Entrevista del periodista uruguayo Emiliano Cotelo, de Espectador.com al corresponsal de la agencia AFP en Washington:
Estamos en diálogo con Mauricio Rabuffetti, periodista, una voz conocida aquí En Perspectiva, ex colaborador de este programa, actualmente corresponsal de la Agencia France Press (AFP) para América Latina en la capital de Estados Unidos, Washington.
Mauricio, para empezar, esta es la cuarta gira latinoamericana de Bush en sus seis años de mandato. ¿Cómo ha tratado la prensa de Estados Unidos este viaje?
MAURICIO RABUFFETTI:Es la cuarta gira latinoamericana y el octavo o noveno viaje a la región. Hasta ayer, cuando se publicaron los editoriales más sólidos sobre esta gira en The New York Times y The Washington Post, que son diarios realmente influyentes, no era la gira de la que más se han ocupado los medios de comunicación de Estados Unidos. El foco de atención está puesto en otras regiones del mundo, como Medio Oriente, especialmente Irak e Irán y, por supuesto, Corea del Norte. Es por allí que se centran las preocupaciones más inmediatas del gobierno estadounidense y de la prensa.
Un elemento bastante sintomático de la importancia relativa que se le da a América Latina en comparación con otras regiones del mundo a las que se les presta más atención es el volumen de información sobre América Latina, que en general es menor que el que hay con relación a otras regiones del planeta.
Al mismo tiempo hay un interés marcado de la prensa estadounidense en algunos temas específicos puntuales vinculados con América Latina, como Cuba, Colombia, desde hace unos años Venezuela y Hugo Chávez y, más recientemente, el etanol.
Sin embargo, a pesar de esa cuestión estructural de la prensa estadounidense con relación a la información sobre América Latina, este viaje de Bush tiene la particularidad de darse en un contexto de preocupación en aumento en el sistema político de Estados Unidos por algunos temas puntuales que están ocurriendo en América Latina.
Además la gira se da después de producido el cambio central en el balance de poderes en Estados Unidos que representó la llegada de los demócratas como fuerza mayoritaria al Congreso. Esto tuvo como consecuencia que América Latina se instalara con mucha más fuerza en la agenda pública, la del gobierno y la de la prensa.
Sería bueno hablar de un elemento clave en cómo se instaura en la capital política de Estados Unidos un tema en la agenda de preocupaciones del gobierno, de la prensa y por ende de un sector importante de tomadores de decisiones.
EC - ¿Puedes dar más detalles?
MR - En este micromundo que es Washington, más que ningún otro centro político de importancia mundial, se observa la confluencia de diferentes actores del sistema político: autoridades de gobierno, legisladores, por supuesto la prensa, un actor de central importancia como son los centros de análisis privados, sean universidades u organizaciones que se dedican específicamente al estudio de temas puntuales, y finalmente los grupos de presión, los grupos de lobby que buscan promover entre quienes toman decisiones que las mismas beneficien a uno u otro sector. Estos grupos de lobby, que a veces son profesionales a los que se les paga por promover acuerdos, políticas, decisiones, son actores clave en la negociación, por ejemplo, de acuerdos de libre comercio, porque representan a grupos de interés económico puntuales que tienen intereses en juego en pactos comerciales determinados.
Y los centros de análisis que mencionaba se convierten, previo a cada gira de un presidente de Estados Unidos, en el lugar de discusión de los temas que contiene un viaje como este, poniendo a disposición especialistas en los asuntos más variados. En esas mesas redondas que se arman cotidianamente se va dibujando lo que después son las principales líneas de análisis de una gira como la que hoy emprende George Bush.
EC - Bush visitará cinco países: Brasil, Uruguay, Colombia, Guatemala y finalmente México. Al mirar la lista surge la pregunta obvia: ¿cómo se seleccionó a estos países? ¿Por qué estos y no otros? ¿Tiene esto que ver con objetivos puntuales de la Casa Blanca?
MR - Es una pregunta que los periodistas le hemos hecho a cuanto funcionario estadounidense hemos encontrado, incluso al propio presidente Bush. Las interpretaciones de los porqués del viaje de Bush, del itinerario elegido, del momento elegido y de los temas elegidos para la agenda de la gira son muy variadas.
