25/6/07

Revelan planes contra Fidel Castro

La verdadera historia de las pastillas envenenadas es parte de la primicia informativa que Granma publica hoy sobre los planes de atentado al líder cubano desde los primeros momentos del triunfo de la revolución.Estos artículos coinciden con la desclasificación de documentos secretos de la CIA.


La información desclasificada indica que en un primer momento surgieron puntos de vista discordantes entre la CIA y la mafia en cuanto al posible método a utilizar en el magnicidio. A finales de 1960, según señala Earman: "[...] aparentemente la agencia había pensado primero en términos de un asesinato político al estilo de las pandillas en el cual Castro sería derribado a balazos [...]". Pero Giancana razonó que no se podría reclutar a nadie porque la posibilidad de sobrevivir y escapar sería insignificante, decidiendo proponer a sus jefes en Nueva York tratar de introducir un veneno letal, lento y efectivo. Según el Comité "[...] existen algunas pruebas de que a Giancana o Rosselli se les ocurrió la idea de depositar una cápsula en una bebida de Castro para darle al agente la posibilidad de escapar [...]".

Robert Maheu, un antiguo agente del FBI, en aquel tiempo un operativo que trabajaba para un Fiscal de EE.UU en la CIA, fue un vínculo clave con Sam Giancana y Johnny Rosselli, las dos figuras de la mafia más íntimamente mezclados con los intentos de matar a Castro. Vea a Evan Thomas: The Very Best Men: Four Who Dared (New York: Simon &Schuster, 1955), pp.226

Según el informe del Comité Selecto "el efecto corrosivo de tener que tratar con personajes del bajo mundo está gráficamente demostrado por el hecho de que el fiscal general Robert Kennedy, el cual ha dedicado gran parte de su vida profesional a luchar contra el crimen organizado, no emitió una orden en contra de la cooperación con tales personas cuando él supo en mayo de 1962 que la CIA había utilizado a Sam Giancana en una delicada operación contra Cuba […], el Fiscal General supo que la operación —la cual le fue descrita como terminada— había involucrado el asesinato. De acuerdo con testigos de la CIA, el Fiscal General estaba furioso por el informe y cursó órdenes diciendo que él debía ser consultado antes de que fuesen utilizados de nuevo personajes del bajo mundo. Él no dijo, sin embargo, que no se debía utilizar más a personajes del bajo mundo".

Según el informe del Inspector General de la CIA, el mafioso Santos Trafficante tenía contactos con un "funcionario insatisfecho" que tenía acceso a Castro de una forma que presumiblemente lo capacitaba para envenenarlo. Siguió diciendo que los gangsters identificaron como "su hombre" a Juan Orta, director de las oficinas del Primer Ministro Fidel Castro, el que —según ellos— estuvo una vez en posición de recibir pagos de los intereses del juego y como había perdido esa fuente de ingresos necesitaba dinero.

Más tarde, entre finales de febrero y principios de marzo de 1961 —según Earman— la mafia informó a la CIA que las píldoras habían sido enviadas a Cuba y entregadas a Orta, el que las mantuvo en su poder un par de semanas y las devolvió, lo cual no parece cierto.

Juan Orta se asiló en la embajada de Venezuela en La Habana entre el 11 y el 13 de abril de ese año. El gangster Rosselli y el jefe de apoyo de la CIA declararon más tarde ante el Comité Selecto el 30 de mayo y el 24 de junio de 1975 que "el funcionario cubano descrito por el Inspector General como aquel que realizó el primer intento estaba de hecho implicado en el proyecto de asesinato e imputaron su fracaso a haberse rajado por cobardía [...]". Esto puede tener relación con una
supuesta fuente de la estación de la CIA en Miami que informó el 21 de marzo de 1961 que Juan Orta deseaba desertar y solicitaba ayuda.

