10/5/08

¿ Qué clase de Presidente sería Obama?

Mario Diament, periodista del sitio digital Clarin.com, nos entrega su análisis sobre Barak Obama en caso de convertirse en Presidente norteamericano. Mis preguntas son: ¿Está preparado el verdadero poder en los EE.UU. para aceptar un presidente afronorteamericano ligado de alguna manera a la cultura musulmana? ¿Logrará vencer al candidato republicano? ¿Lo dejarían concluir su periodo presidencial?

MIAMI.- Con cinco primarias aún por dilucidar, con un total de 163 delegados en juego, es posible proyectar que Barack Obama será el candidato demócrata en las elecciones presidenciales norteamericanas.
Como refuerzo de esta proyección está el hecho de que el senador de Illinois aventaja a Clinton en el número de estados ganados (28 contra 15) y que la cadena ABC anunció ayer que, por primera vez, Obama superaba a Clinton en el total de superdelegados. De modo que ha llegado el momento de preguntarse qué clase de presidente será Barack Obama si vence en noviembre, cuáles serán sus políticas y de qué manera podría cambiar la imagen de los Estados Unidos en el mundo.
Una respuesta parcial a estos interrogantes, por lo menos en términos de perspectiva, se ha proyectado en los últimos meses a partir de los discursos que pronunció en campaña y de las opiniones que algunas figuras relevantes han expresado sobre él. La mayoría parece coincidir en que un presidente negro, tanto por la novedad de su circunstancia como por la sensibilidad que trae alguien proveniente de una minoría con una historia de esclavitud y discriminación, podría contribuir a reducir el resentimiento generalizado que han dejado las políticas de George W. Bush. Como afirmó el ex presidente Jimmy Carter, "si su primer declaración fuese «mientras yo sea presidente de los Estados Unidos nunca torturaremos a un prisionero y no iremos a la guerra a menos que nuestra seguridad sea directamente amenazada», esto transformaría la imagen de los Estados Unidos en la mente de mucha gente alrededor del mundo".
Obama ha ensamblado un equipo de asesores en política exterior que reúne desde ex funcionarios de la administración de Clinton, como Richard Danzig y Anthony Lake, hasta veteranos como Zbigniew Brzezinsky y Dennis Ross y luminarias relativamente recientes como Mona Stuphen y Samantha Power. Esta última renunció a su cargo en la campaña después de haber hecho declaraciones insultantes sobre Hillary Clinton, pero su nombre sigue siendo mencionado como una posible secretaria de Estado. La composición de este equipo indica que Obama se propone llevar adelante una política exterior liberal, que tratará de reducir la presencia norteamericana en Irak, buscará una mayor participación europea en Afganistán, intentará desactivar relaciones conflictivas y buscará alguna forma de acercamiento con Cuba.

Obama ha proclamado reiteradamente que "es necesario hablar con los enemigos", en alusión a regímenes como los de Irán, Siria y Venezuela, pero es probable que, una vez instalado en la Casa Blanca, se vea obligado a imbuirse de una dosis de pragmatismo. En el conflicto palestino-israelí, su posición ha sido claramente proisraelí, hasta el punto de haber denunciado los recientes contactos del ex presidente Carter con dirigentes del grupo terrorista Hamas, y es de esperar que asuma una posición más enérgica y activa frente al genocidio en Darfur.
Sus referencias a América latina han sido escasas y poco específicas, aunque defiende la sanción de una ley que posibilite un programa de visas temporales para trabajadores mexicanos y una ley que permita la eventual regularización del estatus de los inmigrantes ilegales. En suma, Obama promete ser un presidente moderado, en la tradición más progresista del Partido Demócrata.
Sus asesores económicos pueden describirse como realistas de centroizquierda, definición que le cabe al propio senador. Herencia conservadora La herencia que recibirá de los dos períodos de la administración de Bush no será fácilmente reversible. Deberá lidiar con una Corte Suprema fuertemente conservadora y una estructura legal y de seguridad, producto de las medidas adoptadas después del 11 de Septiembre, que tomará mucho tiempo desmantelar.
Pero lo más importante que Obama traerá a la Casa Blanca, si resulta elegido, será un cambio de espíritu. En un país con la historia racista que han tenido los Estados Unidos desde la guerra civil hasta la lucha por los derechos civiles, la asunción de un presidente negro promete tener un efecto edificante y renovador. Esta capacidad de la sociedad norteamericana por recrearse es, posiblemente, su cualidad más admirable. Tal vez Obama termine siendo un presidente convencional o ineficaz. ¿Quién puede saberlo? La precisa organización de su campaña no lo anticipa. Pero el mero hecho de haber sido posible que el hijo de un inmigrante africano y una irlandesa, que creció en un país musulmán y cuyo segundo nombre es Hussein, pueda aspirar a la presidencia de los Estados Unidos, indica que algo muy fundamental ha cambiado.
Por Mario Diament

1 comentario:

Anónimo dijo...

Interesante artículo, aunque todavía me cuesta creer que en un país como USA pueda ganar un Obama. Si el espíritu de cambio es real y lo puede llevar a cabo, bienvenido y que se pueda mantega en le poder.