30/9/10

LIBORIO ENTRE EL ALICATE

Por: Enrique Soldevilla

En la columna titulada “Las razones de Cuba”, del sitio web oficialista Cubadebate, aparecen revelaciones del salvadoreño Francisco Chávez Abarca, acusado de terrorista y vinculado a Luis Posada Carriles. A un golpe de clic, aquí, pueden ver el extenso artículo y los dos programas de tv.

Pero lo que deseo hacer notar es que la naturaleza terrorista de estos actos lo único que consigue es alimentar el inmovilismo del régimen y retardar cualquier reforma, aun dentro del "modelo" socialista, que el pueblo cubano desea, pues se perpetúa la dependencia de los cambios internos a la relación bilateral con los Estados Unidos, donde residen los principales imputados. Y en esa dinámica Liborio es quien permanece aprisionado por las dos patas del alicate: la de los ortodoxos del gobierno y del partido comunista cubano, y la de los fundamentalistas anti Castro. Para mí, ahí reside la raquídea política que nos tiene paralizados a los dos pueblos vecinos: el cubano y el norteamericano.

7/6/10

13 CURIOSIDADES CUBANAS

1 - El primer insecto oriundo de Cuba fue el ätihcaracüc anitram, hoy extinto y que en la lengua taína quiere decir bicho azúl volador. El único ejemplar en existencia está en exposición en el Museo Antropológico de Paris.


2 - El primer hombre en escalar el pico Turquino fue un cubano hijo de padres immigrantes italianos, el señor Agapito Cuore en 1826.


3 - La famosa catedral de La Habana, de estilo barroco, obra del arquitecto vasco Alberto de Gorostiaga, es una copia identica de la Iglesia de Santa Lilia de Bilbao.


4 - Mariana Grajales,nació en La Hispaniola, madre del Titán de Bronce, tuvo 19 hijos, sólo 14 sobrevivieron dado a la gran taza de mortalidad infantil de la época. Uno de los niños fallecidos fué el mellizo (gemelo) de Antonio Maceo, el pequeño Alfredo Maceo Grajales.


5 - Los primeros ingenios cubanos además de caña molían remolacha con la cual producían un azúcar especial llamado "mardobe" Esta práctica fue descontinuada por dos razones, el obtener azúcar de la remolacha era un proceso sumamente laborioso y además en 1720 llegó a Cuba en embarcaciones procedentes de La China el Coleoptera Chinensis o escarabajo chino que destruyó por completo las siembrass de remolacha en la isla. El Coleoptera Chinensis fué finalmente erradicado en 1785, pero ya para ese entonces el azúcar de remolacha era sólo un recuerdo vago en la memoria del cubano.


6 - La orquídea más pequeña del mundo, la alessandrinea purpurea, cuya flor es del tamaño de un grano de arroz es oriunda de Matanzas y crece solamante en esa provincia. No se ha logrado su cultivo en ninguna otra parte del mundo.

7 - El único río del mundo con agua color violeta es el río Táliz que cruza la ciudad de San Ramón en la otrora provincia de Oriente. El color del agua se debe a la inmensa cantidad de azufre en la región, la mayor producente de este mineral
en toda la isla de Cuba.


8 - La palabra "guagua" que para los cubanos significa autobus viene del inglés Wa & Wa Co. Inc. (Washington, Walton, and Company Incorporated) que fue la primera fábrica estadounidense en exportar autobuses a la isla. El logo de Wa & Wa Co., Inc. era una liebre blanca azul y roja, colores de la bandera norteamericana, y figuraba prominentemente en el frente, fondo y costados de todos sus autobuses.


9 - La primera piscina olímpica construida en Cuba data de 1919. Fue diseñada por el famoso arquitecto sueco Henrik Gustafsson. En 1932, con las fuertes lluvias del Ciclón de Santa Cruz el edificio y la piscina quedaron destruidos. Gerardo Machado Morales, presidente por aquel entonces, decidió no reconstruirla y luego se fabricó allí el Hotel Emperador, que se quemó en su totalidad en 1947.


10 - La pequeñísima gallinuela cubana, plato favorito de los taínos y siboneyes por su carne muy parecida a la del faisán, fue cruzada por los españoles con el gallo andaluz, de proporciones enormes, logrando así una nueva especie llamada "andaluza
cubensis" muy codiciada por su carne tierna y suave que luego fue llevada a España. Hoy, el 90% de la carne de pollo que se consume en España proviene de la andaluza cubensis.


