Una grata noticia nos trae el boletín informativo de Cubarte mediante esta entrevista de Pedro Quiroga Jiménez al maestro Guillermo Tuzzio. La última vez que lo vi tocaba en el piano bar del Club Habana, en el año 2000; luego supe que estuvo un tiempo contratado en un crucero. Como homenaje a su talento aparece ahora una antología discográfica bajo el título De Norte a Sur. En cuanto tenga un chance voy a comprarlo. Se los recomiendo.
Las firmas de célebres compositores americanos, entre quienes destacan los mexicanos Agustín Lara y Armando Manzanero, el venezolano Juan Vicente Torrealba, el brasileño Antonio Carlos Jobin, y el estadounidense Herman Hupfeld figuran en el CD De Norte a Sur, del pianista cubano Guillermo Tuzzio.
Ese nuevo fonograma de la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales (EGREM) cuenta con la presencia del prestigioso tecladista y compositor cubano Chucho Valdés (ganador de cinco premios Grammy), quien por primera vez produce para un colega. Valdés interviene, además, para tocar a dúo su Habanera de Loraine y Profecía, esta última del coterráneo Adolfo Guzmán (1920-1976).
Con una carrera de cuatro décadas, Tuzzio también ha acompañado a conocidos vocalistas del patio –populares y líricos- y ha alternado en los más cotizados centros nocturnos del país, entre ellos, el famoso cabaret Tropicana, la Marina Hemingway y el restaurante La Torre , todos en esta capital. Ha representado a la isla en escenarios de la ex Unión Soviética, Hungría, Checoslovaquia, Bulgaria, República Democrática de Corea, Angola, Argentina, España, Italia, Portugal, Jamaica y República Dominicana. Temas como As time goes by, Yo te recuerdo, La flor de la canela, Solo con las estrellas, Alfonsina y el mar y el tango Te amaré (Silvio Rodríguez).
La historia comenzó en 2004 de forma inesperada. El encuentro de Valdés y Tuzzio en el habanero hotel Panorama marcó el inicio de un trabajo coherente y concienzudo, con el detalle que imprimen los grandes a cualquier obra. Según el intérprete, la primera idea fue la música cubana: Frank Emilio, César Portillo, Marta Valdés…
Empezamos –dice- a preparar el repertorio y una noche la esposa de Chucho, la argentina Lorena Salcedo, preguntó: ¿no tocas nada de mi país, ningún tango? Le respondí afirmativamente pero me negué a hacerlo por la herejía. Ante su insistencia toqué el tango Uno y aquello le dio un vuelco a todo lo que habíamos pensado; Chucho accedió a incluir otros compositores.
¿Por qué De Norte a Sur?
- El título fue sugerido por la propia Lorena. Su visión estaba clara: comenzar desde los Estados Unidos e ir bajando por la geografía americana hasta llegar a Uruguay con temas bien conocidos.
¿Cuáles son los preceptos de un pianista como tú, para poder mantenerse en activo?
- Tocar mucho, oír mucho. Compositores nuestros, porque siempre voy a donde uno nació. La música es auditiva, escucha bien pero no imites a nadie; que se entienda bien la melodía, que se toque bonito el fraseo, que no se muerdan las notas. No es que hagan lo que yo digo pero hay que tocar limpio.
Como en el cantante la dicción es importante, decir correctamente para nosotros es el fraseo, no morder notas que no van, tocar con gusto. A veces esas rapsodias no necesitan grandes adornos, sino cosas sencillas. Además, hay que tener un repertorio amplio y aprender de memoria las partituras.
Hay personas que te identificaron en un tiempo con el francés Richard Clayderman.
- Me rehúso a las comparaciones porque el estilo es diferente; tocamos la música instrumental ligera de una manera distinta. Primero toco lo cubano y luego lo internacional, pero con mi temperamento, con otra forma de interpretar. Sucedió que cuando grabé mi primer disco, en 1985, al orquestador se le ocurrió que yo hiciera A, como amor, que aquí estaba muy en boga por Clayderman, sin embargo, otro grande de nuestra música, que es Sergio Vitier, dijo una vez: “Tuzzio tiene un estilo; puede que guste o no, pero tiene su sello personal”.
