Óscar Martínez , periodista de La Prensa Gráfica, de El Salvador, publicó esta entrevista con Hans Dieterich, quien valora posibles escenarios de la gestión presidencial de Raúl Castro.
Empiezo con la pregunta que usted dejó planteada en aquella entrevista de diciembre de 2006: Lo importante, dijo, es saber cuál de las tres corrientes que Fidel personalizaba dominaría tras su salida: la vanguardista, la centrista o la conservadora. ¿Cuál resultó ser?
Pienso, y estoy muy contento, que es la fracción de vanguardia la que ha tomado las riendas. Además, creo que la fracción de Raúl Castro es la única que tiene el poder de cambiar el rumbo de las cosas en Cuba.
¿Por qué cree que es el grupo que puede encaminar Cuba?
En todo organismo político grande hay tres secciones: izquierda, centro y derecha. El Partido Comunista de Cuba tiene esas fracciones, y la más vanguardista y poderosa ha sido siempre la del núcleo original de la guerrilla, encabezada por Fidel, Raúl, el Che, Camilo Cienfuegos, etcétera. Esta fracción hegemónica ha logrado mantener el control durante 50 años. La transferencia del mando a Raúl garantizará en la medida de lo posible que tenga el poder gente que luego no va a liquidar la revolución. Tú ves ejemplos como la revolución mexicana y la soviética donde desde el interior de los partidos ha salido la gente que ha destruido el proceso.
Si ganó la vanguardia, dígame con nombres quiénes son los conservadores.
No quisiera mencionar nombres. Hay un sector ortodoxo que, como en cualquier organización de masas, opta por la preservación de lo existente. Ese sector existe, y no solo en cuanto a la política, sino en cuanto a la economía, a los valores de la familia, a la homosexualidad, al trato de las mujeres. Ese sector tiene mucho poder en Cuba. Y, el otro peligro, son los sectores burocráticos. El estado es extremadamente grande, porque se ha burocratizado excesivamente todo, y la gente que está ahí no quiere perder su trabajo y va a bloquear cualquier reforma. El obstáculo más grande para las reformas de Raúl viene de una burocracia que quiera proteger su status quo, y de los sectores conservadores. No quiero mencionar nombres, pero es obvio que hay muchos en Cuba.
Cuando usted dice vanguardia, todo el mundo dice continuismo: Raúl, el previsible sucesor; Ricardo Alarcón se mantiene en el cargo de presidente de la Asamblea Nacional, y Machado Ventura ya era del buró político y de la generación de Fidel.
Me parece que aquí hay un interés de aprovechar esto para fines políticos, de decir que nada ha cambiado, y que por tanto el bloqueo tiene que seguir. Veo también un profundo desconocimiento, porque el gobierno de Raúl es un gobierno de transición, por el simple hecho biológico de que Raúl no va a poder hacer esto por más de cinco años, pero en ese tiempo se forma más la generación de los jóvenes como Felipe Pérez Roque (canciller), que van a tomar el gobierno por completo, pero de momento ni (Carlos) Lage (ex vicepresidente) ni Felipe tienen la autoridad moral que tiene Raúl. Contrario a lo que dice la prensa occidental, Raúl es muy querido por los cubanos.
¿Lo de que este es un gobierno de transición se lo han dicho a usted dirigentes cubanos?
Yo conozco a Raúl, conozco a Felipe, y a muchos líderes, y creo que entiendo la lógica del proceso, y la misma esa lógica en los últimos 15 años indica lo que estoy diciendo. El gobierno cubano odia el concepto transición, porque interpretan que se refiere a un cambio del proyecto revolucionario, obviamente no necesariamente significa esto. Si Cuba no quiere ir en el camino de la República Democrática Alemana (RDA) y la Unión Soviética (URSS) tiene que hacer los cambios que Raúl va a hacer, y hacerlos de manera controlada, y en poco tiempo. Cuba tiene la ventaja de tener un equipo con gran experiencia y capacidad de cambio. No es más de lo mismo, es la fuerza renovadora que viene de la fuerza existente, y evita un cambio violento que podría llevar a una pérdida del proceso, como pasó con la URSS, la RDA o Polonia.