11 - Todos conocen a Carlos J. Finlay, pero muy pocos saben que en 1901 un científico cubano, el Dr. Crispín Alfaro de la Cruz descubrió que los hongos rojos producen una sustancia rica en anti-cuerpos y con poderes curativos. Esta sustancia, que se denominó alfarinina en honor a su descubridor es utilizada desde entonces para la cura de la lepra, enfermedad hasta ese momento imposible de erradicar.


12 - La primera fábrica de concreto netamente cubano, KubaKon, fue establecida en la provincia de Camagüey en 1925. Era propiedad del Conde Nicolai Obraztsoff, un ruso blanco que logró escapar la revolución rusa de 1917. En su apogeo la fábrica producía tres toneladas de concreto diarias. El Conde se suicidó en 1962 cuando la revolución intervino su fábrica. El resto de su familia emigró a New Rochelle, donde hoy se dedican a la fabricación de balalaikas hechas a mano, utilizando la más antigua técnica de los cosacos rusos.


13 - Las Villas Jabón Candado fueron las primeras casas cubanas en utilizar la energía solar como método de calentar agua. Esto se lograba a través de un complicado sistema de tuberías que formaban una especie de encrucijada en los techos de las susodichas villas. El agua potable subía al techo donde era calentada por el fuerte sol cubano en su paso por la intrincada tubería, para luego volver a bajar a la casa ya caliente. Todo esto mucho antes de que en Estados Unidos se pusiera de moda la conservación de energía.

23/5/10

Guillotina contra el priapismo

El Nuevodiario.com.do colocó esta noticia en su edición dominical. Horrorícense.

Hombre escapa de hospital de Santiago porque médicos querían cortale el pene

SANTIAGO.- Un hombre adicto a la Cocaína que llevaba más de 25 días interno en el Hospital José María Cabral y Báez, se fugó para supuestamente salvar su pene luego que los médicos amenazaron con amputárselo porque podría gangrenarse Luis Rodríguez Taveras, un tributario de 45 años de edad, reconocido consumidor de Cocaína, lleva 25 días con el pene erecto, por supuestamente consumir una gran cantidad de estupefacientes para practicar el sexo.

Rodríguez Taveras dijo a los médicos antes de escapar del Centro de Salud, que no tomó ningún estimulante sexual y recuerda que eso le comenzó una mañana cuando se levantó para prepararse y asistir al trabajo, pero luego de unas horas el pene seguía igual.

Frente al caso el hombre que admitió ser adicto a la cocaína fue llevado al José María Cabral y Báez donde le dijeron que para solucionar la situación que tenía durante seis días había que cortarle el pene porque se le estaba poniendo negro, ya que ni siquiera podía orinar.

Eso le causó terror. “¿Yo sin pene? No, esa vaina no”, dijo a los médicos que le atendían, según narró esta mañana en su residencia de la calle España.

Luis Rodríguez Taveras, señaló a los médicos que, que pedía a su esposa no firmar el documento autorizando la intervención quirúrgica, porque no podía vivir en su pene.

La erección ha ido cediendo por un tratamiento que comenzó a aplicarle el urólogo Milton Álvarez Rosa, al que Rodríguez Taveras define como un buen médico y una persona muy humana.

“Mire esto no es fácil, yo no he podido volver a la calle a buscármela para mantener a mis hijos”, dijo.

Casado con Rosa Altagracia Cesarían Cruz, el hombre insistió en que no tomó ningún estimulante sexual, pero teme que le hayan ligado la cocaína que consume.

Luis estaba sentado en un mueble y en pijama en la sala de la casa donde reside cuando esta mañana concedió la entrevista tras muchos ruegos.

15/4/10

Nueve pesos por un flat top

Por: Enrique Soldevilla

Las medidas de mayor calado económico emprendidas por el gobierno cubano hasta la fecha de este artículo tienen lugar en la agricultura y se expresan en la entrega en usufructo a las cooperativas, y a los campesinos particulares, de las tierras ociosas que soliciten. Para ello fue autorizada la libre venta de instrumentos de labranza, como parte de la reforma agrícola en curso.

En un segundo plano se han dado pasos en el servicio de transporte, al autorizar la ocupación de taxistas a propietarios de vehículos particulares; fue anunciada la creación de cooperativas en los salones de belleza y barberías, que hasta ayer constituían un lastre económico para el Estado. Estas actividades se suman a las de artesanos y trabajadores por cuenta propia que pagan licencia e impuestos por desempeñar legalmente sus respectivas funciones.

