CUC mi Habana.
Bajo ese sugestivo título expone Roberto Crispín Sarrá una muestra pictórica naif, casi fotográfica, de las huellas de la doble moneda y su CUC* en la sociedad habanera de hoy. Eso lo informa Pedro Campos en un artículo publicado en kaosenlared. Fresca, como de costumbre.
Una visión desde la crítica política.
Mujeres y hombres, viejos, jóvenes y niños, bien y mal vestidos, negros, blancos, y mestizos, cubanos y extranjeros, de todo eso vi entrar y salir en el mezanine de la galería Diago en la Plaza Vieja de La Habana, donde son expuestos, desde el 14 de Septiembre y hasta fines de Octubre, unos cincuenta y tantos cuadros y objetos disímiles decorados, del pintor naif cubano Roberto Crispín Sarrá,bajo el sugestivo título “CUC mi Habana”.
No queda defraudado el visitante. Utilizando mezclas de distintas técnicas, incluida la fotografía, el artista derrama abundantes lecturas sobre las muchas huellas, implicaciones y relaciones de la dolarización y la subsiguiente doble moneda y su CUC* para con la ciudad de La Habana y sus pobladores.
A la entrada, dos ejemplares de bidet y un viejo extintor de incendios ilustrados anuncian lo que unos interpretan como la necesidad de extinguir ya algo que no sirve más que como muestra de la vieja sociedad. En Cuba, en casi todos los hogares que los tenían, los muebles sanitarios que se utilizaban en la primera mitad del siglo pasado para la higiene íntima con agua a presión, fueron desmontados y muchos son usados ahora como objetos decorativos y canteros para plantas ornamentales.
En la exposición, que contiene algunas pinturas de otros temas y seriesque habitualmentetrabaja el autor, como la medicina y la obra martiana y algunas muestras de sus aprendices, destacan seis cuadros: “Parte de la Historia de Cuba”, “Mi niño sin zapatos”, “Nostalgia”, “Si yo pudiera”, “Crispín contra el Dragón”, y “Agonía”.
Como narrando la realidad, el maestro nos recorre por la controvertida Habana dividida y desgarrada por la doble moneda: los bellos y restaurados edificios del Casco Histórico al lado de otros de vivienda, apuntalados y con fachadas y techos semidestruidos; las tiendas en CUC, abundantes en productos inaccesibles para los carentes de tal moneda, la mayoría del pueblo y toda la pobresía; los niños necesitados de juguetes y zapatos inalcanzables y el padre que sufre, vacíos los bolsillos por su incapacidad para afrontar las necesidades de los hijos y del hogar; la prostitución diversa ligada al desbalance económico y social provocado por la existencia de dos dineros de valores distintos y dispar acceso; expresiones a favor y en contra de la Revolución; el sustrato enigmático de los “balseros” que buscan alcanzar un mundo de ilusionescorriendo el riesgo de enfrentar las mandíbulas de los escualos; las familias divididas y anhelantes de reencuentro, la vida igualmente infeliz de los de allá y de los de acá, separados por el mar, unos con dólares y otros con palmeras; y la religiosidad aumentada en el pueblo cubano en busca de la fe perdida y bien aprovechada por los mercaderes de sentimientos.
Las pinceladas muestran también la desabastecida, pero mantenida y subsidiada libreta de abastecimientos, la comercialización callada pero ofensiva de valores y símbolos patrios; los problemas en el transporte popular; el televisor que hay que arreglar para optar por otro; el mercado negro, el gris y el sucio; las antenas anatemas de portocarreros techos; el demandado bombo; la permanente arenga revolucionaria que intenta teñir la realidad con palabras, las bondades agrícolas de latierra cubana olvidadas por un sistema burocrático que niega ala propia Revolución y a su campesina historia; y siempre y en todas partes nuestro Martí recurrente en la obra de Crispín, todo, con el esplendor y colorido del trópico salpicado de la inevitable y por suerte relajante picaresca criolla.
Otras muchas más incidencias, en las que cadavisitante se identificará, podrán ser observadas en ésta que pudiera ser –también- llamada “La guerra del dinero contra el pueblo cubano”.
El dinero…ese dinero, ese tan maldito “bien” para esta sociedad y tan bendito mal para la otra.
