14/4/07
El chiste de los domingos
Un cubano asiduamente almorzaba en el mismo restaurante y cada vez que el camarero le mostraba la carta el cubano le decía que no hacía falta, que él adivinaba todo lo que se ofertaba en el menú con sólo olfatear los cubiertos. Y siempre adivinaba. Un día el camarero, para joderlo, le pidió a Clotilde la cajera que se pasara un juego de cubiertos por sus partes genitales, a fin de despistarle el olfato al adivino. Cuando éste se sentó a la mesa y olió los cubiertos detenidamente le preguntó al camarero: "¿Aquí trabaja Clotilde?"
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1 comentario:
Cosas de la vida, hacia mucho que yo no hacia ese chiste y hace como dos dias se lo conte a unos amigos mios, Buena coincidencia y muy buen chiste, quizas demasiado directo, adornalo un poco.
Saludos Nelson
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