Los otros permisos otorgados a la población en general se refieren a la permisión a los nacionales de hospedarse en los hoteles, disponer de servicio de telefonía celular y comprar computadoras.

Fueron eliminados los preceptos del igualitarismo y del techo salarial, se produjo un incremento de las pensiones de hasta un 20%, se autorizó el regreso de maestros jubilados a las aulas y se permitió el multiempleo. Asimismo, el gobierno legalizó las operaciones de cambio de sexo.

Todo este proceso ha ocurrido en un lapso aproximado de cuatro años, lo que revela un ritmo demasiado lento y una secuencia desmedidamente espaciada, aun si se tiene en cuenta la profunda crisis de la economía cubana.

El artículo de Leonardo Padura, titulado “Cuba: algo más que una aspirina” (Kaosenlared.net, 12 de abril del 2010) describe con claridad las contradicciones entre las expectativas del pueblo y las acciones gubernamentales realizadas hasta ahora. No debe olvidarse que fueron recogidas cerca de un millón doscientas mil opiniones, a diferentes niveles de la sociedad cubana, con vistas a emprender transformaciones estructurales y eliminar prohibiciones absurdas.

La crisis económica no debiera servir de pretexto para diferir las transformaciones prometidas. Por el contrario, ofrece la oportunidad de iniciarlas con celeridad, enfocándolas como conjuntos vertebrados y no como parches de emergencia. Un parche pudiera ser lo del permiso a las barberías si esa disposición no es insertada en un sistema que articule otras que definan dónde esos peluqueros y demás trabajadores no estatales comprarán lícitamente los insumos necesarios para sus labores; si en tanto persona jurídica o natural un empresario no estatal puede acceder a microcréditos, etc.

Por ahora, mientras se analizan las transformaciones, un pelado pudiera llegar a costar diez pesos.

Una transformación estructural, en el caso cubano, pudiera empezar una reforma abarcadora que, de manera simultánea:

1-Incremente los salarios.

2-Unifique la moneda y, en consecuencia, el mercado.

3-Autorice el trabajo por cuenta propia en un amplio rango de actividades.

4-Inicie el desarrollo de la banca corporativa estatal para asistir a ese empresariado que, lejos de representar una amenaza, contribuiría a la eficiencia económica del país.

5-Oferte las capacidades ya creadas en zonas francas para que las empresas productoras o comerciales extranjeras operen desde ellas hacia el mercado interno cubano, con incentivos fiscales durante los cinco primeros años de su asentamiento. En esos almacenes pueden adquirir sus insumos los diferentes actores económicos nacionales, sean estatales o no, en la moneda única nacional y a la tasa cambiaria del momento. Dada la crisis de liquidez en divisas por la que ahora atraviesa Cuba, esta autorización haría viable a muy corto plazo la puesta en marcha de las medidas mencionadas.

6-Autorice la libre compraventa de viviendas y la venta de terrenos ociosos, no agrícolas, para la construcción de viviendas. Fomentar el crédito para las nuevas edificaciones y para la reparación de las existentes.

7-Articule un sistema tributario inteligente, que no desestimule la actividad económica en general.

8-Una vez autorizados los puntos anteriores eliminar los subsidios estatales, pues no se trata de “darle” a la gente, sino de crearle un marco jurídico-económico que facilite el despliegue del capital humano formado dentro del proceso cubano.

9-Elimine los permisos migratorios y toda la carga financiera que de ellos se derivan, pues de la misma manera que el Estado no puede soportar la carga de los subsidios a la población, ésta tampoco puede soportar la del Estado en esas disposiciones arbitrarias.

Este paquete de modificaciones posibles en la economía es un asunto de política doméstica que no debe vincularse al diferendo con los Estados Unidos. Permitiría la generación de empleos útiles y sentaría con pragmatismo las bases de una continuidad, porque restituiría la esperanza a las familias cubanas que han servido de pilares, durante medio siglo, a una revolución que hace tres años les prometió cambios que no acaba de emprender.

24/2/10

Cómo enseñar lengua española sin torturar al alumno

Por: Enrique Soldevilla

Hay dos tipos básicos de transmisión de saberes: el que enseña de manera práctica y mecánica cómo hacer algo técnico y específico, como ensamblar un motor de combustión interna, y otro que enseña a razonar sobre aspectos que, precisamente por no tener como finalidad una “aplicación técnica”, necesitan desencadenar procesos de razonamientos, manejando nociones abstractas, para que un tema de estudio especifico llegue a ser comprendido. Dentro de este último tipo de transmisión de saberes se ubica la enseñanza de la lengua española.

