20/1/08

El chiste de los domingos

En una ciudad en Dinamarca muere un eminente cardiólogo y sus familiares deciden hacerle un grandioso y pomposo funeral.
En medio de la iglesia y detrás del ataúd se encontraba un gigantesco corazón todo cubierto de flores. Terminado el servicio fúnebre y leída la oración, el corazón se abre en dos y el ataúd, al son de una hermosa música, se desliza suavemente dentro del corazón. Una vez adentro, las dos puertas se cierran y el ataúd desaparece de la vista de los presentes, encerrado para la eternidad.
En ese momento se oye la risa de uno de los amigos del difunto. Todos los asistentes se dan vuelta para mirarlo y el señor se disculpa diciendo: "Lo siento mucho. Estaba pensando en mi propio funeral... Soy ginecólogo".

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estimado Enrique a través de house of the blogs, encontré el tuyo me gusto mucho, dio la casualidad que el mio figuraba en el mismo sitio...la politica al poder, un fuerte abrazo, bueno lo del ginecólogo...
luduran