiento espontáneo de actores que protagonicen el tránsito proyectado. ¿Convergen hoy esos tres componentes en el contexto cubano?
Existe una inconformidad mayoritaria con la escasez de alimentos, vestuario, medicinas y con la falta de perspectivas para la adquisición de una vivienda, así como con la imposición del mercado interno en divisas y la dualidad monetaria; igualmente hay descontento con la falta de libertad para el desarrollo pleno de formas de economía no estatal vinculadas como subsistema a la macroeconomía nacional. Cito solamente un conjunto de necesidades que la población percibe como de primer orden, por lo cual devienen secundarios, por el momento, asuntos como el de la "libertad política", que en comparación no suele aparecer en el imaginario popular inmediato.
Hay también, aunque minoritaria y disímil en posturas ideológicas, fragmentada y penetrada por la seguridad, una oposición pacífica que identifica en la naturaleza totalitaria del régimen las causas de las limitaciones antes mencionadas. A la vez, la mayoría inconforme y la minoría disidente tienen en común el padecimiento de la escasez y la participación en el mercado negro como recurso inevitable de subsistencia, pero también el usufructo de las gratuidades sociales que el sistema provee. Los diferencia la perspectiva del futuro político.
Tampoco se atisba claridad acerca del punto de destino deseado: la concepción de un modelo sustituto, pues en la conciencia del ciudadano de a pie se idealiza un sistema híbrido que preserve los beneficios sociales del proyecto actual, combinados con mayor libertad económica. La percepción del cubano residente en la isla es que un itinerario hacia ese soñado modelo híbrido exige la desconstrucción del actual modo de relación Estado-sociedad donde metafóricamente el Estado es el motor y la sociedad el side car acoplado lateralmente. La gente desea superar el modelo de Estado asistencialista y sobreprotector que constriñe el despliegue del potencial intelectual y productivo (capital humano) formado dentro de la revolución que pueda retribuir plenamente sus beneficios a la sociedad. El actual modo de vinculación Estado-sociedad es un ejemplo de cómo al sistema lo limita su propio rigor, pues reproduce el círculo vicioso de empleos sin incentivos, embarga la iniciativa creadora, propicia el deseo de emigrar y acomoda al ciudadano, al colectivo laboral y a la sociedad en general, bajo la sombra de la improductividad; acostumbra a la gente a "recibir" sin esfuerzo y, paradójicamente, es fuente generadora del mercado negro, ese espacio subyacente donde las necesidades primarias de la subsistencia cotidiana pugnan con los valores morales que el discurso oficial promueve y la sociedad encarna.
Pero por otro lado el pueblo de la isla considera con certidumbre que si la alternativa al régimen cubano actual es el calco de las democracias latinoamericanas, es improbable que cinco generaciones beneficiarias de prestaciones estatales gratuitas, durante 48 años, se resignen a perderlas frente a presuntas privatizaciones en sectores percibidos como estratégicos para el bienestar social. No puede dejarse de lado el hecho de que la revolución misma se produjo para superar, en su momento, el tipo de gestión política que caracteriza todavía hoy a la abrumadora mayoría de los gobiernos de nuestro hemisferio.
El apasionamiento del debate hace olvidar que es justamente en la esfera de las prestaciones sociales donde el sistema exhibe su mejor rostro y donde reside la cimentación del consenso popular; donde se legitima la gobernabilidad. Ese derecho adquirido de prestaciones gratuitas -y la conciencia política que de ellas tiene mayoritariamente la población- esencialmente son la revolución cubana. De manera que cualquier escenario de análisis debe considerar la variable prestaciones sociales como premisa de la futura gobernabilidad, pues están enraizadas en el pensamiento popular porque forman parte de su propiedad personal.
Otro factor a tomar en cuenta es la existencia de unas fuerzas armadas cohesionadas en torno a un proyecto sociopolítico y a sus líderes, altamente ideologizadas, fundidas con la población y educadas bajo férreos principios de austeridad y anti corrupción, por lo cual gozan de aceptación y confianza popular.
Los analistas del porvenir cubano debieran considerar la paradoja de una sociedad civil con suficiente cultura política como para criticar las limitaciones materiales y trasegar en el mercado negro, de supervivencia, pero al mismo tiempo defender aquellas gratuidades metabolizadas por un sentimiento de beneficio.
Lo antes observado permite indicar que el actor principal de una transición hacia la continuidad es la opinión pública cubana, que junto a las fuerzas armadas intentará garantizar el usufructo de las prestaciones sociales, abriendo en su momento, de modo gradual y probablemente empezando por el sector agropecuario, un nuevo escenario caracterizado por la eliminación de algunas prohibiciones económicas vigentes hoy, entre ellas una transformación del concepto de propiedad en el socialismo, así como por cierto grado de descentralización estatal y por la futura representación parlamentaria de una oposición consentida, complaciendo de ese modo a sectores populares mayoritarios que reclaman con convencimiento: ¿Será alcanzable un socialismo simpático?
© 2007 Copyright E. Soldevilla E.