Se trata de una materia a la cual -en un mundo dominado por las ciencias aplicadas, la técnica y el comercio- los estudiantes suelen rechazar, no sin faltarles alguna cuota de razón, dada su experiencia de haber cursado año tras año, en cada grado, los mismos contenidos, en esencia repetidos. Terminan el bachillerato saturados de gramática normativa o de conceptos lingüísticos y empiezan su vida universitaria deseando no tener jamás que volver a dividir una palabra en sílabas, subrayar un sintagma ni a demostrarle al profesor cómo se hace una oración subordinada en función adjetiva. No quieren ser de nuevo torturados con una cadena de categorías inservibles para los no especialistas, cuya finalidad educativa -obligada por una concepción curricular inadecuada- se empeña en producir “gramáticos”, en vez de intentar producir comunicadores eficientes.

No olvidemos que el ser humano, en su desarrollo, primero aprende a comunicarse y después, en los años iniciales de escolarización, es que aprende las reglas básicas de uso gramatical de su idioma materno. Esto significa que ninguna persona emite sus ideas racionalizando en términos gramaticales lo que dice. Nos comunicamos mediante un idioma codificando y decodificando los significados semánticos de un mensaje. Nadie decide así: “A María voy a explicarle, mediante una subordinada sustantiva, que no estoy de acuerdo con su criterio sobre la tala de árboles”. Quizás no ocurre de ese modo porque la velocidad del pensamiento humano es superior a la de su expresión lingüística. Los estudios de Noam Chomsky demuestran que los hablantes pensamos y transmitimos intencionalmente significados semánticos; es decir, contenidos de información que son captados como una unidad de comunicación concreta en cada caso. Apreciemos el siguiente ejemplo: “Los campesinos encontraron una épsula en Bonao”. Tenemos una oración gramaticalmente clara pero semánticamente oscura mientras no sepamos qué es una épsula. No se entiende aunque esté bien construida gramaticalmente. ¿Entonces qué utilidad práctica tiene focalizar la enseñanza de un idioma en la gramática normativa? Los estudios de lingüística deben reservarse para las carreras universitarias de letras y humanidades.

Por otro lado, los resultados de las pruebas nacionales demuestran que el empeño curricular en formar “gramáticos” no ha sido ni será efectivo en la enseñanza de la lengua española mientras no abandone la idea de que la normativa gramatical es un fin en sí misma. Esto no significa que dejemos de enseñar las reglas y los principios de uso de nuestro idioma, sino que no focalicemos la docencia exclusivamente en ellos.

En su lugar debemos enseñar redacción, análisis e interpretación de textos. Una buena estrategia sería apoyarnos en una pragmática semántica - comunicacional, que ofrece un enfoque más próximo a la realidad de los hablantes. ¿Cuál es la vía? Aquella que centra el proceso docente en la redacción de textos, entrenando al alumno a fijarse en el significado de la totalidad de un acto discursivo, y no en la estructura morfosintáctica del mismo. Es decir, la que muestra los marcadores informativos de un mensaje, no la función gramatical de ellos; a la vez, la que demuestra que cada acto discursivo está determinado por la intención comunicativa del individuo. En todo el proceso se asume la oración gramatical (simple o compuesta) como la unidad mínima de comunicación con sentido completo, la única capaz de hacer entendible, para el receptor, una idea terminada.

Desde esa estrategia cada clase debe convertirse en un taller de lectoescritura donde los estudiantes “vivan” el proceso creativo de un texto y desplieguen todo el conocimiento previo que posean acerca de un tema; que aprendan a contextualizar la comunicación para precisar significados. Por esta vía formaremos, desde edades tempranas, individuos con mejores capacidades de razonamiento crítico-analítico, propiciándoles así múltiples autopistas de acceso a la comprensión de otras materias, porque al fin y al cabo, todo conocimiento adquirido se recibe y se transmite a través del lenguaje humano.

13/2/10

Dos análisis interesantes de esta semana

2009: El año en que se desvaneció el raulismo
Viernes 12 de Febrero de 2010 08:03 Rafael Rojas, México DF, para diariodecuba.com


2009, año del cincuentenario de la Revolución, fue también el año en que los líderes históricos de aquella gesta confirmaron, con mayor fidelidad, su pertenencia al segmento más conservador de la clase política insular. Un segmento que monopoliza el poder de iniciar el cambio y, a la vez, las mayores resistencias al mismo. Todas y cada una de las expectativas de reforma, generadas por la sucesión de Raúl Castro, entre el verano del 2006, cuando se inició la convalecencia de Fidel, y el verano del 2008, cuando el lenguaje reformista alcanzó sus tonos mayores, fueron desvanecidas por el mismo gobierno que las creó.