Personalmente creo que puede hacerse un análisis en dos niveles, un nivel que tiene que ver con los objetivos de diplomacia pública del gobierno, y otro relacionado con intereses puntuales en cada uno de los países que Bush va a visitar.
En el primer plano, el de diplomacia pública, es claro que la elección del itinerario apunta a países que podríamos llamar “amigos” de Estados Unidos, que a pesar de tener gobiernos ideológicamente quizás no muy cercanos al gobierno estadounidense tienen afinidad, cierta cercanía, cierta empatía incluso a nivel de intereses, como puede ser el caso de Uruguay.
En los últimos días tanto el presidente Bush como muchos de los funcionarios de alto rango que lo van a acompañar en el viaje (que crearon un contexto de mucha presión sobre la Casa Blanca por considerar que este gobierno ha marginado a América Latina de su agenda) han multiplicado sus apariciones en la prensa para explicar por qué un viaje como este.
El resumen de la explicación oficial es: Bush viaja a América Latina a promover una agenda positiva para la región, que incluye la democracia, el libre comercio como mecanismo de lucha contra la pobreza y (algo que se puede ver como un cambio en el enfoque que hasta ahora venía manteniendo la Casa Blanca) algunas iniciativas en el plano social que fueron anunciadas el martes relacionadas con planes de salud para personas de bajos recursos, planes de educación y planes para el financiamiento de compra de vivienda.
El consejero en seguridad nacional de la Casa Blanca, Stephen Hadley, decía hace dos días que Bush quiere presentar la otra mitad de su agenda para América Latina, que tiene que ver con mejorar las condiciones de vida en la región, que quedó un poco tapada por la guerra de Irak y la guerra contra el terrorismo.
Esto en lo que tiene que ver con la diplomacia pública. Por supuesto que hay intereses puntuales en cada uno de los países que van a recibir a Bush.
***
EC - Hagamos un repaso breve de los intereses en cada uno de los países que Bush va a visitar.
MR - En Brasil la agenda está centrada en etanol y biocombustibles; en Colombia el tema central es el tratado de libre comercio que Bogotá busca que se apruebe en el Congreso de Estados Unidos; la visita a Guatemala es una especie de palmada en la espalda a un país que recibió apoyo de Estados Unidos para tener un lugar en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas; y en México, socio de Estados Unidos en el tratado de libre comercio, se va a tratar el tema inmigratorio, muy candente en este momento en Estados Unidos.
EC - ¿Y por qué Uruguay, un país tan chico, tiene un espacio en la agenda de George W. Bush, y por qué por primera vez ahora? Porque ni en los años de mayor afinidad con el gobierno uruguayo, durante la Presidencia de Jorge Batlle, Bush vino por acá.
MR - Me atrevo a decir que la visita a Uruguay no sólo es lógica sino que sería ilógico que no fuera. En Washington Uruguay tiene desde hace mucho tiempo (no es cuestión de este gobierno pero este gobierno la ha sabido conservar) una excelente imagen de país en el que se respetan las instituciones, se respeta la democracia, de país que cumple sus obligaciones y sobre todo de país que últimamente ha decidido profundizar vínculos comerciales. Como dijo hace unos días un analista muy conservador aquí, Uruguay es un país que Estados Unidos debe usar como ejemplo.
En los últimos días se han hecho algunas precisiones sobre la visita de Bush a Uruguay específicamente. El consejero de seguridad de la Casa Blanca, Stephen Hadley, dijo hace unos días: “Queremos asociarnos con gobiernos que piensen correctamente; Uruguay es un país que desde hace tiempo hace las elecciones correctas y parte del mensaje del presidente Bush es que si los gobiernos hacen buenas elecciones van a tener en Estados Unidos a un socio”. En particular destacó que el gobierno de Vázquez está alentando el libre comercio y el libre mercado. No hace falta mucho más sobre el porqué de la visita de George Bush a Uruguay.
EC - Ayer el diario El País consignaba declaraciones del presidente Bush a un grupo de periodistas provenientes de los países que va a visitar, en particular sobre la posibilidad de un tratado de libre comercio con Uruguay. ¿Cómo se observa esta posibilidad en el medio político de Estados Unidos? Ya sabemos cómo viene el debate aquí, pero es bueno conocer la otra cara de la moneda.