7/10/07

Un gallego le dice a otro en la playa: “Manuel, pareces un águila”. Y responde Manuel: “Sí, con esta nariz aguileña y con este pechugón no digo yo si parezco un águila”.
- Joder, hombre, lo digo por las uñas de tus pies, que están negras y jorobadas como una garra.

4/10/07

El punto de vista de McCarry

La agencia noticiosa DPA destaca las declaraciones del funcionario norteamericano Caleb MacCarry, coordinador para la transición en Cuba, entidad creada bajo la actual administración norteamericana. Aquí, fresquecito:

"Tenemos planes de contingencia para un posible éxodo masivo", sentenció hoy McCarry en Washington. "Tenemos la obligación de asegurar nuestras fronteras", agregó.
McCarry es una de las figuras políticas más controvertidas en las relaciones entre Estados Unidos y Cuba. En la isla se entiende que la creación de su oficina por el presidente Bush supone una declaración de intenciones estadounidenses para anexionarse Cuba en un futuro próximo.
El representante gubernamental agregó que "algo cambió" en Cuba en el último año, desde que el convaleciente Fidel Castro cedió el poder a su hermano Raúl. "Por primera vez en décadas hay incertidumbre", aseguró. McCarry puso como ejemplo el "significativo" descenso de los intentos de cruzar al estado de Florida irregularmente desde Cuba al poco del traspaso de poderes. Entre los argumentos que revelaron los que fueron interceptados por la Guardia Costera estadounidense, destacó que "la gente se quedaba porque quería ver qué iba a pasar". "Había esperanza en un mejor futuro", agregó McCarry.
El coordinador para la transición cubana reclamó incluso al gobierno de Raúl Castro que inicie la apertura: "Liberar a los presos políticos sería un paso muy importante hacia la reconociliación política". "Desde abril de 2006 estamos en consultas con la Sección de Intereses cubana en Washington. La última vez fue el 23 de agosto. Aún estamos esperando respuesta", afirmó en una conferencia organizada por el Diálogo Interamericano, un "think tank" de Washington. Según McCarry, la cifra de 15.000 visados tramitados el año pasado, aunque es inferior a la prometida, aún permite que Estados Unidos tenga "superávit" en el total del programa.
Desde que se inició en 1994, afirmó el dirigente, se tramitaron 273.598 visados. McCarry recordó que las conversaciones bilaterales entre ambos países sobre inmigración se interrumpieron en 2004 porque "Cuba no estaba poniendo medios para resolver los asuntos pendientes. Los cubanos los conocen y saben qué tienen que hacer".
Entre las cuestiones que Estados Unidos reclama a Cuba para retomar las conversaciones, está que se permita la salida de profesionales cualificados, que el gobierno cubano permita la celebración de la "lotería" para cierto número de visados, que Cuba dé acceso a un puerto más grande que el de Cabañas para que atraquen los guardacostas estadounidenses que devuelven a cubanos, y que se permita la monitorización de los cubanos devueltos.