El raulismo, esto es, la idea de un gobierno sucesor, encabezado por Raúl Castro, que emprendería limitadas reformas económicas, que reconduciría pragmáticamente las relaciones internacionales de la isla, que facilitaría la renovación generacional de las élites, que flexibilizaría el acceso a algunos derechos civiles, que moderaría la estridencia de los medios de comunicación y que renegociaría su popularidad frente a la población, por medio de una relativa satisfacción de necesidades básicas, evitando así una escalada violenta de desobediencia civil y represión policíaca, nunca fue una realidad. Pero el año pasado dejó de ser una promesa.

Esas expectativas de cambio se difundieron dentro y fuera de la isla, en la propia clase política, en la población insular, en la disidencia interna, en el exilio y en la comunidad internacional. Casi todos los actores políticos involucrados en el proceso cubano concedieron cierto margen de realización a las reformas raulistas. Varias iniciativas de la oposición y el exilio, decenas de congresos académicos y análisis de expertos, movimientos diplomáticos de la Unión Europea, América Latina y hasta el Departamento de Estado, dan fe de una extendida valoración positiva de las posibilidades reformistas del primer gobierno de Raúl.

Muchos dirán ahora que nunca se hicieron ilusiones, pero en aquel momento era difícil no ver la sucesión como antesala de la necesaria transición democrática cubana. El propio Raúl y varios altos funcionarios de su primer gobierno, como Carlos Lage y Felipe Pérez Roque, propiciaron aquel clima llamando a "cambios estructurales y de concepto", a la derogación de "prohibiciones absurdas", al desarrollo de una diplomacia "pluralista", a un abandono de la retórica de la "batalla de ideas", a una dirección institucional y colectiva, a un ambiente de debate interno y a un cambio en el estilo y el ceremonial del régimen.

Esos líderes, que hablaban hace dos años de reformas, han terminado llamando a la población a no hacerse ilusiones y reprochando a la ciudadanía sus constantes demandas al Estado. Ellos mismos, los principales constructores de un Estado omnipresente, que controla la sociedad y la economía de la isla, se quejan ahora de un paternalismo estatal que limita las iniciativas económicas y civiles de los ciudadanos. La única manera de revertir dicho paternalismo, como sabemos, no es el llamado a la austeridad, sino la liberación de iniciativas ciudadanas por medio de una reforma profunda, de la economía, de la sociedad y también de la política insular.

Las ilusiones perdidas

El año pasado fue la pérdida de aquellas ilusiones. La destitución de Carlos Lage y Felipe Pérez Roque, acusados de "indignos" por quien los sostuvo en el poder durante más de veinte años, y de otros funcionarios profesionales como José Luis Rodríguez y Fernando Remírez de Estenoz, fue la primera prueba de que la cúpula del régimen no estaba interesada en una renovación o en una "dirección colegiada", como se le llamó alguna vez, entre distintas corrientes del partido y el gobierno. Esas destituciones se produjeron poco después de la depuración de jóvenes "talibanes" y ejecutivos de la "batalla de ideas", dando la falsa impresión de que formaban parte del mismo proceso de reemplazo de "fidelistas" por "raulistas". Como ahora sabemos, se trató, en realidad, de una operación de ambos Castros con el fin de recuperar poderes delegados por ellos mismos.

El anuncio de la postergación indefinida del sexto congreso del Partido Comunista de Cuba fue otra señal del desinterés oficial en un clima de debate "socialista" sobre los graves problemas económicos, sociales y políticos de la isla y, a la vez, de la voluntad de diferir reformas. Dado que entre 2007 y 2008, el gobierno se limitó a liberar tímidamente el consumo y entregar tierras en usufructo a los campesinos, y la Asamblea Nacional del Poder Popular no legisló ninguna reforma de importancia, las expectativas de cambio, dentro de la militancia reformista, se proyectaron sobre el VI congreso. Muchos partidarios de un cambio más profundo, dentro y fuera de la isla, también pusieron esperanzas en ese congreso.

