Entrevista de Juan Luis Font, del diario El Periódico, de Guatemala, al viceministro cubano de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez, en ocasión de la Cumbre de la Organización de Estados del Caribe. Buena esgrima conceptual:
¿Qué beneficios le ha traído a Cuba reanudar la relación diplomática con Guatemala?
– Se restableció la normalidad, lo cual permitió mejorar la comunicación entre los gobiernos, aunque la honda comunicación entre los dos pueblos nunca se había perdido, como tampoco el diálogo con las principales fuerzas políticas del país.
¿Qué áreas no se han explorado en esa relación?
– Tenemos un comercio pequeño, pero podría crecer con una gama mucho más amplia de productos. Además, tenemos una relación valiosa en las áreas de medicina, deporte y educación. Veo oportunidades de aprovechar un proceso de integración latinoamericana y caribeña.
¿Está Cuba satisfecha con la labor de las brigadas médicas en Guatemala?
– Estamos muy orgullosos. Tuve el honor de encabezar una misión médica grande que Cuba envió a Pakistán tras el terremoto de 2005, y que permaneció allá por más de siete meses. Dejamos 32 hospitales con 1,500 médicos. Una parte de esos médicos había estado en Guatemala para ayudar a las víctimas de Stan.
¿Cómo se explica que un país pobre como Cuba desarrolle esta labor?
– Cuba ha acumulado un gran capital humano. Tenemos más de 70 mil médicos formados en el país y nuestro sistema no requiere de más de 30 mil. Cuba no regala su excedente, ni hace filantropía, sino que parte del principio de ayudar a quien lo necesita en algo tan valioso como preservar la salud y la vida.
¿Cómo se financia el Estado cubano?
– Tenemos una planificación centralizada, con un presupuesto nacional que se nutre de cargas impositivas. Nuestra economía crece hoy al 12 por ciento anual.
¿Cuánto ha variado en Cuba el modelo socialista? ¿Admite el Gobierno que los cubanos posean pequeñas empresas?
– Se admite a los trabajadores por cuenta propia. Son pequeños negocios privados, que no se pueden desarrollar artificialmente. Ha sido una buena experiencia, sin embargo, no existe una política de microcrédito o de articular estos negocios.
¿Qué significa para los cubanos que su economía tenga un crecimiento del 12 por ciento anual?
– A diferencia del resto de América Latina, en Cuba, cuando hablamos de crecimiento decimos que se ha comido medio pollo más per cápita y no que una persona u otra ha comido dos pollos y otro no ha comido nada. En otros países, cuando se habla del 3 por ciento de crecimiento, la mayoría de ese dinero va a parar a dos o tres bolsillos. Pero el crecimiento de la economía de nuestro país no significa que vivamos una situación boyante. Nosotros venimos de una crisis en la cual perdimos el 35 por ciento de nuestro Producto Interno Bruto (PIB) en tres años. Pasamos grandes estrecheces financieras, sobre todo por el bloqueo norteamericano, y enfrentamos el incremento de precios como el del petróleo.
¿Tiene futuro la integración de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), cuando Estados Unidos ha logrado firmar tratados de libre comercio con varias naciones latinoamericanas?
– Vivimos una coyuntura difícil. Venimos de una década de aplicación de un neoliberalismo salvaje, Estados Unidos ejerce hoy su poderío y domina. Mientras tanto, nuestros pueblos andan bastante desunidos. Ni siquiera logramos una posición común ante la deuda, que ya hemos pagado varias veces. Concurrimos separados, aislados, a negociar con contrapartes muy poderosas. Sobre todo con Estados Unidos, que no tiene la menor compasión, el menor sentido de justicia y que tiene una visión racista y colonizante hacia nosotros. Pero al mismo tiempo veo alguna oportunidad: Estados Unidos también tiene una crisis de hegemonía.
¿En qué se refleja esa crisis?