Curioso que te hayas dedicado a la música instrumental ligera y no a los clásicos.
- Yo me gradué con un concierto de Mozart en Re Menor, con una orquesta de cámara que dirigió el desaparecido maestro Manuel Duchezne Morilla, padre de Duchezne Cuzán.
Mozart siempre me ha gustado y me atrevería a tocarlo ahora, tendría que estudiarlo mucho, pero lo haría con un buen director y con el respaldo de la Sinfónica Nacional , para sentir el apoyo porque uno tiene prestigio y lo único que no puedes es hacer el ridículo después de tantos años de carrera.
¿Nunca te atrajo la composición?
- Tengo mis canciones. En mi primer disco está uno de mis números: Preludio para dos enamorados (muy escuchado en la emisora de alcance nacional Radio Enciclopedia), y tengo también el bolero Sin ti, la noche es larga. En total son siete temas porque la musa no me visitó más.
Tuzzio como ser humano, en su tiempo libre…
Leo diariamente. Toco el piano, estudio, retomo cosas que me vienen a la mente. Soy un hombre casero; converso por teléfono con mis amigos porque soy de pocas visitas y me acorta las distancias, pero hago lo que todo el mundo: disfrutar de la televisión, escuchar música en la radio, mantener la casa siempre arreglada.
Hay que hacerlo todo con gusto y asesorarte con los que más saben, con los especialistas… Ese es mi consejo para los nuevos pianistas, para los jóvenes que salen a la luz ahora.
¿Qué ha sido lo más difícil de tu carrera?
- Darme a conocer, imponerme un poquito. He tenido la suerte de alternar con los grandes, de escuchar sus consejos, pero ahora –volviendo a los conejos de España, como reza el refranero- a veces en mi melancolía y en mi tristeza este nuevo disco ha venido a darme un nuevo aire, una alegría inmensa.
Que Chucho me haya dado la armonía y la melodía, ambas manos, la izquierda y la derecha –porque ha sido un trabajo con amor-; eso me emociona. Conservo la partitura con su música (Habanera de Loraine), porque me la escribió para que la tocara, y me la dedicó.
Ya puedo morir tranquilo por el hecho de que alguien de su talla haya grabado conmigo.
Ese nuevo fonograma de la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales (EGREM) cuenta con la presencia del prestigioso tecladista y compositor cubano Chucho Valdés (ganador de cinco premios Grammy), quien por primera vez produce para un colega. Valdés interviene, además, para tocar a dúo su Habanera de Loraine y Profecía, esta última del coterráneo Adolfo Guzmán (1920-1976).
Con una carrera de cuatro décadas, Tuzzio también ha acompañado a conocidos vocalistas del patio –populares y líricos- y ha alternado en los más cotizados centros nocturnos del país, entre ellos, el famoso cabaret Tropicana, la Marina Hemingway y el restaurante La Torre , todos en esta capital. Ha representado a la isla en escenarios de la ex Unión Soviética, Hungría, Checoslovaquia, Bulgaria, República Democrática de Corea, Angola, Argentina, España, Italia, Portugal, Jamaica y República Dominicana. Temas como As time goes by, Yo te recuerdo, La flor de la canela, Solo con las estrellas, Alfonsina y el mar y el tango Te amaré (Silvio Rodríguez).
La historia comenzó en 2004 de forma inesperada. El encuentro de Valdés y Tuzzio en el habanero hotel Panorama marcó el inicio de un trabajo coherente y concienzudo, con el detalle que imprimen los grandes a cualquier obra. Según el intérprete, la primera idea fue la música cubana: Frank Emilio, César Portillo, Marta Valdés…
Empezamos –dice- a preparar el repertorio y una noche la esposa de Chucho, la argentina Lorena Salcedo, preguntó: ¿no tocas nada de mi país, ningún tango? Le respondí afirmativamente pero me negué a hacerlo por la herejía. Ante su insistencia toqué el tango Uno y aquello le dio un vuelco a todo lo que habíamos pensado; Chucho accedió a incluir otros compositores.
¿Por qué De Norte a Sur?