Varios comunistas reformistas, encabezados por el académico Pedro Campos, elaboraron un proyecto de trece propuestas programáticas para transitar hacia un "socialismo participativo y democrático", que aunque no tuvo difusión en ningún medio de la isla, reflejó el horizonte de expectativas del reformismo sistémico. Allí se proponía, por ejemplo, una relativa desestatalización de la economía nacional, por medio de formas cooperativas y autogestionadas de propiedad, y —lo que era más audaz— una reforma de las leyes electorales y del código penal para hacer más representativo y plural el sistema político. Con la postergación del congreso, el gobierno de Raúl dio un portazo, ya no a la oposición, el exilio o la comunidad internacional, sino a muchos socialistas cubanos.

Los llamados al debate y a la pluralidad, que abundaron en los primeros años, fueron apagándose poco a poco, junto con un notable incremento de la represión. Los encarcelamientos de opositores, aunque preventivos y breves, aumentaron durante todo el 2009. Un nuevo blanco de las restricciones a las libertades públicas fueron los blogueros, sometidos a arrestos express y a actos de repudio, como los que sufrieron Yoani Sánchez y Reinaldo Escobar. Tampoco salieron ilesos del rearme autoritario de la "seguridad nacional" algunos jóvenes socialistas, académicos de las ciencias sociales, activistas comunitarios y promotores culturales, que intentaron abrir los estrechos espacios de la sociabilidad estatal.

El aumento de la represión, como solía ocurrir en la primera mitad de esta década, se dio acompañado de una crispación de los medios oficiales de comunicación, similar a la de los peores momentos de la "batalla de ideas". La televisión, la radio, la prensa y, sobre todo, publicaciones electrónicas del gobierno cubano o de sus simpatizantes en la izquierda europea y latinoamericana se llenaron de artículos infamantes contra opositores y blogueros, a quienes, una vez más, se les acusó de "agentes al servicio de una potencia extranjera", por el simple hecho de cuestionar la precariedad de la vida habanera o demandar pacíficamente un cambio político.

Regresión de la política exterior

Todavía en los primeros meses del 2009, el gobierno de Raúl Castro reiteraba su disposición a construir una nueva relación con la administración de Barack Obama. La derogación de las restricciones a viajes y remesas de cubanoamericanos a la isla y el inicio del diálogo migratorio entre ambos gobiernos fueron señales alentadoras. En el segundo semestre del año, aquel clima distendido, al menos al nivel del lenguaje, se fue nublando con un ascenso del discurso antinorteamericano en los medios de comunicación y en los pronunciamientos de los máximos dirigentes de la isla.

Ya entre fines del 2009 y principios del 2010, la posibilidad de una reconducción de las relaciones entre ambos vecinos se desplomó con la agresiva posición de la Habana en las cumbres del ALBA y Copenhague, con la equivocada inclusión, por parte del Departamento de Estado, del cubano en la lista de los gobiernos patrocinadores del terrorismo y con la vuelta de la doctrina de la seguridad nacional "socialista del siglo XXI", según la cual, Cuba, junto con Venezuela, Bolivia y Ecuador, está bajo amenaza de una intervención militar norteamericana.

Tanto el aumento de la represión como la rearticulación de la retórica antiyanqui fueron parte de una regresión de la política exterior de la isla a los últimos años del gobierno de Fidel Castro. Poco antes de su viaje a Brasil, en el 2008, Raúl Castro declaró ser un comunista partidario del pluralismo internacional y aseguró que la relación más importante de Cuba en el hemisferio era con el gobierno de Lula. Ese y otros gestos de sus primeros años como gobernante interino y, luego, como presidente sucesor, fueron interpretados como búsqueda de un esquema diversificado de relaciones internacionales, en las que el vínculo con la Venezuela de Hugo Chávez y el ALBA, aunque no fuera abandonado, se vería compensado por nuevas alianzas regionales y globales.

El segundo semestre de 2009 y, específicamente, la cumbre del ALBA en la Habana, a mediados de diciembre, fue la confirmación de que ni siquiera en política exterior el actual gobierno se distanciaba mínimamente del anterior. Las señales de diversificación diplomática de 2008 facilitaron movimientos favorables a La Habana en Madrid, la Unión Europea y varios países latinoamericanos que, como México y Chile, resintieron sus agendas bilaterales luego de la represión de 2003. En todas esas cancillerías, la firma de los tratados de derechos civiles y políticos de Naciones Unidas y la liberación de algunos opositores pacíficos, injustamente encarcelados hace ya siete años, fueron vistas con buenos ojos. Hoy queda muy poco de aquella esperanza en la mayoría de las diplomacias occidentales.