MR - No estuve en la entrevista que tuvieron algunos medios latinoamericanos con Bush. Destacaría algo que dijo el presidente que me pareció bastante importante, dijo: “A veces se requiere cierto tiempo para que las personas se sientan confortables con diferentes tipos de acuerdos comerciales”. A mi juicio es una referencia clara, entre otras cosas, a que el TIFA que firmó Uruguay es percibido por el gobierno de Estados Unidos como una etapa, y de que existe para Uruguay una posibilidad cierta de ir más allá de ese TIFA, un mecanismo que en muchos casos ha servido como preámbulo a tratados de libre comercio y que muchos expertos en comercio interpretan como una forma que asumió el gobierno de Vázquez para ganar tiempo hasta que se asiente la idea de un tratado de libre comercio con Estados Unidos, hasta lograr el quórum dentro del Frente Amplio para un pacto con esas características.
En otra oportunidad podemos hablar de si hay algún quórum en el Congreso de Estados Unidos (dominado ahora por los demócratas, mucho más proteccionistas) para un tratado de libre comercio con Uruguay.
Uruguay es una escala obligada para Bush.
EC - De todos modos el propio Bush se encargó de subrayar en esa entrevista con periodistas latinoamericanos, en particular ante la pregunta del periodista uruguayo, que así como hay posiciones divididas en el gobierno uruguayo en esta materia también existen posiciones encontradas en su propio gobierno. Ese detalle no pasó desapercibido.
MR - Hay que entender una cosa bastante particular: estamos ante un presidente cuya autoridad rápida de promoción comercial, la posibilidad de enviar acuerdos al Congreso que este apruebe sin introducir modificaciones (conocido como fast track), vence en junio, y tiene un Congreso del otro lado dominado por la oposición. Considerando que cualquier tratado de libre comercio debe ser aprobado por el Congreso, donde hay resistencias a acuerdos que ya han sido negociados, como el de Colombia y el de Perú, que todavía no es seguro que vayan a ser aprobados en esta legislatura, existen resistencias y por lo tanto no es tan fácil alcanzar acuerdos de libre comercio con Estados Unidos.
EC - Ya que mencionas el cambio de correlación de fuerzas en el Congreso de Estados Unidos, vuelvo a la gira en general, ¿se puede pensar que este aparente viraje en la política exterior de Estados Unidos hacia una mayor atención a los países latinoamericanos tiene algo que ver con el avance demócrata en el Congreso?
MR - No diría que hay un viraje de la política exterior de Estados Unidos hacia América Latina, hay una coyuntura en el sistema político estadounidense de profunda crítica, de profundo descontento en ambos partidos, tanto en el Republicano como en el Demócrata, por la forma como esta administración ha manejado sus relaciones con América Latina y por las consecuencias que sobre todo los congresistas y algunos sectores conservadores atribuyen a este manejo que consideran equivocado o negligente (esta es la palabra más común aquí). Hay un intento del gobierno de responder con este viaje a este descontento, que si no es corregido va a tener consecuencias en las relaciones de la Casa Blanca con el Congreso, algo que Bush no necesita, menos ahora que perdió la mayoría en el Legislativo.
O sea que yo no hablaría de un viraje porque eso implicaría un cambio de rumbo, y un cambio de rumbo implicaría anuncios concretos de ayudas que Bush no hizo el martes cuando planteó iniciativas poco detalladas y dejó a la audiencia con gusto a poco. Podremos hablar de virajes si esta gira deja resultados palpables que demuestren un mayor compromiso de Estados Unidos con el desarrollo de los países latinoamericanos. Si fuera así, sí, pero por ahora hablar de viraje me parece demasiado.
EC - De todos modos hay una presión fuerte sobre el gobierno Bush para que atienda a América Latina de una manera más clara.
MR - Sí, hay una presión fortísima que se ve en cada audiencia del Congreso en la cual participa algún funcionario de la Casa Blanca, existe una preocupación bastante importante en algunos sectores del espectro político de Estados Unidos por el mayor protagonismo que cobró un personaje muy familiar para nosotros los uruguayos, Hugo Chávez. Hay una diferencia bastante notoria entre la política exterior de Hugo Chávez y la política exterior de Estados Unidos. Chávez en general desembarca con un discurso orientado a lo social (que es una demanda en América Latina) y hace aportes concretos en materia económica: compra deudas, compra bancos, asocia empresas, pone dinero; son resultados. Y Estados Unidos, que también entrega ayuda económica (esa es la preocupación de los legisladores), habla de cosas mucho más abstractas: promoción de la democracia, libre comercio, promoción de principios. De ahí que estos anuncios de medidas concretas de Bush pueden interpretarse como un intento de corregir esta percepción de que no hay hechos concretos ligados a la política exterior de Estados Unidos en América Latina.