Earman comentó que Orta perdió su posición en las oficinas del Primer Ministro cubano el 26 de enero de 1961, lo que al parecer ya sabía la mafia cuando le envían el veneno. Sin embargo —razona Earman— los altos funcionarios de la CIA Edwards y O’Conell "no conocieron del momento en que Orta perdió su posición" —y termina diciendo— "parece probable que mientras la agencia pensaba que los gangsters tenían un hombre con fácil acceso a Castro, lo que tenían era un hombre disgustado por haber perdido este acceso [...]" Al parecer, el inspector Earman se equivocaba en este razonamiento. ¿Por qué el interés de la CIA en presentar a Juan Orta, considerado por el Comité Selecto del Senado el primero en intentar ejecutar el asesinato de Fidel, como un funcionario cubano insatisfecho, comprometido, reclutado y sobornado por la mafia y además cobarde?

Quizás la respuesta pudo haberla dado el propio Orta si el inspector general Earman lo hubiera entrevistado en Miami, adonde había arribado en 1965. Quizás hubiera declarado que desde 1953 cumplía misiones como agente del Departamento de Estado en Santo Domingo o que era directamente atendido desde 1959 en la más completa clandestinidad por la estación local de la CIA en La Habana como agente indicador en los momentos en que trabajaba en las oficinas del Primer Ministro cubano. De ser esto cierto, como aseguró la fuente citada, la CIA tendría que revelar algún día por qué ocultó ante Earman y el Comité Selecto esos vínculos secretos con Orta, o si estaba tratando de "protegerlo" para comprar su silencio sobre sus viejos vínculos con la CIA, como hace hoy con el terrorista Luis Posada Carriles. O si le convenía más presentarlo ante la opinión pública norteamericana como un corrupto empleado de la mafia que como un agente a su servicio. Esto último podría explicar el porqué la CIA no orientó directamente a su agente a ejecutar el magnicidio sino prefirió utilizar como pantalla a la mafia en tan repugnante acto.

Entrevista con el ex oficial de la CIA John Mac Meckples Spiritto.

El detenido señaló que había conocido a Juan Orta en Santo Domingo en 1953, cuando este era agente del Departamento de Estado de EE.UU. Según su declaración, con posterioridad al triunfo revolucionario, Juan Orta trabajó como agente encubierto para la CIA, atendido desde la estación local en la sede diplomática de Estados Unidos en La Habana. Archivos del MININT,1972.

En aquellos primeros contactos con la mafia —según declaró el Inspector General— la CIA negó siempre "conocer" a los ejecutores directos. Esto le permitiría, en el momento oportuno, negar su participación, de acuerdo al concepto de la "negación plausible".

Después de aquel fracaso, cuando faltaban pocas semanas para la invasión mercenaria, en medio de la frustración y anticipando ya el futuro revés, según Earman, la CIA aprobó la utilización del terrorista Manuel Antonio de Varona Loredo, cabecilla del Frente Revolucionario Democrático y del grupo terrorista Rescate, para un nuevo proyecto criminal contra Fidel. Rosselli entregó el dinero acordado y nuevas pastillas letales fueron entregadas a Varona en una reunión en el Hotel Fointainebleau de Miami entre los meses de marzo y abril de 1961 para que las hiciera llegar a Cuba. Rosselli declaró ante el Comité Selecto en 1975 que Maheu "[...] abrió su portafolio y colocó un montón de dinero sobre sus rodillas [...] y también sacó las cápsulas y explicó cómo iban a ser utilizadas [...] Según recuerdo, no podían ser usadas en sopas hirvientes y en cosas como esas, pero sí podían usarse en agua o algo parecido, con un efecto de duración limitada [...] todo tenía que hacerse lo más rápidamente posible [...]". Según comentó Earman: "[...] poco es conocido de los canales utilizados más allá de Varona [...] se cree que tenía una persona dentro de Cuba en posición de utilizar la pastilla contra Castro [...] Edwards recuerda algo sobre un contacto que trabajaba en un restaurante frecuentado por Castro [...] Edwards cree que el plan fracasó por que Castro dejó de asistir a ese restaurante [...]".

La CIA mentía al afirmar que desconocía los "canales utilizados más allá de Varona [...]" Tony Varona dirigía desde Miami uno de los principales grupos terroristas que actuaban en Cuba en esos momentos, la organización contrarrevolucionaria Rescate Revolucionario Democrático,abastecida con armas y explosivos por la agencia. La propia CIA había situado a Varona al mando del Frente Revolucionario Cubano (FRC) en 1960. Según rememora Earman, el alto oficial de la CIA Jacob Esterline, preocupado al conocer la participación del cabecilla en aquel complot, intentó cancelar, sin éxito, aquella operación, al considerarlo una de las cinco figuras claves del FRD, fuertemente involucrado en el apoyo a la cercana invasión de Playa Girón.