- El título fue sugerido por la propia Lorena. Su visión estaba clara: comenzar desde los Estados Unidos e ir bajando por la geografía americana hasta llegar a Uruguay con temas bien conocidos.
¿Cuáles son los preceptos de un pianista como tú, para poder mantenerse en activo?
- Tocar mucho, oír mucho. Compositores nuestros, porque siempre voy a donde uno nació. La música es auditiva, escucha bien pero no imites a nadie; que se entienda bien la melodía, que se toque bonito el fraseo, que no se muerdan las notas. No es que hagan lo que yo digo pero hay que tocar limpio.
Como en el cantante la dicción es importante, decir correctamente para nosotros es el fraseo, no morder notas que no van, tocar con gusto. A veces esas rapsodias no necesitan grandes adornos, sino cosas sencillas. Además, hay que tener un repertorio amplio y aprender de memoria las partituras.
Hay personas que te identificaron en un tiempo con el francés Richard Clayderman.
- Me rehúso a las comparaciones porque el estilo es diferente; tocamos la música instrumental ligera de una manera distinta. Primero toco lo cubano y luego lo internacional, pero con mi temperamento, con otra forma de interpretar. Sucedió que cuando grabé mi primer disco, en 1985, al orquestador se le ocurrió que yo hiciera A, como amor, que aquí estaba muy en boga por Clayderman, sin embargo, otro grande de nuestra música, que es Sergio Vitier, dijo una vez: “Tuzzio tiene un estilo; puede que guste o no, pero tiene su sello personal”.
Curioso que te hayas dedicado a la música instrumental ligera y no a los clásicos.
- Yo me gradué con un concierto de Mozart en Re Menor, con una orquesta de cámara que dirigió el desaparecido maestro Manuel Duchezne Morilla, padre de Duchezne Cuzán.
Mozart siempre me ha gustado y me atrevería a tocarlo ahora, tendría que estudiarlo mucho, pero lo haría con un buen director y con el respaldo de la Sinfónica Nacional , para sentir el apoyo porque uno tiene prestigio y lo único que no puedes es hacer el ridículo después de tantos años de carrera.
¿Nunca te atrajo la composición?
- Tengo mis canciones. En mi primer disco está uno de mis números: Preludio para dos enamorados (muy escuchado en la emisora de alcance nacional Radio Enciclopedia), y tengo también el bolero Sin ti, la noche es larga. En total son siete temas porque la musa no me visitó más.
Tuzzio como ser humano, en su tiempo libre…
Leo diariamente. Toco el piano, estudio, retomo cosas que me vienen a la mente. Soy un hombre casero; converso por teléfono con mis amigos porque soy de pocas visitas y me acorta las distancias, pero hago lo que todo el mundo: disfrutar de la televisión, escuchar música en la radio, mantener la casa siempre arreglada.
Hay que hacerlo todo con gusto y asesorarte con los que más saben, con los especialistas… Ese es mi consejo para los nuevos pianistas, para los jóvenes que salen a la luz ahora.
¿Qué ha sido lo más difícil de tu carrera?
- Darme a conocer, imponerme un poquito. He tenido la suerte de alternar con los grandes, de escuchar sus consejos, pero ahora –volviendo a los conejos de España, como reza el refranero- a veces en mi melancolía y en mi tristeza este nuevo disco ha venido a darme un nuevo aire, una alegría inmensa.
Que Chucho me haya dado la armonía y la melodía, ambas manos, la izquierda y la derecha –porque ha sido un trabajo con amor-; eso me emociona. Conservo la partitura con su música (Habanera de Loraine), porque me la escribió para que la tocara, y me la dedicó.
Ya puedo morir tranquilo por el hecho de que alguien de su talla haya grabado conmigo.
2 comentarios:
No me imagine que te gustaba la musica, Gentle, te veo mas analitico y ensayista.
Sí me gusta la musica, en particular el feeling cubano, el jazz y el bossa nova brasileño.
Con Tuzzio, mi esposa y yo, con otros amigos, pasamos noches de feeling muy agradables en el referido piano bar. Me hacian recordar las noches en El Elegante del hotel Riviera, con Felipe Dulzaides, Elena Burque y otros.
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