EC - ¿Se ve la gira como un intento de salir al cruce de la figura de Hugo Chávez y su ascendencia en algunos países de la región?
MR - Buena pregunta. Hay dos bibliotecas, hay quienes ven este viaje como una respuesta a una influencia creciente de Chávez en la región y quienes no. El gobierno dice que no tiene nada que ver, que persigue objetivos puntuales. En el Congreso es evidente la preocupación por Chávez, sobre todo debido a su acercamiento a Irán en los últimos tiempos. Obviamente Chávez es parte del trasfondo de esta gira, a esta altura no se puede obviar, más cuando hace una especie de contragira al mismo tiempo.
Mi impresión es que el gobierno de Estados Unidos tiene en esta gira de Bush intereses que van desde calmar las críticas en el Congreso por su manejo de las relaciones con América Latina, demostrar a los países de la región que América Latina cuenta para la Casa Blanca, hasta intereses concretos en cada uno de los países. Me queda claro por comentarios de varios funcionarios y especialistas que lo último que quiere Estados Unidos hoy es convertir esta gira en una pulseada con Chávez.
EC - ¿Qué datos tienes sobre la forma como el gobierno de Estados Unidos va a lidiar con el hecho de que cuando Bush esté en Uruguay, en Colonia, en la estancia de Anchorena, Chávez va a estar muy cerca, cruzando el río, en Buenos Aires, posiblemente encabezando protestas contra el presidente norteamericano?
MR - A ese tipo de cosas los funcionarios estadounidenses, del presidente para abajo, no le atribuyen demasiada importancia, por lo menos públicamente. Lo consideran algo normal, dicho por ellos mismos y por el propio presidente Bush. Siempre hay protestas cuando viaja Bush, las había también cuando viajaban otros presidentes estadounidenses, para ellos forman parte del folclore y su discurso es: “Qué bueno que la gente es libre de protestar”.
EC - Ese es el discurso público.
MR - Es el discurso público y es de lo que te puedo hablar. Por supuesto que preguntamos siempre que podemos cómo van a manejar eso y en general la respuesta es esa: “Lo bueno de la democracia es que se puede protestar”. Por ahí nos quedamos con las respuestas.
EC - Incluso ante un acto como el de Chávez en Buenos Aires.
MR - Incluso ante un acto como el de Buenos Aires, esa especie de contragira que ha iniciado Chávez, que no sólo va a Buenos Aires, después va a Bolivia cuando Bush esté en Colombia, y no va a ser el único acto de protesta en contra de esta gira de Bush. Forma parte del ambiente general que rodea cualquier viaje de un presidente que se ha convertido en una figura poco popular en el mundo debido principalmente a la guerra en Irak.
EC - Finalmente, ¿qué resultados pueden esperarse de un viaje como este? Es claro que hay un intento de Estados Unidos de mejorar su imagen en América Latina, entonces, ¿cuánto puede contribuir esta gira a ese objetivo?
MR - Varios analistas me decían hace algunos días que habrá que ver si después de esta gira Bush es capaz de no guardar en un cajón su agenda latinoamericana y comprometerse a ayudar a los países latinoamericanos a lograr algunos de los objetivos que buscan y que en buena medida dependen de la Casa Blanca, por ejemplo acuerdos de libre comercio como el que buscan Colombia y Perú o el que busca Panamá, la extensión de preferencias arancelarias para algunos países andinos o una reforma migratoria no represiva que permita aquietar las aguas en el tema quizás más recurrente vinculado con América Latina.
Mi apreciación personal es que es bastante difícil que en los últimos dos años de la presidencia de Bush cambie demasiado la política hacia América Latina. No olvidemos que este gobierno tiene un frente abierto muy importante que es la guerra en Irak, que le consume prácticamente toda la energía de su política exterior.
8/3/07
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2 comentarios:
Siempre visito tu blog, por las buenas contribuciones que haces. Por lo general artículos muy claros y de fácil acceso.
Saludos afectuosos amigo.
Seguro, tienen un lenguaje mas popular. Saludos Nelson.
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