La CIA trató de negar o al menos minimizar su responsabilidad en este nuevo complot al declarar ante el Comité la posibilidad de que Varona ya estuviera involucrado en operaciones independientes con la mafia para eliminar a Fidel, antes de que fuera contactado por primera vez en marzo de 1961. El propio Comité argüía que de ser cierto lo anterior, Estados Unidos había aprobado oficialmente, sin saberlo, una operación de asesinato independiente ya existente, lo que supuestamente los convertía en víctimas de una mentira y en rehenes de la mafia. Sus argumentos resultaban sorprendentes: "[...] Más bien parece que el crimen organizado ya tenía en progreso su plan de envenenamiento [...] cuando la CIA entró en escena fortuitamente [...] entonces el crimen organizado ocupaba una posición perfecta: si sus planes privados tenían éxito, entonces tendrían un potencial de chantaje de más alcance contra la CIA que podrían ejercer en el momento oportuno. Sin embargo, si fallaba podían asumir la posición de que solo ejecutaban las directivas del gobierno y posiblemente podían utilizar su participación como posible chantaje [...]". El ex subdirector de la CIA Richard Bissell, durante una entrevista con el Comité se refirió al "chantaje", diciendo que "él había llegado a sentir que la amenaza de chantaje por parte de las personalidades del hampa comprometidas habían constituido el peligro mayor de los planes [...]".50 [Se refiere a los planes de asesinato.]

Más asombrosa aún resultó la declaración del entonces director de la CIA Richard Helms ante el Comité en 1975, en la que ponía en duda que las píldoras hubieran salido de Estados Unidos, negando incluso que este proyecto se tratara de un verdadero plan de asesinato. La actitud del señor Helms resultaba, por demás, cínica y ridícula.

"[...] También entiendo que existía la cuestión de las píldoras envenenadas que se suponían que se trasladaran a La Habana. Nunca hubo pruebas de que se transportaran o salieran de Estados Unidos. Nunca hubo pruebas de que el plan saliera del territorio de la Florida y si de hecho era un plan de asesinato, se me informó mal, porque yo tenía entendido que era un esfuerzo para ver si se podía establecer conexión entre la mafia en la Florida y la mafia en La Habana. Hasta donde yo sé, nunca se hizo la conexión".

Documentos cubanos establecen que Alberto Ceferino Cruz Caso recibió de manos de un miembro de su organización, enviadas por Tony Varona, una pequeña caja de cápsulas blancas transparentes similares a las de creosotas o de aceite de hígado de bacalao a principios de 1961, algunas de las cuales fueron entregadas a Leopoldina Grau Alsina (Polita), la que reconoció este hecho. El terrorista Jesús Companioni Souza relató que en los primeros meses de 1961 se reunió con Polita en su domicilio de 5ta Avenida y calle 14, en Miramar, la que conociendo sus actividades contrarrevolucionarias en el sector gastronómico, solicitó su colaboración para atentar contra Fidel en algunos centros donde este concurría a comer, para lo cual le entregó dos tabletas envueltas en papel de celofán, las que no daban sabor al paladar y tenían efecto a las 24 horas, después de ingeridas. El terrorista Santos de la Caridad Pérez Núñez confesó haberse reunido a principios de 1961 con su amigo
Jesús Companioni en el parqueo existente en la calle 25 y M, Vedado, a un costado del hotel Habana Libre donde laboraba, recibiendo una pequeña cajita con dos tabletas envueltas en papel celofán, las que guardó en su taquilla, en espera de una oportunidad propicia para el atentado.

En aquellos momentos arreciaban también los planes de asesinato dentro del país en vísperas de Playa Girón, a manos de grupos terroristas internos, estimulados por Estados Unidos. Los casos estudiados revelaban el interés de algunos grupos terroristas en hacer uso de armas y explosivos plásticos de alto poder en grandes avenidas y en otros lugares públicos, introducidos ilegalmente por vía marítima al país por grupos de misiones especiales dirigidos directamente por la CIA. La agencia conocía todos aquellos planes o los manipulaba indirectamente. La estación local o sus mercenarios conocían bien los lugares más asequibles para disparar, pues las habían estudiado con detenimiento como las áreas cercanas al antiguo Palacio Presidencial, la céntrica calle Paseo, la Plaza de la Revolución o los accesos a un aeropuerto cercano a La Habana que era utilizado para viajes ejecutivos.