Usted siempre ha dicho que cuando en la RDA y en la URSS terminó su principal fuerza de cohesión, osea el líder del partido, esos sistemas cayeron. ¿Por qué no ha de pasarle esto a Cuba?
No se puede excluir que ocurra, pero creo que no, por los discursos de Raúl. Queda claro que ha entendido que hay que reestructurar la economía, para mejorar las condiciones de vida, que hay que combatir el burocratismo, que hay que anular restricciones absurdas del pasado. Estoy absolutamente seguro de que Raúl va a lograr oxigenar no solo la política del estado, sino también la política del partido. Si no logra esto, entonces no habrá futuro. Además, ha estado ahora Hans Modrow (ex primer ministro de la RDA), y por supuesto el debate esencial ha sido sobre cómo cayó la RDA y qué hay que evitar en esta transición para evitar ese camino.
Modrow negó que esté ahí para hablar sobre lo que usted dice.
Creo que Hans cayó en una trampa de sectores estalinistas de prensa latina que han ido divulgando la mentira de que yo decía que él estaba en visita clandestina allá. Él entra en el juego, pero él se quema, porque él había dado, estando en Cuba, dos entrevistas a diarios alemanes, donde él dijo que había hablado con Alarcón y con el ministro de Economía, Rodríguez, e inclusive había dicho que habían preguntado lo que se había hecho en la RDA en 1989, y él había contestado que dar más libertad de viajes y a la pequeña empresa, etcétera. El comité Central del Partido Comunista de Cuba no te invita para que pases diez días de vacaciones en la Habana. Él tuvo además una invitación personal de Fidel, y ¿de qué iban a hablar? ¿De agujeros negros? ¿De la esfera climatológica? Este ha sido siempre un método de aprender de Fidel. Él investiga personalmente a los protagonistas. Lo de Modrow es un caso clásico. Él ha estado siete veces en Cuba. En enero hablé con Modrow, y me dijo muy claro: el principal problema (de la RDA) fue el sistema político altamente centralizado que imposibilitaba la renovación que cualquier sistema socio económico necesita.
Por cierto, de lo que más ha hablado Raúl es de aplicar medidas económicas: revaluar el peso, eliminar el fenómeno de la doble moneda: el cubano tiene pesos y Cuba vende en dólares, y eliminar subsidios absurdos. ¿Suficiente?
Si tú lees el párrafo en el que se dirige a la economía, puedes resumirlo en un concepto: precio. El problema económico en Cuba es la estructura de precios que distorsiona la asignación de recursos y mano de obra, y Raúl ha entendido eso. Dice que hay que aumentar tres veces los precios de los productos agrícolas, que es imprescindible para elevar la producción, dice que hay que aumentar el salario, que es un precio, el del trabajo. Dice que hay que modificar la tasa de conversión al dólar, que es el precio del dinero. El eje de todo su discurso económico es que hay que modificar la relación de precios con el exterior e internamente si queremos modificar la economía. Son cambios necesarios, y la política de Raúl va a decidir esto, y tienen cuatro o cinco años, no más. Va a decidir si Cuba llega al capitalismo o a un socialismo del siglo XXI.
¿Cuatro o cinco años?
Sí, porque después de Raúl no va a haber un líder que tenga en la población el mismo peso. No se puede sustituir a la vieja generación. Los nuevos, aunque sean buenos, no tienen el carisma y la autoridad moral de gente como Raúl. Y sin esa autoridad moral no puedes pedir más sacrificios. A mí juicio esta es la última oportunidad que tiene la revolución para construir una nueva fase evolutiva más adecuada a las nuevas condiciones mundiales.
Usted mencionaba que había necesidad de crear un proyecto nuevo que entusiasme a la juventud. ¿Cómo un joven se va a entusiasmar al ver que sus líderes son tres señores que podrían ser sus abuelos?