– Nunca había sido tan cuestionado el papel de Estados Unidos, ni siquiera durante la guerra de Vietnam, como un país que practica políticas de corte fascista, que engaña brutalmente, que tortura y lo admite en público, que elimina una institución vigente desde el Derecho romano como el habeas corpus, que espía a sus ciudadanos, que tiene cárceles ilegales en un pedazo de territorio cubano usurpado, que tiene crecientes diferencias sociales y bolsones de pobreza. Ese es un país que frente al huracán Katrina le dijo a sus ciudadanos en Nueva Orleáns: “Recen y váyanse de ahí”. Nos conmovió tanto ver lo que sufrían los más pobres de Louisiana que yo mismo, en nombre del Gobierno de Cuba, propuse enviar médicos. Me duele pensar que muchos de los que murieron ahí pudieron salvarse. Por todas esa razones, Estados Unidos está en una profunda crisis de hegemonía.
¿Y eso en qué sentido es alentador?
– Ha fracasado el esquema neoliberal. En América Latina, para que cualquier político logre ganar una elección tiene que desasociarse de la política neoliberal. Además, veo avanzar en la integración de América Latina gobiernos más orientados a lo social, procesos exitosos como la revolución bolivariana o como la reivindicación indígena en Bolivia o la victoria sandinista o un presidente como Rafael Correa, de Ecuador. El Alca explotó, fracasó. Es verdad que Estados Unidos consigue acuerdos bilaterales de comercio, pero el Alba tiene más posibilidades.
¿Comparte el pueblo cubano una visión tan negativa de Estados Unidos?
– Nuestro pueblo tiene una profunda comprensión de que el pueblo norteamericano no es un enemigo. No hay el menor sentimiento antinorteamericano. Lo que nosotros rechazamos son las políticas de su Gobierno. Ha habido, incluso, episodios en los cuales se han dado oportunidades de diálogo. Fidel Castro siempre planteó su disposición a dialogar sin condiciones. Eso lo acaba de reiterar Raúl, y alguna prensa lo plantea como un cambio de política o algo así, y no es cierto. Estamos dispuestos a discutirlo todo, incluso la compensación por las propiedades de estadounidenses en Cuba. Lo que no vamos a discutir ni con Washington ni con nadie es nuestra condición de país independiente, soberano. No están dispuestos a discutir asuntos internos.
¿Eso incluye hablar de los periodistas apresados por el Gobierno?
– ¿Quién dice que hay periodistas apresados?
Una organización como Reporteros sin Fronteras.
– ¿Cuán bien conoce usted a Reporteros sin Fronteras? ¿Le da credibilidad?
En Guatemala, esa organización ha defendido a muchos colegas en problemas reales.
– ¿Y qué ha hecho Reporteros sin Fronteras por los periodistas en Irak? No ha hecho nada.
El punto es: ¿por qué hay periodistas presos en Cuba?
– El periodismo se ha convertido en una profesión muy riesgosa. En Irak han muerto muchos. ¿Ha oído hablar de algún periodista asesinado en Cuba? ¿Ha oído hablar de periodistas torturados en Cuba?
He oído hablar de periodistas presos.
– En Cuba no hay un solo periodista encarcelado por expresar sus opiniones.
¿Y a quiénes encarcelan entonces? ¿A quienes disienten del régimen y quieren expresar su opinión?
– Tampoco. Lo que hay es una gran campaña contra Cuba. Hay grupos de personas en mi país que no pueden llamarse periodistas ni opositores ni disidentes. Son asalariados, mercenarios de Estados Unidos, organizados y financiados con dinero de la Sección de Intereses de ese país. ¿Es normal que un periodista tenga pase de libre acceso a alguna embajada extranjera? Estas personas sí lo tienen. Pueden entrar cuando quieran. Cuba es un país que vive bajo el cerco de Estados Unidos, en condiciones extremas. Posada Carriles puso una bomba en La Habana y ese país lo resguarda. Cuba vive bajo una agresión y tiene derecho a protegerse.
¿Y esa necesidad de defensa hace que no se puedan publicar en un diario cubano notas o artículos que reflejen críticas hacia el régimen?
– Yo publiqué muchas críticas mientras fui director del diario Juventud Rebelde.
¿Críticas de personas que pugnan por un cambio de Gobierno?
– No, no recibí ninguna, pero si la hubiera recibido no lo habría publicado, de la misma manera que El Nuevo Herald no publicaría una columna a favor de Cuba, y del mismo modo que tu diario decide qué se publica y qué no. Los periódicos de todo el mundo no son tan libres como se los pinta.
