Honduras: ¿ guillotina contra la caspa?

ACTUALIZACION
Todo parece indicar que tras la mediación diplomática norteamericana, esta primera semana de noviembre la solución a la crisis hondureña cristalizará mediante el acuerdo firmado por los bandos en pugna. Sin embargo, ¿qué sucedería si la Asamblea (parlamento) hondureña no acepta la restitución de Zelaya?


Como muchos conocen, el trasfondo del golpe de Estado en Honduras es ideológico, en el contexto de una nueva modalidad de "guerra fría", esta vez a escala hemisférica, a partir del resurgimiento de corrientes de pensamiento que conforman el asistémico "socialismo del siglo XXI". El ánimo de su actuación -dicen los golpistas- fue frenar el intento reeleccionista del presidente Zelaya, inspirado en el procedimiento plebiscitario de Hugo Chávez para quebrar el ordenamiento democrático tradicional hondureño, y a unos pocos meses de concluir su mandato.
El error táctico de los golpistas fue deportar al mandatario depuesto y ahora su discurso los obliga a la inflexibilidad, pues el problema (la tendencia política de Zelaya) y su solución (la restitución de Zelaya), conforman un circulo vicioso ideológico. Cualquier acuerdo diplomático es sumamente frágil, lo cual plantea dos escenarios posibles: una insureccion popular encabezada por Zelaya, que se traduciría en guerra civil; una intervención temporal de fuerzas internacionales, encabezadas por los EE.UU., que restituya al presidente Zelaya y adelante las elecciones previstas para el próximo noviembre. De producirse esta ultima alternativa, veriamos la paradoja de que los EE.UU. intervienen para restituir a un izquierdista. Gana Obama, ganan todos los involucrados. Se evita un fratricidio.