La obsesión de la CIA por tratar de asesinar a Fidel no se detuvo un instante después de su derrota en las arenas de Playa Girón. La CIA declaró en 1967 que la operación de las pastillas envenenadas había sido cancelada después de Girón, pero se vio obligada a reconocer que cuando se reavivó en abril de 1962, era una operación que aún estaba en marcha.

Richard Helms atestiguó que la intensa presión ejercida por la administración Kennedy para derrocar a Castro lo había llevado a percatarse de que la CIA estaba actuando dentro del marco de su autoridad al tratar de asesinar a Castro: "[...] esta presión se intensificó durante el período de la operación Mongoose [...]".

La CIA no podía negar lo contrario ya que conocía que en 1965 la seguridad cubana había puesto al descubierto el complot de las pastillas envenenadas y sus principales autores dentro del país fueron llevados ante los tribunales; por otra parte, algunos de aquellos complotados colaboraban directamente con la agencia desde 1962.

La operación Mangosta se desarrolló con fuerza desde finales de 1961 hasta principios de 1963 y tenía como objetivos crear condiciones mediante un proceso de desestabilización a través del sabotaje y la subversión que condujera a una sublevación interna y la consiguiente intervención de las fuerzas armadas norteamericanas. La operación incluía el desarrollo de planes de asesinato contra Fidel Castro Ruz.

La CIA había decidido entonces, según sus documentos, declarar"indignos de confianza" y "excedentes" a Giancana y a Maheu, lo que indicaba su propósito de guardar distancia con estos personajes, a los cuales ya no necesitaban y mantener eventualmente sus contactos con Tony Varona, mientras a espaldas de este, iba reclutando a los cabecillas de su propia red de Rescate Revolucionario Democrático en Cuba.

Según el Comité Selecto, el alto oficial de la CIA William Harvey entregó las píldoras a Rosselli, quien había llegado a Miami el 21 de abril de 1962, diciéndole; "[...] estas funcionan en cualquier parte y en cualquier momento con cualquier cosa [...]" Rosselli le comunicó que los "cubanos" tenían la intención de utilizar las píldoras para asesinar a Che Guevara al igual que Fidel y Raúl Castro. Según Rosselli, Harvey estuvo de acuerdo con los "blancos", declarando que "[...] todo está bien, lo que ellos deseen hacer [...]".

Aunque puedan parecer inusuales estas afirmaciones realizadas ante un comité parlamentario de un país, la CIA actuaba con plena conciencia de la gravedad de su actuación pero intentaba aparecer públicamente como una simple "abastecedora" y hacer recaer en sus mercenarios la responsabilidad de la ejecución de una operación que no tenía paralelo en la historia del terrorismo. La CIA no hizo mención en 1967 ni en 1975 que el frasco enviado a Cuba poseía unas 500 pastillas venenosas para ser repartidas entre los grupos contrarrevolucionarios relacionados con Rescate Revolucionario Democrático, según confesiones de los terroristas detenidos.

Los documentos cubanos corroboran que desde febrero de 1962 la CIA había comenzado a sostener contactos directos con cabecillas de Rescate involucrados en los planes de envenenamiento contra Fidel y orientó a sus nuevos agentes no enviar más información a Tony Varona, sino mantener el contacto directo con la CIA. En su declaración, Leopoldina Grau Alsina expone: "[...] un día Norberto García llega clandestino a Cuba con armamentos y un grupo [...] se escondió en su casa y le habla a Mongo (Ramón Grau Alsina) trabajar para la CIA [...] y entonces me pide a mí que deje de estar mandando noticias para Rescate, que ya Rescate prácticamente no funciona y que trabaje directamente con él allá [...] Norberto lo preparó a él en la cosa técnica (se refiere a medios de enlace con escritura secreta) [...] mi trabajo era informar a Mongo lo que yo recibía a través de la red que yo tenía de Rescate, de mujeres [...]" Archivos del MININT. Expediente de Leopoldina Grau Alsina, 1965. (Norberto García era agente de la CIA. Se infiltró en Cuba y logró escapar por La Coloma, Pinar del Río, a finales de 1962.)