2/10/07

Repensando el socialismo cubano

El diario digital Canarias Insurgente publica hoy este diálogo del periodista Orestes Martí con el profesor Pedro Campos, quien saltó a la palestra mediática tras haber expresado sus 15 propuestas para el debate ideológico que tiene lugar en estos momentos en Cuba. Aquí lo tienen: suave, fresco y bajito de sal.
Orestes Martí: D Pedro, algunos autores aseguran -y me parece que algún grado tienen razón- que las transformaciones que requiere la sociedad cubana actual no se agota resolviendo solamente el funcionamiento de su sistema económico y haciéndolo más eficiente ya que el problema estaría en el carácter del modo de producción. Apoyan además este enfoque en que los países capitalistas altamente industrializados cuentan con un alto nivel de eficiencia económica.
Otras opiniones se dirigen a la proposición de que lo que establece la naturaleza democrática del capital no es la propiedad colectiva (incluyendo las cooperativas) sobre los medios de producción; sino en el derecho y la posibilidad real de disponer de forma común del producto final del trabajo.
Se ha hecho referencia a que la instrumentación del "centralismo democrático", por parte de un Estado burocrático omnipresente, ha convertido al ciudadano en "objeto" del proceso social y no en su "sujeto", como debería ocurrir; y se afirma -más o menos- que desde la cúpula del aparato estatal, pasando por toda la cadena de mando intermedia e inferior hasta la base, existe un ejército de funcionarios que actúa como fiscalizador y sujeto de la sociedad y no como su servidor.
Entre los mensajes electrónicos que he recibido (tanto con mensajes directos de amigos y conocidos, como con documentos que se anexan), en varios de ellos se hacen observaciones agudas y en ocasiones "polémicas", cito: .
... a escala conceptual tendría que repensarse qué socialismo en Cuba, sobre qué principios económicos, políticos y sociales partiendo del hecho cierto de que visto en la historia y confirmado por la realidad el socialismo sigue siendo una propuesta que requiere de muchos ensayos....
... En el aspecto económico ... lo esencial es desatar las fuerzas productivas, incentivar la producción, producir competitivamente alternando estímulos económicos y morales y distribuir con equidad lo que se obtenga....
... En el aspecto político un tema imprescindible es la ética, pues el sistema cubano ha apostado a los conocimientos como si estos fueran una fórmula mágica para mejorar a los seres humanos y no es así, sólo una ética sustentada en el ejemplo de quienes pretenden conducir la sociedad puede propiciar el cambio de cultura que requieren las personas para despojarse de los códigos falsos de felicidad ofrecidos por el capitalismo.......
... analizar qué cultura del derecho existe, de la legalidad, cuando los ciudadanos ni conocen su Constitución ni sus leyes y se gobierna por decretos que niegan muchas veces la carta magna..... Y ese derecho de participación política está explícitamente refrendado por la Constitución de la República. Puesto que actuar dentro de la Revolución no significa en ningún caso hacerlo según el consentimiento de la cúpula política dirigente, sino en la defensa y la proyección creadora de los ideales de emancipación socio-humana que la misma Revolución ha inspirado....
... debatir sobre la credibilidad de lo que se informa, lo que se deja de informar, en que bases está establecida la enseñanza escolar, cómo se forma a los individuos desde tempranas edades....
... En lo social ... la participación real de la gente en la toma de decisiones a nivel de base, el que sean escuchadas y se responda a sus requerimientos, que se les rinda cuenta realmente de todos los asuntos como establecen leyes y estatutos que lamentablemente no se cumplen....
En los escritos usted ha abordado algunos de estos temas. He leído varias interesantes recomendaciones, especialmente las contenidas en 15 propuestas concretas para revitalizar el socialismo en Cuba.
