18/12/07

China aprovecha el trabajo sucio de EE.UU.

Vicky Peláez, del Diario La Prensa, de New York, entrega hoy este artículo:

“A río revuelto ganancia de pescadores” —Refrán

Aquello de que ‘nadie sabe para quien trabaja’ se le está cumpliendo a los Estados Unidos. Mientras éste viene dilapidando el tesoro nacional invadiendo, guerreando, intrigando y generando caos en países ricos de petróleo y gas, para dominar militarmente y mantener el dólar como base de la economía mundial, China, con paciencia de hormiga está penetrando esas regiones sin derramar una gota de sangre ni disparar una bala. Simplemente aporta conocimiento, especialistas, desarrolla proyectos, da becas e invierte generosamente a cambio de esos recursos naturales y ganando simpatía, no el odio que genera el Gran Patrón que viene declinando innegablemente.
Recientemente, China ganó el contrato para la explotación de uno de los más grandes yacimientos de cobre en el mundo, situado en Afganistán donde las fuerzas militares norteamericanas y de la OTAN derraman sangre día a día. Con la inversión de cuatro mil millones de dólares dará trabajo a más de 10,000 afganos y construirá el ferrocarril Afganistán-China. Esta noticia ha dejado mudos a Talibanes, Al-Qaeda y a los norteamericanos con sus aliados europeos juntos.
Igual está pasando en Irak donde, según estimados, más de 800 mil iraquíes, cuatro mil soldados y mercenarios estadounidenses han perdido la vida desde que empezó la invasión norteamericana. Esta joya energética, con reservas de 112 mil millones de barriles de petróleo de bajo costo de extracción y de 220 mil millones en potencia, sigue siendo una presa inalcanzable que está haciendo quebrar la economía norteamericana. Allí señores, la empresa de Dick Cheney, Halliburton expresó sus deseos de abandonar sus proyectos, mientras tanto, PetroChina Co. y China National Petroleum Co. están a punto de firmar suculentos contratos con el gobierno de Bagdad.
Calladamente y sin hacer caso a sanciones y gritos de guerra de los halcones norteamericanos e israelíes contra Irán, China Petroleum Corporation (Sinopec) firmó la semana pasada un contrato por dos mil millones de dólares con Mahmud Ahmadinejad para desarrollar los yacimientos de gas y petróleo ‘Yadavaran’ con reservas de 18.3 mil millones de barriles de petróleo y 12.5 millones de millones pies cúbicos de gas. Su estrategia se basa en que EE.UU. está tan desgastado en Irak que no se atreverá a atacar a Irán, y porque necesita su ayuda para pacificar Irak. Así, China acertó un gol, no solamente a Norteamérica, sino a Rusia e India interesados en el Golfo Pérsico pero tímidos en su desafío a Estados Unidos.
Igualmente en África. Cuando EE.UU. está creando el Comando Africa y construye nuevas bases militares en Uganda, Djibouti, Senegal y Santo Tomé y Príncipe, los chinos ya tienen más de un millón de sus especialistas en el continente envueltos en proyectos energéticos, mineros y de construcción. Su inversión está superando los 12 mil millones de dólares y sus productos inundan los mercados africanos desplazando a europeos y norteamericanos porque sus préstamos son fáciles de pagar. Más de 100,000 estudiantes africanos están becados en las universidades de China.
El más codiciado “patio trasero” de Estados Unidos, América Latina también está penetrado por China que ya controla el Canal de Panamá. El año pasado el presidente chino Hu Jintao pasó más tiempo en el continente que George Bush, y nadie lo abucheó. La inversión china, de 50 mil millones de dólares, crecerá a 100 mil millones para 2010. Dio créditos baratos a Cuba y está explorando petróleo en sus costas. Tiene excelentes relaciones con Argentina, Brasil, Perú, México y Chile. Opera en Venezuela dos yacimientos de petróleo y está importando del país 150,000 barriles diarios. En el futuro su mercado para el oro negro, fácilmente podría reemplazar el de Norteamérica.
Pero EE.UU. tampoco se salva. China le compró más de un millón de millones de dólares de sus bonos federales y los puede utilizar para hacer caer la economía norteamericana que ya por si sola está declinando, mientras la de China está ascendiendo, esto, sin contar el avance de su fuerza estratégica y militar.

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