Documentos cubanos revelan que el frasco de pastillas con el rótulo de aspirinas Bayer llegó a La Habana a través de un funcionario de una embajada europea acreditada en la capital, días después de su entrega por la CIA en Miami. El veneno lo recibió esta vez Leopoldina Grau, quien continuaba fungiendo como cabecilla de la sección femenina de Rescate. Polita guardó aquel frasco de pastillas blancas y consultó con sus jefes el destino de aquel potente veneno. El cabecilla Alberto Cruz Caso, coordinador de Rescate Revolucionario Democrático, declaró al ser detenido en 1965 que: "[...] desde el exterior, Tony Varona, le envió en los primeros meses de 1962 a través de una representación diplomática, un frasco conteniendo 500 pastillas venenosas, semejantes a las cafiaspirinas, las cuales fueron recibidas por Leopoldina Grau Alsina, conjuntamente con una nota donde les orientaba que las distribuyesen a todas las organizaciones con las que mantenían relaciones [...]". En otra declaración precisaba: "[...] llegaron las pastillas a casa de Herminia [...] Polita las había llevado allí [...]. El frasco tenía un papel adosado que explicaba se manejara con cuidado [...]. Al día siguiente yo vi a Polita que me entregó una carta de Varona en la que decía que las pastillas se disolvían rápidamente en líquido frío o caliente, que debían manipularse con cuidado, que eran insaboras, incoloras e inodoras, que las mismas debían ser usadas entre las principales figuras del régimen, que se distribuyese entre las organizaciones pero manteniendo control de las mismas, que se le avisara a él enseguida que se usaran, le dije a Polita que no dijera nada de aquello a nadie [...]".

Polita declaró entonces "[...] se quedó Herminia a cargo de las‘aspirinas’, el coronel Álvarez Margolles me entregó tres para que yo las repartiera en la forma que yo estimara [...] le entregué dos a Manolo Companioni [...] las colocó creo que en el Hilton [...] yo me quedé con una pensando en colocarla en la rotonda [...] la de la Ciudad Deportiva, [se refería al restaurante El Recodo] pero cuando fui a buscar al muchacho que trabajaba allí nunca lo encontré [...] yo reintegré mi pastilla al pomo [...] entonces sucedió la detención de Margolles [...] todo aquello vino abajo. Se quedaron las aspirinas durmiendo el sueño eterno en casa de Herminia".

Polita continuó describiendo la ruta seguida por el pomo de pastillas envenenadas: "[...] así que no pensó más en aquello hasta que Carlos Guerrero Costales me vino a ver para pedirme las pastillas, que tenía un plan para desarrollarlo en Palacio [...] entonces yo le entregué a Costales el pomo de aspirinas [...] parece que después no pudo hacer su plan o cayó preso un poco después que yo le diera el pomo [...] Según documentos cubanos, en 1963 el agente de la CIA Guerrero Costales escondió el veneno en la casa de su cuñada María Antonia Nieckse Viera y tiempo después le ordenó deshacerse del mismo. Las tabletas venenosas fueron arrojadas a la basura. Aquella siniestra operación iniciada en Miami terminó entre ratas y estiércol en un basurero habanero, como se había iniciado.

