Más prácticos y mucho menos caros que las antenas terrestres y los satélites, los grandes globos estratosféricos podrían cubrir todas las necesidades de comunicación.
Este proyecto de un iraní establecido en Suiza interesa mucho a los países del Sur. En octubre, swissinfo fue a orillas del Lago de Constanza, en su parte germana, para ver la primer X-Station en su tamaño natural.
La casa Zepelín, el museo Zepelín, la Universidad Zepelín, la fábrica Zepelín: la sombra de los grandes dirigibles se encuentra también en Friedrichshafen. Frente al lago, el monumento del viejo conde Ferdinand, muerto hace 90 años, con la inscripción de su fe: "Es suficiente creer en ello para lograrlo".
Así lo creyó él y sus globos dirigibles vuelan aún, esencialmente para los turistas. Sin embargo, desde hace algunas semanas parecen pequeños en comparación con el nuevo mastodonte de cien metros de longitud que "ocupa" una buena mitad de su enorme hangar, cerca de la pista del aeropuerto.
La X-Station del ingeniero y empresario Kamal Alavi no es un producto Zeppelín, sino que el padre de este proyecto no encontró en Suiza un hangar lo suficientemente grande para construir su prototipo.
Comunicación sin hilo para todos
Es un hombre de negocios habituado a convencer. Kamal Alavi explica la génesis de su idea: "El único medio para acabar con el monopolio de los operadores sobre el último kilómetro de las redes fijas es desarrollando redes sin hilos".
Los satélites son muy caros y las antenas también, además de ser poco aceptadas por la gente a causa de las radiaciones que generan.
La solución está entonces en las alturas y requiere menos energía de la que se puede uno imaginar. "Un teléfono satélite usa 0,4 voltios para transmitir su señal a 500 km de altitud. Y nosotros estaremos a no más de 21 km, explica el ingeniero. En cambio con las antenas terrestres la señal puede ser apenas cinco veces más poderosa, debido a los obstáculos que tiene que flanquear.
Con las ondas que llegan del cielo hay mucho menos obstáculos que atravesar. Colocada en el límite inferior de la estratosfera, una única X-Station podría recibir y transmitir todas las comunicaciones de telefonía móvil e Internet de alta frecuencia en una circunferencia de mil kilómetros de diámetro, sobre un terreno plano.
Si se trata de una superficie accidentada, como en Suiza, la cifra se reduce a 200 kilómetros. Sólo con tres de estos globos sería suficiente cubrir a todo el país, actualmente erizado con más de mil antenas. En el caso de todo el continente africano, unas cuarenta estaciones serían suficiente para cubrirlo.
Una solución a la fosa numérica
Kamal Alavi es muy consciente de ello: su primer mercado está en el Sur. Con su entusiasmo comunicativo, el empresario ha convencido al Fondo Mundial de la Solidaridad Numérica (FSN), nacida tras las cumbres gemelas de Ginebra y Túnez, para reducir la fractura digital.
El presidente de Senegal, Abdoulaye Wade, y el director de la Comisión de Comunicación de Kenya, John Waweru, han visto ya el zepelín de Kamal Alavi. El dirigente senegalés ha prometido "venderlo" personalmente en la próxima reunión de la Organización de la Conferencia Islámica, que se realizará en Dakar en primavera.
Aún falta la fase de prueba
Por el momento, el globo dirigible es sólo un prototipo. Únicamente las pruebas de vuelo podrán verificar si todo funciona como está planeado.
Luego de unos ensayos con un minizepelín de 10 metros, un modelo de 30 metros debe ser puesto a prueba a finales de año. Después se mostrará el modelo gigante en Friedrichshafen, modelo que volará primero sobre suelo suizo antes de intentar vuelos africanos, el año próximo.
La X-Station es un gran cigarrillo de plástico de doble cobertura (helio al centro, aire alrededor) con un pequeño avión sin piloto debajo. Hecho a base de fibra de carbón, éste es un producto de RUAG, la antigua empresa de municiones de Suiza. Parece una mininave espacial.
Es éste el que se ocuparía de transportar las antenas y los módems, o las cámaras, en caso de que también la estación fuese un instrumento de vigilancia del medio ambiente o del tráfico, por ejemplo.
Pero, sobre todo, serviría para mantener la posición de la estación ante los vientos de altitud. La aeronave puede separarse del zepelín y descender a la base terrestre cuando el globo llegara al final de sus días, tras cinco años en el cielo, aproximadamente.
Para funcionar requiere de energía. La cumbre del zepelín está cubierta de células solares. Y debido a que éstas se calientan muy rápidamente y el helio debe mantenerse en frío, el aire de la cobertura exterior debe enfriarse con un ventilador.
Un buen comienzo
"Creemos que funcionará", indica Jean-Philippe Thiran del laboratorio de tratamiento de señales de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL), quien coordinó los estudios técnicos del proyecto.
La NASA se ocupó de un concepto similar, sin éxito, hace una década. "No es que nosotros seamos mejores, sino que ellos simplemente decidieron que ya no era su prioridad. En los últimos años ha habido tanto progreso en la tecnología de los materiales, las baterías, las células solares ", explica el profesor de la EPFL.
"Kamal Alavi es muy fuerte a nivel del marketing, y la gente se involucra porque el proyecto les hace soñar un poco", concluye Thiran.
EMPRESA DE ALTA ESCUELA
Para desarrollar la X-Station, StratXX, la empresa de Kamal Alavi recurrió a las dos Escuelas Politécnicas Federales de Zúrich y Lausana, a las Universidades de Neuchâtel y de York (Inglaterra) y a la compañía suiza RUAG, además de al Instituto de Investigación de Materiales, Empa, que depende de las Escuelas Politécnicas suizas.
StratXX financia las investigaciones superiores al precio real y a cambio se reserva la propiedad intelectual de todos los descubrimientos hechos y los procedimientos realizados en las altas escuelas en el marco de este proyecto, como ocurre normalmente en ese tipo de colaboraciones.
SUPERMATERIAL
La X-Station se ha hecho a base de sustratos de fibras sintéticas laminadas, tres veces más resistentes que el aluminio de las alas de los aviones.
Ocho capas de esta hoja de plástico son suficientes para contener la fuerza de una bala de fusil.
La doble envoltura del zepelín de 100 metros de Kamal Alavi pesa 240 kilos, en comparación con la tonelada de peso del zepelín de la primera generación, 25% más pequeño.
22/11/07
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1 comentario:
DESEARIA MAS INFORMACION AL RESPECTO POR CUANTO TENGO LA MISMA IDEA PERO PARA DESARROLLARLA EN BOLIVIA. GRACIAS MI CORREO ES IVANHOE_3@HOTMAIL.COM.
AGRADECERIA TODA LA AYUDA.
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