Los límites de la obediencia

Diplomáticos, académicos, analistas, ciudadanos de la isla y la diáspora tratan de explicarse las razones del desvanecimiento del raulismo. Los más escépticos aseguran que nunca hubo tal proyecto raulista, que siempre Fidel estuvo en control de la situación o que Raúl nunca contempló seriamente reforma alguna y que los gestos tímidamente aperturistas fueron señales de humo, como tantas otras en cincuenta años de socialismo, concebidas para bajar la presión externa y, a la vez, incrementar el control interno. Los que creen posible una reforma desde arriba, optan por la explicación más simple: lo que sucedió fue que Fidel se recuperó y mandó a parar a Raúl.

Lo más triste es que una y otra explicación, aparentemente irreconciliables y que tanto polarizan los debates electrónicos, tienen un trasfondo común: ambas hacen depender todo lo que sucede y sucederá en Cuba de la vida de Fidel Castro. Frente al panorama de un país que pide cambios a gritos, mientras su gobierno pone todas las energías en obstruir esos cambios y no en propiciarlos, a muchos no los queda más alternativa que pensar que con el debilitamiento o la desaparición de Fidel, el gobierno sucesor retomará el camino de las reformas.

Durante medio siglo, el régimen de la isla ha justificado su aparato represivo y su permanencia en el poder con el argumento de que cualquier oposición política puede recurrir, eventualmente, a actos violentos, espontáneos u organizados, que derivarían en una intervención militar de Estados Unidos. Ahora que el propio gobierno tiene la posibilidad de iniciar reformas que impidan cualquier tipo de estallido social o desobediencia civil, se niega a hacerlo, casi, como si probara los límites de la obediencia y el consentimiento de los gobernados.

¿Cuál es la racionalidad que subyace a la negativa a emprender reformas por parte de un gobierno que ha reconocido, él mismo, la necesidad de esas reformas, cuyo carácter limitado, además, no pondría en riesgo su poder en el corto plazo? Es difícil encontrarla, pero una pista podría estar en el deseo de Fidel, Raúl y el círculo conservador que los rodea de mantener intacto el régimen mientras viva el Comandante. Cualquier cambio es visto por ellos y por sus no pocos seguidores acríticos en el mundo como una claudicación y ellos, como el reaccionario De Maistre, piensan que "imaginar cambios es el camino de la derrota".

Esos ancianos siempre han vivido en guerra, real o imaginaria, y sus mentes se han amoldado a la lógica de la confrontación. Como los guerreros que son, han comprendido que las reformas, aunque limitadas y controlables, serán la puerta a un cambio mayor, que ellos no quieren vivir. Cualquier decisión que tomen en política interna o externa, en los próximos años, estará regida por ese cálculo biológico: el tiempo que les quede de vida debe ser invertido en la perpetuación del sistema político, no en su transformación, problema que legan a los jóvenes. Eso es lo que llaman "victoria": morir sin cambiar.

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El nuevo conservadurismo americano
El movimiento conservador en desarrollo en los últimos meses en Estados Unidos rompe los moldes del republicanismo tradicional y evoca el carácter racista, nacionalista y fanático del fascismo
Por: ANTONIO CAÑO - Washington - 12/02/2010, para elpais.com

Si alguien cree que el tándem Bush-Cheney es la versión más extrema del conservadurismo norteamericano, es posible que pronto compruebe que está en un error. El movimiento conservador en desarrollo en los últimos meses en Estados Unidos, alimentado por el rencor de una clase media empobrecida y por la ambición de una nueva clase política post-partidista, rompe los moldes del republicanismo tradicional y evoca el carácter racista, nacionalista y fanático del fascismo. Por ahora, sólo le falta el ingrediente de la violencia.
La última señal de alarma ha sido la reciente reunión de los Tea Party en Nashville (Tennessee) y el discurso de su líder más visible, Sarah Palin, que llevó el populismo hasta el grado de elogiar la ignorancia como muestra de autenticidad y de destacar como la mayor cualidad política de Scott Brown, el recientemente elegido senador por Massachusetts, el hecho de ser "simplemente un hombre con una camioneta".

Palin es aclamada por sus seguidores por la sencillez de su expediente académico, una simple graduación de periodismo por la modesta Universidad de Wyoming, frente a los títulos de Ivy League que acumula Barack Obama en Columbia y Harvard. El propio Brown ganó adeptos por la virilidad abiertamente exhibida en la revista Cosmopolitan, frente al refinamiento pudoroso de los políticos tradicionales.