No escapa a mi observación otros dos documentos en los que ha abordado cuestiones relacionadas con estos temas: Alerta Cuba: EE.UU. puede cambiar su táctica política, no sus fines estratégicos, un buen llamado a estar alertas ante lo que algunos quisieran cambiar el curso del debate y El necesario debate efectivo, en el que aborda el tema del "debate" que yo pudiera resumir en su primer párrafo: "Si nos proponemos hacer un debate abierto y democrático, abierta y democrática tiene que ser la forma que se realice, si no queremos que sea una discusión mediatizada, finalmente burocratizada y que termine en una desilusión más para la militancia, esta vez muy peligrosa".
Me gustaría ahora conocer sus valoraciones sobre los posibles escenarios que vislumbra al respecto.
Pedro Campos: Gracias Orestes, por brindarme la posibilidad de exponer públicamente mis expectativas en relación con el debate actual que tiene lugar en Cuba sobre el discurso de Raúl el 26 de Julio pasado.
No me gusta especular sobre posibles escenarios, en política no me atengo al pragmatismo de lo posible. Los comunistas trabajamos por conocer la situación y a partir de esa realidad, cambiarla en función de los intereses de los trabajadores y el pueblo en general, un imposible para muchos. Yo trabajo en busca de un escenario específico que puede o no lograse más o menos rápido y desde luego, por etapas, como todo en la vida que avanza de una a otra posición.
Creo que la dirección histórica está sinceramente interesada en preservar la Revolución y está conciente de que deberá efectuar cambios estructurales y asumir renovadas concepciones. Pero no parece que tenga un plan pormenorizadamente estructurado de lo que se deba hacer. Esta discusión, sin una propuesta específica de hacia dónde y cómo cambiar, puede estarlo indicando, aunque es evidente que hay ideas, proyecciones.
Están buscando los criterios en los trabajadores, en el pueblo. A mi juicio esto es un acto de fe revolucionaria, es la comprensión de que en el pueblo y en los trabajadores están las soluciones.
Por eso he escrito sobre la conveniencia de expresar –todos- nuestras consideraciones con honestidad revolucionaria, he hecho sugerencias sobre la mejor forma de ayudar al desarrollo del debate y he presentado públicamente un grupo de propuestas integrales, en función de avanzar hacia lo que creo podría garantizar la continuidad y consolidación de la Revolución Socialista: la autogestión empresarial y social, la autogestión socialista.
No hay información precisa de cómo continuará el debate. Ahora se dice que al final se presentará una propuesta, la cual tendría que ser sustentada en lo planteado por el pueblo y los trabajadores y en las teorías de la ideología marxista-leninista que mueven al Partido Comunista, pues para eso se habría hecho el debate.
Las bases, con más o menos vehemencia, con más menos argumentaciones y profundidad, están exponiendo sus criterios. Se ha dado libertad para ello, esa es la orientación del Partido, eso ha caracterizado el debate hasta ahora, aunque en algunos lugares algunos interesados en evitar cambios importantes, ya sea porque les afecten, porque temen a que los cambios se vayan de las manos o simplemente por hacer el juego conciente o inconcientemente a los que quieren que la situación se siga deteriorando para afectar la confianza del pueblo en la Revolución, han tratado de obstaculizar el debate que se pide, y han procurado centrarlo en el ámbitos estrechos y anecdóticos, contraviniendo la orientación del Partido.
La prensa nacional no le ha dado el calor que podría esperarse para este tipo evento.
Los criterios y propuestas de las bases están siendo recopilados por las instancias del Partido. La lógica del proceso, sugiere que serán analizadas y tenidas en y que se tomarán un conjunto de medidas más allá de perfeccionar lo que se ha hecho, para avanzar en modelaciones nuevas, más efectivas en la construcción de la nueva sociedad.
Lo que está en el centro de los problemas, a mi juicio, es la tradicional excesiva centralización de las decisiones, la propiedad, el excedente social y en el control de los recursos, la economía, la política y la sociedad. Lo que se llama el sistema burocrático de dirección. Es evidente que necesitamos avanzar hacia formas más participativas y socializadas en todos esos aspectos. Hasta dónde será el alcance del conjunto de medidas que se propongan, se sometan a consideración posterior del pueblo o del Partido, o simplemente se decida implementar desde la dirección, es algo que no puedo precisar, pues no formo parte del grupo que tomará las decisiones.
