El Consejo de Seguridad de la ONU no sabe cómo reaccionar a la represión de las protestas multitudinarias en Myanmar: EEUU, Francia y Gran Bretaña sugieren tomar sanciones drásticas contra el régimen militar birmano, mientras que China y Rusia están convencidas de que se trata de un asunto interno. Algunos expertos suponen que la caída del actual Gobierno birmano afectaría a los intereses económicos de Pekín y Moscú.
No es casual que el futuro de este régimen haya acaparado la atención de las grandes potencias mundiales. Myanmar, conocido antiguamente como Birmania, tiene gran importancia estratégica para China y será dentro de poco una pieza clave para la seguridad energética del coloso asiático. Las reservas exploradas del gas natural en Myanmar se calculan en 2,46 billones de metros cúbicos, y las del crudo, en 3,2 mil millones de barriles. Las mayores corporaciones chinas, tales como CNPC, Sinopec y CNOOC, firmaron con Myanmar grandes contratos para la explotación de recursos minerales. La petrolera CNPC suscribió en enero pasado un contrato con el Ministerio birmano de Energía para tender un oleoducto de 2.380 Km desde el puerto de Sittwe, en Myanmar, a Kunming, en China. En abril se aprobó la financiación de una tubería paralela, por valor de más de mil millones de dólares, que deberá transportar anualmente alrededor de 56 mil millones de metros cúbicos del gas. Gracias a estos proyectos, los petroleros procedentes del África y el Oriente Próximo podrán descargar hidrocarburos en Sittwe, sin necesidad de pasar por el problemático Estrecho de Malaca. China tutela a Myanmar desde hace tiempo, suministra las armas al régimen birmano y, según algunas fuentes, planea incluso instalar allí bases navales.
Empresas rusas también tienen intereses en Myanmar. Atomstroyexport firmó en mayo pasado un acuerdo que contempla la construcción del centro birmano de estudios nucleares. Zarubezhneft, Itera y Silver Wave Sputnik Petroleum promueven proyectos petroleros en la plataforma marítima de este país.
En 2001, Myanmar adquirió 15 cazas rusos MiG-29, por un importe total de casi US$150 MM, y va negociando con Rosoboronexport la creación del sistema nacional de defensa antiaérea con la ayuda de sistemas rusos Tor-M1 y Buk-M1-2.
"En caso de que suban al poder las fuerzas democráticas, se van a orientar seguramente hacia EEUU", considera Alexei Kirichenko, el mayor experto ruso en asuntos birmanos. "A diferencia de Pekín, cuyos intereses en Myanmar están garantizados por la proximidad geográfica y la presencia de amplia comunidad china, Moscú no puede esperar a que la cooperación siga desarrollándose al ritmo actual", señala él.
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1 comentario:
Hay que aprovechar la era de la globalización. Los ciudadanos anónimos debemos utilizar la red para hacer más justo este mundo. Dado que India y China tienen muchos intereses en Birmania, propongo mirar la etiquetas y boicotear todo lo fabricado en esos dos paises aunque sean de multinacionales de otros paises.
Saludos
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