Eso depende de la capacidad de Raúl de dar participación a la juventud y de encontrar un lenguaje que devuelva la esperanza. Lo que Raúl tiene que crear es una nueva utopía semejante a la del 59. Deben ser capaces de vincular hechos de reforma con un discurso que encienda la mecha en la juventud. Si fallan en esto, entonces el proceso va a tener que trabajar sin tener a la mayoría de la juventud.
Lo que garantizaría la muerte de ese proceso en 10 ó 15 años
Sí. Si no se logra encantar a la juventud de nuevo, el proceso a mediano plazo está en peligro, porque esa juventud va a conducir mañana las posiciones de poder.
¿Se le ocurre un ejemplo práctico de utopía?
Sí. Yo propuse hace 15 años en la televisión cubana que utilizaran a los científicos como modelos de identificación para la juventud. Porque todos los modelos estaban petrificados, y solo eran el Che y Fidel, y tienes que ser como ellos, y la gran mayoría de la gente no puede ser como ellos, porque son excepcionales. Necesitas encontrar héroes nuevos. Ejemplo: la primera vacuna contra la meningitis meningocócica B fue inventada por una científica llamada Conchita Campa. No sabían si iba a funcionar, entonces ella se inyectó la enfermedad, que es muy peligrosa, para demostrar que la vacuna funcionaba. Esa historia encanta a cualquier joven. Y así hay montones de historias, tienen a los héroes que quieran. Si se hace esto bien, la juventud se va a encantar, porque si hay algo en Cuba es un canal abierto hacia ser un gran científico. No han sabido aprovechar esto. Se quedaron estancados. Si no logra activar el potencial de entusiasmar a los jóvenes, el proceso estará en peligro.
Echar a andar procesos petrificados para que den a luz utopías nuevas, dinámicas económicas que deben cambiar, burocracias y prohibiciones que han de desaparecer, y todo en cuatro años. No parece muy alentador.
Creo que hay buenas condiciones ahora, porque por primera vez en 15 años hay capital disponible. Las reservas que vienen de las exportaciones, hay petróleo que viene de Venezuela y líneas de crédito de China, por ejemplo una de 500 millones de dólares. Hay por primera vez dinero en cantidades nada despreciables. Hay un plan de inversión para la infraestructura de transportes, ferrocarriles y carreteras, que es de $2,000 millones. Creo que esto tendrá éxito, porque hay una gran demanda de consumo que no se ha satisfecho, hay una población de alto nivel educativo, y si se logra meter el capital suficiente, creo que todo puede funcionar.
Y el embargo estadounidense, ¿qué tal fundamental es para la economía de la isla?
Tiene un efecto fundamental, porque cuando EE.UU se entera de algún plan de inversión presiona para que esto no ocurra. Hace cinco años, la empresa mexicana de cemento, Cemex, la tercera más grande del mundo, había empezado a invertir en Cuba, y Washington les dio un ultimátum: o Cuba o Estados Unidos. El más dañino efecto del bloqueo es la amenaza a cualquier potencial inversionista de cerrarle el mercado más grande del mundo, que es el estadounidense. El bloqueo sí es un factor negativo real. Sin embargo, en la medida en que la relación estratégica con China se fortalece y a través de Venezuela se fortalezca en energía y con Argentina y Brasil en manufactura, el impacto del bloqueo va a ser año por año menor.
Veo que los cambios fundamentales son los económicos. ¿Aquellos operativos como libertad para viajar resultan superficiales?
Lo económico es un elemento fundamental, pero por ejemplo el mejoramiento del transporte público es algo muy sentido por la población. La falta de vivienda, la falta de alimentos, son elementos importantes en la vida cotidiana. Y no hay que subestimar para nada las libertades civiles, por ejemplo el que un cubano aunque tenga dinero no pueda hospedarse en un hotel de turistas es una discriminación contra los nacionales, y es inaceptable, y la población lo resiente. Lo económico es la base del pronto mejoramiento, pero las libertades políticas y civiles van a ser de suma importancia para tener el apoyo de la población.