La extensa obra de este talentoso artista, de profundas raíces populares, expuesta en muchos países de Europa y América, nunca ha tenido la suerte de ser acompañapor su autor que, en su estrecha morada -no propia- brinda talleres comunales sistemáticos y gratis a niños de su barrio. Su arte revolucionario y comprometido con los intereses del pueblo, que no se queda en lo descriptivo, lo lleva a identificar las “causas de las cosas” y a buscarle soluciones, aunque sean complicadas -¿alguna no lo es?- y por ello corra riesgosde ser malinterpretado por los inquisidores que aparecen y desaparecen entodos los quinquenios.
“Crispin contra el Dragón”, nos muestra lo que parece ser el pueblo cubano con sus organizaciones revolucionarias en la figura de un guajiro montado a caballo blanco como Martí, machete mambí al aire, enfrentadocontra un gigante dragón detres cabezas, botas y una hoz al cinto: el marasmo burocrático doble monetarista que en nombre del socialismo acrecienta las diferencias de clases y amenaza con devorar nuestra Revolución y nuestra propia nación.
Al final, en “Agonía”, un cuajo triste pero a la vez hermoso y futurista: el guajiro cubano, algo cansado, rodeado de flores y el verde de nuestros campos, cercado por los bloqueos se apresta a reanimar, exhausta pero viva, alave que por sus colores simboliza la cubanía y que ha logrado rescatar de las fauces del dragón.
Sin dudas, Crispín hace honor al papel revolucionario del artista crítico de su tiempo, mostrando su “partie bonteuse”, como citaba Marx en francés, su parte vergonzosa. Con su obra está ayudado al pueblo habanero a reconocer su realidad, para que “se asuste de sí mismo y se arme del coraje” que se necesita para salvar al tocororo.
Gracias Crispín por haber concentrado en tan poco espacio tanto moderno realismo socialista del Siglo XXI…perdón por las malas palabras.
La Habana, Octubre de 2007 * CUC. Cubano Convertible. Nombre de la “divisa” cubana que circula paralelamentea la Moneda Nacional, con el equivalente de 1X25. 1 CUC=1.2 dólar.
Mujeres y hombres, viejos, jóvenes y niños, bien y mal vestidos, negros, blancos, y mestizos, cubanos y extranjeros, de todo eso vi entrar y salir en el mezanine de la galería Diago en la Plaza Vieja de La Habana, donde son expuestos, desde el 14 de Septiembre y hasta fines de Octubre, unos cincuenta y tantos cuadros y objetos disímiles decorados, del pintor naif cubano Roberto Crispín Sarrá,bajo el sugestivo título “CUC mi Habana”.
No queda defraudado el visitante. Utilizando mezclas de distintas técnicas, incluida la fotografía, el artista derrama abundantes lecturas sobre las muchas huellas, implicaciones y relaciones de la dolarización y la subsiguiente doble moneda y su CUC* para con la ciudad de La Habana y sus pobladores.
A la entrada, dos ejemplares de bidet y un viejo extintor de incendios ilustrados anuncian lo que unos interpretan como la necesidad de extinguir ya algo que no sirve más que como muestra de la vieja sociedad. En Cuba, en casi todos los hogares que los tenían, los muebles sanitarios que se utilizaban en la primera mitad del siglo pasado para la higiene íntima con agua a presión, fueron desmontados y muchos son usados ahora como objetos decorativos y canteros para plantas ornamentales.
En la exposición, que contiene algunas pinturas de otros temas y seriesque habitualmentetrabaja el autor, como la medicina y la obra martiana y algunas muestras de sus aprendices, destacan seis cuadros: “Parte de la Historia de Cuba”, “Mi niño sin zapatos”, “Nostalgia”, “Si yo pudiera”, “Crispín contra el Dragón”, y “Agonía”.