Pero por las informaciones y comentarios que me han llegado sobre el proceso, los problemas se están expresando con claridad y predominan las propuestas que apuntan a una mayor descentralización de los recursos y las decisiones, a un mayor control de los trabajadores sobre las condiciones de la producción, a una mayor socialización de la propiedad y en general hacia una concepción de socialismo más participativo.
No tengo ninguna información sobre propuestas sugiriendo privatizaciones o algo que tenga que ver con fórmulas capitalistas, democratizaciones burguesas ni transiciones contrarrevolucionarias. Los trabajadores y el pueblo están dando una demostración de alta conciencia socialista y preparación política y están poniendo en evidencia el desconocimiento que sobre la realidad de nuestro pueblo, tienen quienes temen que un proceso de discusiones abiertas, pueda abrir las puertas a la contrarrevolución y los partidarios de la restauración capitalista.
Si se decide conformar un paquete de medidas y someterlas a la consideración del pueblo en una consulta popular como sugiero en la última de mis 15 sugerencias para revitalizar el socialismo, cualesquiera que sean las propuestas, será un gran paso de avance en la dirección del socialismo participativo, el que necesitamos.
Puede ser que las propuestas se debatan en la Asamblea Nacional del Poder Popular de fin de año, el escenario tradicional para aprobar los presupuestos nacionales.
Si además las propuestas van en la dirección que apuntamos, pues será mucho mejor para la salud de la Revolución y el socialismo en Cuba y en el mundo.
Yo no comparto, como han señalado algunos, que se haya consultado al pueblo para dar solo una imagen de que se está contando con él, abrir una válvula a la presión social y cosas por el estilo, y después tomar un conjunto de medidas sin respaldo popular para luego seguir con más de lo mismo. Sería una burla al pueblo y a los trabajadores que podría crear un cisma entre el pueblo y la dirección, cuya credibilidad podría afectarse peligrosamente. Eso sería muy negativo y peligroso para la Revolución en las circunstancias actuales.
Cuba avanza hacia el socialismo o hacia la restauración capitalista. Esto último sería la muerte de la Revolución y el seguro anexionismo, cosa que muy pocos desean. Hay mucha conciencia sobre esto. Cuba es socialista o no es, dijo la compañera Celia Hart y yo sostengo.
Creo y es el escenario por el cual trabajo, que este proceso va a resultar en la toma de un conjunto de medidas y acciones encaminadas a dar solución a los graves problemas que nos afectan, tenderá a la renovación de muchos métodos y mecanismos burocráticos actuales, buscará soluciones prácticas, concretas y se proyectará hacia el socialismo participativo y socializado que necesitamos. Igual creo que serán medidas en un camino, que no serán las definitivas y habrá que irlas mejorando y ampliando con la participación de todos.
No aspiro a que de este proceso avancemos ya directamente a un cambio drástico del socialismo de Estado actual, hacia la implantación inmediata de la Autogestión empresarial y social. Hay muchos prejuicios que romper, muchos obstáculos que destrabar, muchas costumbres que desarraigar y creo que lo pasos que probablemente se den en esa dirección tendrán que demostrar rápidamente su eficiencia, para luego extenderse.
Pero, seguramente, se tomarán medidas que permitirán movimientos ulteriores en esa dirección y demostrarán avances en la comprensión de que el camino pasa por una mayor participación de los trabajadores en la propiedad directa o usufructuaria, en la gestión democrática de las empresas y en la repartición del excedente; por la necesaria descentralización de las decisiones y los recursos y porque el control popular sea ejercido en forma más directa en todos los sentidos y desde las bases.
Espero haber satisfecho su pregunta. Si no tiene inconveniente, luego de la publicación de este diálogo en su revista, desearía difundirlo por mis vías.
Orestes Martí: Muchas gracias por su tiempo y es usted libre de difundir todo lo que hemos conversado, por la vía que considere oportuno.