Estamos hablando de su país.
– Yo no soy nada entusiasta de la libertad de prensa irrestricta. No existe en ninguna parte. Durante la guerra de Irak se ha practicado una vergüenza de periodismo.
¿Por qué para un Gobierno como el de Cuba es inadmisible que haya quienes, sin aplaudir lo que hace Estados Unidos, cuestionen la falta de libertades en la Isla?
– Eso es legítimo.
Pues eso es lo que hace Europa, y Cuba lo considera un agravio. Ellos piden la libertad de los opositores.
– Hay que ser más precisos. Para empezar, claro que hay críticos que publican en Cuba. Por ejemplo, ahí está Saramago. En mi humilde opinión, tu posición hacia Cuba refleja que no conoces bien la situación del país. En mi país no hay una oposición que busque llegar al poder en los términos clásicos. Cuba siempre ha vivido en un dramático dilema desde el tiempo de Martí: anexión o independencia. Eso es todo.
¿Así se resume todo?
– ¿Qué pasaría en Guatemala si de un día para otro Estados Unidos los bloquea y se cae el 35 por ciento del PIB? Cuba aguantó todo eso, sin que el Ejército tuviera que salir a las calles a apuntar con sus armas a la gente. En mi país hay un enorme consenso a favor de la independencia y la gente entiende que el dilema es estar con la Revolución o estar con Estados Unidos. Tan simple como lo que plantea Bush. Dicho todo esto, si usted me dice que no le satisface la prensa cubana, yo puedo decir que tampoco me satisface la suya. Para entender a Cuba, hay que leer un libro.
¿Cuál es ese libro?
– Los caminos de la Mar Océana, de Guillermo Rodríguez. Ahí se describe extraordinariamente bien el alma de los cubanos. Él dice que el cubano no se deja coger de un comemierda; el cubano no estaría dispuesto a hacer lo que le pida alguien en quien no confíe. ¿Cómo explicar entonces el liderazgo de Fidel? El pueblo se mantuvo unido durante el período especial, cuando se llegó incluso a reducir la ingesta calórica y colapsó el transporte público.
Quizá se explique con el buen funcionamiento de un Estado policía.
– Presenten evidencia. Presenten un tanque en la calle, un policía dando bastonazos, tropas antimotines.
La gente se vigila entre sí en su propia cuadra.
– ¿De los 11 millones de cubanos 6 vigilan a 5? No digo que no haya personas con un nivel de crítica, pero una amplísima mayoría de gente puesta a elegir entre Bush y Fidel, elige a Fidel. Entre la independencia con estrechez y la anexión, elige la independencia. Saben con claridad que el futuro de sus hijos está asociado al futuro de la Revolución. Por eso, Cuba puede enviar 30 mil médicos a trabajar a otros países, y ellos eligen regresar al final de sus misiones.
Pero hay muchos cubanos que vienen a Guatemala y luego no regresan.
– Son muy pocos. ¿Sabe cuántos cubanos han pasado por aquí? En Cuba hay un potencial migratorio, pero de los profesionales que salen del país en misión especial no se queda más que el 1 por ciento.
Ese dilema cubano entre independencia y anexión, ¿es válido para el resto de América Latina?
– Corresponde a cada pueblo encontrar su camino. Solo creo que América Latina no va a resolver sus problemas sin independencia. Habría que ver si dentro del sistema capitalista se puede avanzar, pero hasta hoy, no veo ningún ejemplo positivo.
¿Y Chile y Costa Rica?
– A Costa Rica le encuentro problemas gravísimos. Hay una enorme exclusión social. A Chile lo llaman un milagro, pero no es así. Su economía crece mientras crece también la pobreza.
Chile ha sido muy eficiente para reducir la pobreza.
– Según mis estadísticas, no. Chile tiene mucha exclusión social, y una de las distribuciones de riqueza más inequitativas.
11/2/07
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2 comentarios:
Muy buenas tus publicaciones gentleman. Siempre vengo a leer estas exclusivas que posteas y que son de lo más protéico en cuanto a politica cubana actual.
Haces una buena labor de investigación que se te agradece .
Palmaditas pues.
Gracias, Cubanerías. Lo hago así porque el publico merece objetividad en las informaciones que recibe.
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