Como narrando la realidad, el maestro nos recorre por la controvertida Habana dividida y desgarrada por la doble moneda: los bellos y restaurados edificios del Casco Histórico al lado de otros de vivienda, apuntalados y con fachadas y techos semidestruidos; las tiendas en CUC, abundantes en productos inaccesibles para los carentes de tal moneda, la mayoría del pueblo y toda la pobresía; los niños necesitados de juguetes y zapatos inalcanzables y el padre que sufre, vacíos los bolsillos por su incapacidad para afrontar las necesidades de los hijos y del hogar; la prostitución diversa ligada al desbalance económico y social provocado por la existencia de dos dineros de valores distintos y dispar acceso; expresiones a favor y en contra de la Revolución; el sustrato enigmático de los “balseros” que buscan alcanzar un mundo de ilusionescorriendo el riesgo de enfrentar las mandíbulas de los escualos; las familias divididas y anhelantes de reencuentro, la vida igualmente infeliz de los de allá y de los de acá, separados por el mar, unos con dólares y otros con palmeras; y la religiosidad aumentada en el pueblo cubano en busca de la fe perdida y bien aprovechada por los mercaderes de sentimientos.
Las pinceladas muestran también la desabastecida, pero mantenida y subsidiada libreta de abastecimientos, la comercialización callada pero ofensiva de valores y símbolos patrios; los problemas en el transporte popular; el televisor que hay que arreglar para optar por otro; el mercado negro, el gris y el sucio; las antenas anatemas de portocarreros techos; el demandado bombo; la permanente arenga revolucionaria que intenta teñir la realidad con palabras, las bondades agrícolas de latierra cubana olvidadas por un sistema burocrático que niega ala propia Revolución y a su campesina historia; y siempre y en todas partes nuestro Martí recurrente en la obra de Crispín, todo, con el esplendor y colorido del trópico salpicado de la inevitable y por suerte relajante picaresca criolla.
Otras muchas más incidencias, en las que cadavisitante se identificará, podrán ser observadas en ésta que pudiera ser –también- llamada “La guerra del dinero contra el pueblo cubano”.
El dinero…ese dinero, ese tan maldito “bien” para esta sociedad y tan bendito mal para la otra.
La extensa obra de este talentoso artista, de profundas raíces populares, expuesta en muchos países de Europa y América, nunca ha tenido la suerte de ser acompañapor su autor que, en su estrecha morada -no propia- brinda talleres comunales sistemáticos y gratis a niños de su barrio. Su arte revolucionario y comprometido con los intereses del pueblo, que no se queda en lo descriptivo, lo lleva a identificar las “causas de las cosas” y a buscarle soluciones, aunque sean complicadas -¿alguna no lo es?- y por ello corra riesgosde ser malinterpretado por los inquisidores que aparecen y desaparecen entodos los quinquenios.
“Crispin contra el Dragón”, nos muestra lo que parece ser el pueblo cubano con sus organizaciones revolucionarias en la figura de un guajiro montado a caballo blanco como Martí, machete mambí al aire, enfrentadocontra un gigante dragón detres cabezas, botas y una hoz al cinto: el marasmo burocrático doble monetarista que en nombre del socialismo acrecienta las diferencias de clases y amenaza con devorar nuestra Revolución y nuestra propia nación.
Al final, en “Agonía”, un cuajo triste pero a la vez hermoso y futurista: el guajiro cubano, algo cansado, rodeado de flores y el verde de nuestros campos, cercado por los bloqueos se apresta a reanimar, exhausta pero viva, alave que por sus colores simboliza la cubanía y que ha logrado rescatar de las fauces del dragón.
Sin dudas, Crispín hace honor al papel revolucionario del artista crítico de su tiempo, mostrando su “partie bonteuse”, como citaba Marx en francés, su parte vergonzosa. Con su obra está ayudado al pueblo habanero a reconocer su realidad, para que “se asuste de sí mismo y se arme del coraje” que se necesita para salvar al tocororo.
Gracias Crispín por haber concentrado en tan poco espacio tanto moderno realismo socialista del Siglo XXI…perdón por las malas palabras.
La Habana, Octubre de 2007 * CUC. Cubano Convertible. Nombre de la “divisa” cubana que circula paralelamentea la Moneda Nacional, con el equivalente de 1X25. 1 CUC=1.2 dólar.
1 comentario:
Creo que donde de verdad tiene que reflejarse el debate es en los medios de comunicación de la isla, y esto no ha sucedido aún. Seguimos esperando el paso del "debate" a la acción.
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