Polita declaró también que "[...] un día Margolles se me apareció con unas capsulitas verdes y me dijo le retirara las dos aspirinas a Companioni y que las sustituyera por estas cápsulas, que eran más eficaces [...] Las capsulitas se las di a Companioni [...]" Companioni relata después que le sustituyó a Santos Armando el veneno y le entregó la otra cápsula a José Antonio Estévez quien se la hizo llegar a Bartolomé Pérez García, maître de banquetes, quien confesó después que debía emplearla en un buffet en la clausura de un congreso médico donde suponían que asistiría Fidel, lo que no se produjo. Según documentos cubanos Jose Antonio Estévez conspiró desde 1960 contra la Revolución en la organización terrorista FAL. Comenzó a trabajar en el hotel Habana Libre en 1960 hasta 1964, como "mochila" del cabaret Caribe. Colaboró en los planes de asesinato organizados por Companioni en dicho lugar. Fue detenido y juzgado en 1965. Bartolomé Pérez García, fue miembro desde 1960 del grupo terrorista FAL. Desde muy joven trabajo como gastronómico en bares y cantinas así como en el hotel Havana Hilton desde su inauguración. Era accionista del bar restaurante El Gato Tuerto, en calle O entre Línea y 19, Vedado, el cual fue expropiado. Colaboró también en la preparación de otro plan de atentado que se fraguaba realizar en el Habana Libre utilizando armas de fuego, el cual fue desestimado por los complotados. Fue detenido y juzgado en 1965.

Pero aquel nuevo intento de envenenamiento a partir de abril de 1962 reveló también algo sorprendente, no reconocido por la agencia ante el Inspector General ni ante el comité selecto. En los momentos en que la CIA entregó el frasco de pastillas en Miami a Rosselli para que lo hiciese llegar a Cuba a través de Tony Varona, ya se encontraba en el país su agente reclutador Norberto Martínez Díaz, miembro del grupo de Operaciones Especiales de la estación de Miami, con la misión de reclutar a los miembros o vincularlos al grupo Rescate "fortuitamente" complotados en el plan de envenenamiento. Sin duda, la CIA no deseaba dejar ningún cabo suelto y decidió monitorear directamente en el terreno aquella operación criminal. Veamos en síntesis una reconstrucción histórica realizada sobre la infiltración de este agente:68

"[...] En febrero Norberto Martínez Díaz se infiltró por la zona de Santa Lucía, en Pinar del Río. Pedro Fernández Díaz,69 un carbonero que trabajaba para la CIA lo recibió y le dio su apoyo. Poco después se trasladó hacia La Habana [...]. En la capital se puso en con tacto con Ramón y Leopoldina Grau Alsina, con quienes desde mucho antes mantenía comunicación por el correo ordinario desde Esta dos Unidos.

"A través de los hermanos Grau Alsina contactó con varias personas, como el ex coronel Francisco Álvarez Margolles, español nacionalizado que había prestado sus servicios militares en la época del presidente Carlos Prío, con Rodolfo León Curbelo, el hombre que había traído las primeras pastillas con veneno antes de Playa Girón, con Manuel Companioni Souza, ex dealer del cabaret Sans Souci y Havana Hilton a las órdenes de Santos Trafficante, con Alberto Cruz Caso y el doctor Carlos Guerrero Costales, que había sido médico personal de Carlos Prío, estos dos últimos jefe y segundo jefe de la organización contrarrevolucionaria Rescate, y con otras personas relacionadas con la familia Grau [...] También contactó con Bartolomé Pérez García, capitán del restaurante de banquetes en ese hotel, Santos de la Caridad Pérez Núñez, gastronómico de la cafetería, José A. Estévez Romero, mochila del cabaret Caribe y Danilo Muñiz McBeath, cantinero, todos miembros de la citada organización, y conformó una red de espionaje que un año después participaría en un peligroso plan de atentado contra nuestro Comandan te en Jefe Fidel Castro Ruz [...] Durante la estancia de Norberto Martínez Díaz en Cuba, Ramón Grau lo escondió varios días en su casa contigua [...]"
Más en http://www.granma.cubaweb.cu/2007/06/25/nacional/artic07.html

3 comentarios:

Fantomas dijo...

gentleman y a quien le importa eso

lo que tenemos que hacer es acabarlo ya como vilma y cremarlo

no pierdas tu tiempo con el papel sanitario granma , usalo para limpierte el trasero chico

Anónimo dijo...

Me parece muy bueno que se publique el articulo sobre los datos de la CIA y los intentos por matar a Fidel, es una cuestión de mucho interés para el público. Existe un blog que ofrece datos adicionales su dirección es: http://radioreloj-matanzas.blogspot.com/

Anónimo dijo...

Profe,falta un documento sobre Carlos Alberto Montaner, en las llamadas Joyas. Trabajaba entonces con Rescate "juvenil" de jefe de "acción y sabotaje", no es cierto?