La nación de los Tea Party se presenta, en efecto, convencida de haber puesto en marcha una revolución contra la oligarquía de Washington, similar a la que en el siglo XVIII expulsó a los colonialistas británicos. De repente, los republicanos con más pedigrí están en peligro ante esta oleada. El gobernador de Florida, Charlie Crist, un moderado que el año pasado gozaba de un 70% de popularidad, se ve hoy superado en las encuestas por un desconocido joven ultra religioso llamado Marco Rubio. Hasta John McCain, el indiscutible virrey de Arizona, está hoy seriamente amenazado por J. D. Hayworth, un charlatán de una radio local que, en definición de The New York Times, "cada día ataca, y no siempre por este orden, la inmigración ilegal, la pérdida de patriotismo en el país y todo lo que hace Obama".

Todas las mañanas surge entre las filas del Tea Party algún desconocido que en media hora de la demagogia más radical gana diez puntos en las encuestas. "El movimiento está madurando", afirma Judson Phillips, uno de los fundadores de este fenómeno, "las manifestaciones estaban bien para el año pasado, este año hay que cambiar las cosas, este año tenemos que ganar".

¿Ganar qué? ¿Para conducir al país hacia donde? Algunos conservadores moderados y cultos, como Peggy Noonan o David Brooks, aseguran que no hay nada que temer, que estos son grupos enraizados en las tradiciones libertarias de Estados Unidos y que su contribución servirá para dinamizar la vida política del país.

Es posible. Ciertamente, la hostilidad que este movimiento manifiesta hacia Obama no se aleja mucho de la que izquierda exhibió contra Bush -hay que recordar las menciones a su adicción al alcohol o su supuesta indigencia intelectual- y tiene cabida perfectamente, por tanto, en el juego de la democracia. Además, se trata aún de un movimiento muy incipiente. Una encuesta publicada hoy muestra que un 34% de los norteamericanos no ha oído hablar de los Tea Party y que sólo el 18% los apoya.

Pero, desde la óptica europea, ese 18% es mucho y lo que defienden suena peligrosamente excéntrico. Uno de los oradores en Nashville sostuvo con convicción que "está mejor documentado el nacimiento de Cristo que el de Obama". "Es africano", gritó una mujer entre la audiencia. Detrás de esta campaña que le niega a Obama su ciudadanía norteamericana se esconde el rechazo a su legitimidad como presidente.

Nadie habla en EE UU del ingrediente racista de esa campaña. Para los que apoyan a Obama puede parecer ventajista acudir al grito de ¡racismo! cada vez que se le critica. Sus enemigos, por supuesto, no reconocen ese pecado, por mucho que en la reunión de Nashville se escuchara sólo una voz negra, obviamente exhibida para ocultar el carácter puramente blanco del movimiento.

Este nuevo conservadurismo recoge mucha de la frustración del hombre blanco acumulada desde la liberación femenina, los derechos civiles, de todas las leyes para la igualdad que le han ido restando poder al sector de la sociedad eternamente dominante. Ese hombre blanco que tampoco se ha visto favorecido por los buenos contactos, las amistades útiles, el dinero fácil, y que ha ido engrosando durante las últimas décadas una clase media, que fue orgullo de la nación en los años cincuenta, pero que ha sido despiadadamente maltratada por la última revolución tecnológica y la reciente crisis económica.

Esa clase media blanca herida dispara contra lo que tiene más cerca: los inmigrantes, las minorías raciales, los dirigentes políticos. Intenta reducir la competencia, que considera injusta, y pretende que Estados Unidos sea sólo para los verdaderos americanos. Busca la salvación en nuevas doctrinas, y atiende la voz maternal de Palin y los alaridos patriotas de los locutores radiofónicos. Glenn Beck o Rush Limbaugh se convierten, así, en los Walter Cronkite de los nuevos tiempos.

Los conservadores norteamericanos no creen que haya ningún peligro. Confían ciegamente en la fuerza integradora de esta democracia y en su indestructible capacidad de contener cualquier amenaza. Pero desde una óptica europea, esa combinación de demagogia, racismo, nacionalismo y xenofobia, enarbolada por una clase media herida y agitada, es una receta muy conocida y todavía temida. Es verdad que el nuevo movimiento conservador norteamericano hace gala de su defensa de la libertad y no parece aún compatible con un Gobierno que no garantizase el respeto al individuo. Pero el aroma de Nashville siembra dudas, trae malas sensaciones, asusta.