Cito la solución que usted planteó: “Una combinación del modelo chino con elementos del socialismo del siglo XXI”. Traduzca esto para el lector de a pie.
El gobierno de Raúl tiene dos presiones. Uno: debe mejorar en tiempos relativamente cortos la situación socioeconómica de la población. Esto solo es posible si se incentiva la economía y se paga mejor el trabajo, se quitan tantas regulaciones que impiden el trabajo por cuenta propia, etcétera. Se necesita el desarrollismo estatal que hoy hace China. Un desarrollismo encabezado por el estado. Lo segundo es que quieren seguir con un proyecto socialista, porque Raúl es un comunista convencido, igual que Fidel. Si quieres un socialismo en esa nueva fase en la que refuerzas elementos de la economía de mercado, no puede ser el socialismo histórico, que ha dejado de ser atractivo para la población. Deben entablar los primeros pasos del socialismo del siglo XXI: dar más participación política a los ciudadanos que hoy tienen muy escasas posibilidades de influenciar en la política cubanaza. Deben transitar hacia una economía democrática, donde la población decida cómo se reparte el presupuesto nacional. En lo económico, el socialismo del siglo XXI significa que la población empiece a tener influencia a nivel de presupuesto nacional, en los municipios y a nivel micro en la empresa. Lo que yo digo es que si la dirigencia cubana se va solo por la vía china, terminará en el capitalismo; si solo quiere ir por la vía del socialismo del siglo XXI, no podrá mejorar la calidad de vida con prisa, y se les vendrá una crisis fuerte. Deben combinar para tener avance económico y avance democrático participativo.
¿Le gustaría ver en Cuba referéndum como los de Venezuela?
Por supuesto. De hecho, hubo una fase en Cuba donde había una institución a mi juicio muy positiva, el Parlamento Obrero, fue en los años 90. Se hacían reuniones en todas las fábricas, hospitales, empresas, y se discutía, por ejemplo, cómo resolver el problema de la inflación, y muchos más. Esa es una forma de democracia directa, participativa y obrera que debería tener un estado que se llame socialista. Claro que me gustaría que hubiese referéndum, no veo otra forma de activar el interés de la población en el socialismo.
Pero en un referéndum hay que aceptar a la disidencia, y aceptar que a veces gana, como en Venezuela recientemente.
Por supuesto, es un peligro, porque Washington se metería con todo su dinero, pero yo calculo que en este momento no hay más allá del 10% de la población (cubana) que quiere un sistema capitalista, creo que la gran mayoría quiere mantener lo positivo del sistema y mejorar algunos aspectos. Si el gobierno de Raúl logra dar la nueva utopía, esa disidencia de 10% no podría crecer.
Una vez habló de la frase de García Márquez, que decía que Fidel era su propia oposición, por su constante reflexión. ¿Quién se opone a Raúl?
Habrá mucha gente que estará en contra de las reformas de Raúl, y claro que hay muchos sectores con poder burocrático, pero creo que la fracción de Raúl es la única que puede superar estos obstáculos que gente desde adentro le va a poner. Por corrupción, por flojera, por lo que sea.
Toma vigencia la frase que Fidel pronunció el 17 de noviembre de 2005: “Nosotros mismos podríamos destruir la revolución”.
Sí, efectivamente, es correcta esa afirmación. Todas las revoluciones han sido destruidas desde adentro. Además, Fidel era jefe del estado y oposición, pero con Raúl será diferente, porque permitirá que la oposición sea institucional. La gente se va a atrever a decir más cosas, y ya lo estamos viendo. Hay tres centros de poder: el buró político, el consejo de estado y el consejo de ministros, son tres centros de decisión que van a hacer más colectivo el proceso de decisión. Hablo de voces divergentes dentro del partido y dentro de las organizaciones de masas, como los sindicatos y universidades. Va a haber más libertad para expresar críticas, de eso no me cabe duda.
2/3/08
Dieterich: Raúl tiene que crear una nueva utopía en Cuba
Etiquetas:
actualidad cubana,
Hans Dieterich,
Raúl Castro,
Sucesión política
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario